Por Fernando Escobar Giraldo

¨La bala te pasó muy cerca. Tuviste suerte Fernando¨. Esta es la frase con la que el médico, amigo y pariente, doctor Joe Barcie, definió lo que me ocurrió. No me gusta hablar en mis columnas de cuestiones personales, pero en esta ocasión lo hago porque quizás mi experiencia sirva de advertencia a algunos lectores para que a ellos o a personas cercanas, no les ocurra lo mismo.

Se trata de algo grave, que quizás ha sucedido a muchas personas, pero los demás generalmente no lo tenemos en cuenta para tomar precauciones. Así somos los seres humanos.

Dormía común y corriente cuando me despertó un fuerte dolor en la pierna izquierda que estaba además hinchada y caliente. Durante unas 48 horas busqué la manera de disminuirlo, con paños calientes, medicamentos para el dolor, hielo, elevando la pierna, usando una venda, Epsom salt, en fin. No aguanté y mi esposa me llevó hasta una sala de emergencias en una clínica. Después de los exámenes previos, la doctora de turno ordenó un ultrasonido, y escáner de cerebro, corazón (angiografía por tomografía computarizada) y pulmones.

Poco después dio el diagnóstico: ¨Tiene un coágulo muy grande en la pierna, en medio de la pantorrilla y, al parecer, se han desprendido dos más, pequeños, que se han alojado en los pulmones. Le vamos a hacer electrocardiograma y una ecografía o sonograma ¨. Y comenzó el tratamiento.

Horas más tarde, después de haberme visto un segundo médico, me trasladaron en una ambulancia al hospital. Todavía no me percataba de la gravedad del asunto.

¨Tuvo suerte. El coágulo es muy grande y pudo haberlo matado¨, me dijo el doctor Michael Wheat, experto cardiovascular. Él y un colega suyo se hicieron cargo del cuidado en el hospital. La medicina que me dieron para calmar el intenso dolor fue Percocet, pero como no hizo el efecto esperado, cambiaron a Toradol y la última alternativa sería Morfina, a lo cual yo no quería llegar.

¨Existen tres causas posibles¨, me dijo el doctor. ¨La primera es cualquier tipo de accidente, lo cual no es su caso. La segunda es genética y la tercera es consecuencia de su sedentarismo. Lo más probable es que sea por esto último, pero más adelante haremos pruebas para buscar descartar la genética ya que si es esa, tendrá que continuar con medicina preventiva por el resto de su vida. El coágulo es muy grande y eso hace que la situación sea más grave¨.

Lo anterior fue una enseñanza para mí. Y vino la segunda, de parte del doctor Barcie: ̈La sangre que partió de tu pierna, tras formarse el coágulo, pasó primero por el corazón, luego fue a los pulmones y por último al cerebro. Ese es el recorrido y eso quiere decir, y lo comprobaron los exámenes de corazón, que, al haberse alojado pequeños coágulos en los pulmones, no alcanzaron a causar daño al pasar por el corazón ̈.

De todas maneras, el mayor peligro lo representa el coágulo en la pierna. Se ve claramente al sobresalir la piel, pero la recomendación de los médicos es no tocarlo y, por ningún motivo, hacerse masajes ya que podrían contribuir al desprendimiento y traslado hacia órganos vitales.

También aprendí que un coágulo sanguíneo es una masa de sangre que se forma cuando las plaquetas de la sangre, las proteínas y las células se pegan entre sí. Cuando un coágulo de sangre se adhiere a la pared de un vaso sanguíneo, se llama trombo. Cuando se mueve por el torrente sanguíneo y bloquea el flujo de la sangre hacia otra parte del cuerpo, se llama émbolo.

Me quedé con mi anterior columna para Eje 21 terminada, cuando me disponía a corregirla y enviarla, ocurrió mi traslado a la sala de urgencias. Pensé que sería algo pasajero y que retornaría en unas horas, pero no fue así. Permanecí 4 días en el hospital.

Y aquí vienen las enseñanzas más importantes para evitar que esto se repita o que se presente a una persona sedentaria como yo. En adelante, intercalaré mi trabajo frente a una computadora entre estar sentado y permanecer parado o de pie, con sendos escritorios adecuados para cada caso. Y, quién lo creyera, el reloj despertador, el celular, el reloj de pulso o quizás un aparatito como Alexa de Amazon, se convierten en un buen aliado. En mi caso, Alexa me advierte cada hora que debo levantarme y caminar o hacer ejercicio durante 5 minutos. Es mi nueva disciplina entre otras, como la de una dieta diferente y un plan de ejercicios. Quiero vivir más, pero sin contratiempos como éste.

Según información publicada en la plataforma ConSalud.es, la tromboembolia venosa es una afección que no discrimina, ya que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, etnia o raza. En Estados Unidos, hasta 900.000 personas se ven afectadas por ella y alrededor de 100.000 de ellas morirán. Una cifra superior a la suma de las personas que mueren por sida, cáncer de mama y accidentes automovilísticos.

La trombosis (coágulo de sangre) hace referencia a la formación de coágulos de sangre potencialmente mortales en las arterias (trombosis arterial) o en las venas (trombosis venosa). Una vez que se forma, el coágulo puede ralentizar o bloquear el torrente sanguíneo normal e incluso desprenderse y trasladarse hacia un órgano. Un coágulo que viaja a través de la circulación se denomina «embolia». La trombosis, una afección a menudo evitable, es la patología subyacente de un infarto de miocardio, ictus tromboembólico y tromboembolia venosa (TEV), las tres principales enfermedades cardiovasculares causantes de muerte. Además, hasta un 60% de los casos de TEV ocurre durante o después de una hospitalización, lo que convierte a esta enfermedad en la principal causa de muerte evitable en hospitales.

Para evitar la formación de un coágulo de sangre potencialmente mortal, es primordial que la persona conozca si se encuentra en riesgo. La TEV puede ocurrir sin signos o síntomas de advertencia y puede pasar inadvertida por un profesional de atención médica.

Por una parte, el dolor que a menudo comienza en la pantorrilla, la inflamación del pie, el tobillo o la pierna, un eritema o discromía evidente y el calor pueden ser indicios de trombosis venosa profunda (TVP). Por otro lado, la embolia pulmonar (EP) puede presentar los siguientes síntomas: disnea inexplicable, respiración rápida, dolor precordial (puede ser peor al hacer respiraciones profundas), frecuencia cardíaca rápida y mareos o desvanecimientos.

Si usted es sedentario(a) como yo lo he sido, está a tiempo de tomar medidas de precaución. Permanecer largo tiempo sentado es peligroso. Por eso cuando se viaja en avión es recomendable moverse, caminar, si es posible. Cuando escribo esto, aun no estoy a salvo. Estoy siguiendo todas las órdenes médicas, pero el coágulo sigue ahí, toma varios días para que desaparezca. Mi sangre es ahora mucho más líquida, debido a la medicina y debo evitar cualquier rasguño o herida, usar un caminador como mecanismo preventivo para evitar posibles caídas.

Si es sedentario(a), haga cambios inmediatos, evite que la bala le pase cerca o quizás de en el blanco con consecuencias muy serias, hasta la de quitarle la vida.

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