Por Guillermo Romero Salamanca

El mejor homenaje que se le puede hacer al maestro Jorge Velosa Ruiz el día de su cumpleaños es no hablar de él. Eso dice.

En un día como hoy se reúne con las personas más íntimas, piensa un rato en su vida, pero se va para el campo a meditar sobre la música, la carranga, la vida, las flores, el agua, las nubes, el sol, las montañas, la ecología, sus libros o sus nuevas composiciones.

Hace tres años determinó hacer un año sabático. Espera llegar a cinco, pero en este tiempo se ha dedicado a escribir y próximamente lanzará unos libros que conllevan toda su filosofía de vida.

Esta foto fue tomada por Marta Rojas en el programa El Show de las Estrellas en la grabación para final de año 1980. De izquierda a derecha Ignacio Javier Apráez Villota, Ramiro Zambrano, (Jorge Barón) Jorge Velosa y Javier Moreno Forero Requintista

DE BOYACÁ EN LOS CAMPOS

Un día conversando con el músico Jaime Castro, el de “Los Filipichines” salió la idea de relatar sus historias en una emisora por internet. Allí narra cómo nacieron canciones como “La china que yo tenía”, “La Rosa mentirosa”, “Por fin se van a casar”, “La cucharita”, “Te digo adiós”, “El pedimento”, “La pirinola”, “La coscojina”, “Las diez pulguitas”, “Julia Julia Julia”, “La muchacha del conejo”, “Las diabluras”, “La tía Carmela”, “La Dioselina”, “Alerta por mi ciudad”, “La gallina mellicera”, “Póngale cariño al monte”, “El marranito”, “Rosita la de las cartas”, “El rey pobre”, “Mi compadre chulo”, “Qué mujer más bella ella”, entre otras.

Jaime transmitía sus entrevistas en “San Miguelito”, pero por asuntos de la pandemia, montó en un cuarto, en su casa, alejando de medio mundo, “La Voz del olvido”, desde donde entrevista cada semana al maestro Jorge Velosa.

A la semana ya tenían llamadas de Estados Unidos, Europa y hasta de Australia. Desde luego que también de muchos rincones de Colombia y de Boyacá. Por eso, cuando alguien desea una historia de una canción debe recurrir al archivo que se ha hecho o simplemente, pedir un turno.

El programa con Jorge Velosa comenzó a retransmitirse por la estación de la gobernación de Boyacá y poco a poco se han unido emisoras no sólo del departamento sino de distintas partes del mundo. Ya ni saben cuántas son.

Y es que la carranga se pegó como género musical. Hace unas semanas la mismísima BBC de Londres dedicó un especial a este género que nació en Ráquira y que ahora se baila y se goza en reuniones, discotecas y conciertos.

Con la orquesta Sinfónica en Ráquira, Boyacá.

CUARENTA AÑOS DE CARRANGA

Unos dicen que fue en 1979 y otros que, en 1980, pero lo cierto es que son cuarenta años de la primera grabación de la música carranguera con un álbum que contenía 11 éxitos y que Colombia entera se gozó sin parar.

Temas como “La cucharita”, “La coscojina”, “Julia, Julia, Julia”, “Rosita, la de las cartas”, “La deseadita”, “Rosa la mentirosa”, “La pisca tocona”, “La china que yo tenía”, “Silvita, la condenada”, “El saceño” y “La rumba carranguera” quedaron en el corazón musical de miles de colombianos.

Fue tanto el furor que impregnaron Javier Moreno, Jorge Velosa, Javier Apráez y Ramiro Zambrano que los llevaron a Nueva York y se convirtieron en la primera agrupación colombiana en cantar en el Madison Square Garden.

Siguieron las canciones, los éxitos, infinidad de programas acá y allá, entrevistas por doquier, especiales de televisión y tarimas de todos los tamaños.

“El maestro Jorge Velosa está por encima de todos los reconocimientos, pero está enmarcado con letras doradas en la Sociedad de Autores y compositores. Admiramos su capacidad creativa, su forma de ser y la manera cómo vislumbra el país”, comentó Rafael Manjarrés, vicepresidente de Sayco.

“Es imposible que en nuestra programación no incluya al menos diez canciones del maestro cada día”, comentó el gerente del sistema Boyacá Radio, Luis Enrique Osorio y algo parecido podrían decir otros colegas en distintas regiones.

Como al joven Gump, la gente le coreaba: “Corre Jorge, corre”.

Por eso hizo un alto en su camino.

MÁS ALLÁ DE LOS RINCONES

La saliva también se agota y el cerebro debía reposar tantico porque exposiciones, conferencias, condecoraciones, cantos con la Orquesta sinfónica, una nueva grabación, charlar con periodistas de Estados Unidos, Europa, sorprenden.

Por eso se retiró a lo más espeso del campo.

Pero ha quedado una filosofía carranguera convertida en un sentimiento musical y de letras que interpretan centenares de grupos. Se acompañan de distintos instrumentos como batería y guitarra eléctrica para ampliar los horizontes. En un principio el propio Velosa pensaba que la carranga era netamente campesina, pero resulta que en las ciudades también tiene sus exponentes que hablan de cuidar el planeta, preservar las cuencas hídricas, de los pajaritos y de temas bonitos de amor.

Eso emociona a Jorge Velosa.

Tiene su recuerdo especial para don Francisco Montoya, quien falleció recientemente. Le duele la forma como se está tratando a la naturaleza en el país con la contaminación. Le desconcierta todo lo político, las divisiones, las contradicciones, le molesta que la música no suene armoniosamente y no lleve letras inspiradoras.

Admira a los nuevos talentos, escucha con atención las iniciativas. No deja de ser Jorge Velosa, el crítico, el analítico.

Le apabullan los homenajes que le quieren hacer en el Congreso, el ministerio de Cultura y otras entidades.

Es posible que, este 6 de octubre, como un homenaje a su vida, le componga unos versos a un pajarito, a una flor que le llame la atención, al sonido de la lluvia, a una gallina mellicera o simplemente a una nueva Rosa que no era de por ahí.

Dios lo guarde maestro Velosa.

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