Beber poca agua provoca una serie de síntomas y favorece los problemas de salud. 

Dado que es poco probable que la mayoría de los médicos te pregunten sobre tu consumo de agua (a menos que tengas un problema de riñón), será útil que averigües tú mismo si estás bebiendo suficiente agua y si las molestias que sientes se deben son por tomar poca agua.

Si ya padeces una enfermedad crónica o desarrollas repentinamente síntomas agudos como dolores de cabeza, dificultad para concentrarte, síntomas de resfriado, gases, dolor de estómago, acidez de estómago o lo que sea, es probable que puedas solucionarlos bebiendo más agua.

SÍNTOMAS QUE PUEDEN INDICAR QUE NO BEBES SUFICIENTE AGUA

Se habla de falta de agua o deshidratación cuando ya se ha perdido del 1 al 3% del peso corporal en forma de agua. A continuación, te presentamos una selección de síntomas y enfermedades que podrían indicar una falta de agua y explicamos por qué el agua puede tener un efecto calmante en cada caso.

MAL ALIENTO

El agua es necesaria para la producción de saliva y se necesita suficiente saliva para prevenir el mal aliento.

Si bebes agua con regularidad, producirás suficiente saliva, que impedirá que se asienten las bacterias dañinas, y los dientes y las encías se mantendrán sanos.

En una boca seca las bacterias dañinas toman el control, se multiplican en las bolsas de las encías, provocan procesos inflamatorios y forman una capa en la lengua. El mal aliento se desarrolla rápidamente.

Incluso la mejor higiene dental no puede hacer nada si no se reconoce que el cuerpo sufre de falta de agua y simplemente necesita más de la que se le ofrece.

La primera medida a tomar en caso de mal aliento es beber más agua. Solo si este paso no aporta ninguna mejora después de unos días, puedes empezar a buscar otras posibles causas.

CANSANCIO CRÓNICO Y DIFICULTAD PARA CONCENTRARSE

La sangre se compone de 90 a 95 % de agua. ¿Cómo se supone que puede fluir la sangre cuando no bebes lo suficiente? Cuando falta agua, el volumen de sangre en el cuerpo disminuye, se vuelve espesa y no circula con facilidad por los estrechos capilares sanguíneos que irrigan el cerebro.

Una sangre espesa implica que tu corazón tiene que bombear más, es decir, aumentar la presión arterial, para enviar la sangre viscosa a través de la circulación a la velocidad habitual y seguir suministrando suficiente oxígeno a todos los órganos.

Si esto no tiene éxito, los órganos sufren de falta de oxígeno. Se puede sentir la falta de oxígeno en el cerebro y los músculos con especial rapidez. Te cansas, ya no puedes concentrarte y te falta motivación para moverte.

Por lo tanto, si estás constantemente cansado o tienes problemas para concentrarte, revisa tus hábitos en relación con la bebida y es posible que bebe más agua.

PRESIÓN ARTERIAL ALTA

Lo hemos explicado en el punto anterior. Una mayor viscosidad de la sangre aumenta la presión arterial y con ello el riesgo de enfermedades vasculares y cardiovasculares, como arteriosclerosis, trombosis o embolia.

Si sufres de presión arterial alta u otros problemas cardiovasculares, incluidas las venas varicosas o el colesterol alto, debes beber más agua. Porque la escasez de agua contribuye a todos estos problemas.

Si tienes una enfermedad cardiovascular avanzada, recuerda preguntarle a tu médico cuánta agua puedes beber cada día. Es posible que debas aumentar lentamente el consumo de agua para que tu circulación, corazón y riñones puedan acostumbrarse.

DOLOR DE CABEZA Y MIGRAÑAS

Incluso una ligera pérdida de agua del 1 al 3% del peso corporal puede afectar muchas funciones del cerebro y desencadenar dolores de cabeza y ataques de migraña.

En un estudio realizado con atletas se observó que una pérdida de líquido del 1,4 % después del entrenamiento afectaba al estado de ánimo y reducía la capacidad de concentración, además de aumentar la frecuencia de los dolores de cabeza.

Un estudio comprobó que el 47% de los participantes con dolor de cabeza mejoraban su dolor de cabeza al aumentar su consumo de agua hasta un mínimo de 1,5 litros diarios.

Si tienes dolor de cabeza, bebe primero dos vasos grandes de agua (antes de tomar la pastilla para el dolor de cabeza) y otros dos vasos grandes cada dos o tres horas. Haz lo mismo con las migrañas.

SISTEMA INMUNITARIO DEBILITADO

Si tienes un sistema inmunitario debilitado, eres más susceptible a las infecciones. Beber más agua te ayudará a drenar toxinas y el sistema inmunitario ganará capacidad para luchar contra bacterias y virus. Para que las células inmunitarias puedan hacer su trabajo necesitan que los tejidos estén bien hidratados.

ESTREÑIMIENTO CRÓNICO

Un buen aporte de agua favorece la actividad intestinal Si te olvidas de beber suficiente agua, el estreñimiento aparece rápidamente, ya que tu cuerpo extrae la mayor cantidad de agua posible de las heces cuando hay falta de agua para mantenerte literalmente a flote. Las heces se secan y se vuelven duras, lo que dificulta mucho la eliminación.

Antes de recurrir a un laxante, primero aumenta la cantidad de agua que bebes cada día. Esta medida por sí sola suele ser suficiente para estimular el periestaltismo intestinal, hinchar la fibra, aumentar el volumen de las heces y, por lo tanto, facilitar la evacuación intestinal.

HAMBRE

Beber muy poca agua puede provocar antojos de dulces y otros alimentos ricos en carbohidratos, porque la escasez de agua dificulta que el cuerpo convierta las reservas de carbohidratos (glucógeno) en glucosa. La probabilidad de hipoglucemia aumenta y también los antojos.

Por tanto, si te apetece chocolate, rosquillas, bizcochos, etc., bebe primero un vaso de agua. Luego espera 10 minutos y durante este tiempo considera si no tendría más sentido planificar la próxima comida saludable, una medida que, por supuesto, también contribuye al control de peso.

SOBREPESO

Beber agua con regularidad te ayuda a perder peso, por diversas razones. Si bebes un vaso de agua varias veces al día, promueve su sensación de saciedad y acelera tu metabolismo.

El momento de beber agua es muy importante: es más eficaz cuando se hace media hora antes de las comidas.

INFECCIONES FRECUENTES DEL TRACTO URINARIO

Cuando no estás bebiendo suficiente agua, tus riñones retienen la mayor cantidad de agua posible para mantener sus propias funciones en marcha, pero si esta sequía se mantiene aumenta el riesgo de desarrollar cálculos renales.

La vejiga tampoco se puede “lavar” correctamente si se bebe muy poca agua. Las bacterias pueden colonizarla y también pueden desarrollarse infecciones del tracto urinario. También pueden surgir cálculos en la vejiga.

Si bebes poca agua, tu orina se volverá oscura y también tendrá un olor fuerte. Tan pronto como vuelvas a beber agua con regularidad, la orina se vuelve casi inodora e incolora y tu riesgo de cálculos renales y vesicales, así como de infecciones del tracto urinario, se reduce casi a cero.

EVITA LA ESCASEZ DE AGUA MIENTRAS CONDUCES

Cualquiera que tenga un largo viaje por delante tiende a beber poco para evitar los inodoros no siempre agradables en las paradas de descanso. Sin embargo, la falta de agua puede mermar las capacidades mentales y físicas y aumentar el riesgo de accidentes. Solución: beber antes de subirse al coche y después, cada dos o tres horas.

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