Por: Raquel Alcolea-elmundoalinstante.com

Todos tenemos un potencial intrínseco que permite lograr nuestros objetivos y nos capacita para crear cambios sostenibles. Solo hay que descubrirlo y desarrollarlo.

Dice la “RAE” Real Academia Española, que un líder (o una lideresa) es aquella «persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad». Así de sencillo. Pero en el día a día esta palabra está rodeada de prejuicios que llevan a esconder o a censurar al líder que todos llevamos dentro, según asegura Mónica García, coach de El Factor Humano, quien invita a dar una nueva perspectiva a este término, menos vinculado con el mundo empresarial y más relacionado con el bienestar y el desarrollo personal.

Alguno de los prejuicios que llevan a censurar o esconder al líder interior tienen que ver, según explica la coach de liderazgo, con creerse arrogantes o engreídos si se reconoce el poder que se tiene para influenciar y otros, sin embargo, tienen que ver con la dificultad para asumir la parte de responsabilidad que se tiene en lo que pase. «Una vez que asumimos el liderazgo o la responsabilidad, ya no es posible culpar a los demás o a las circunstancias de lo que pase y dar ese paso requiere valentía», precisa la coach.

¿Por qué no te ves como líder?

El liderazgo, según explica, es la cualidad innata que tiene todo ser humano y que le lleva a «ponerse al mando». Sin embargo, la experta asegura que tendemos a dar el mando al entorno o a aquellas personas que consideramos mejores que nosotros, «atrofiando de esta manera al líder que llevamos dentro y logrando así impedir explotar su potencial», revela.

Lo que se esconde detrás de esa inseguridad que nos lleva a entregar los mandos a otros pueden ser desde la falta de conocimientos o experiencia, hasta la dificultad para asumir errores o gestionar el fracaso, o puede estar relacionado con una percepción negativa de uno mismo. Otros factores pueden ser la falta de claridad en lo que se quiere, la dificultad para relacionarse, la autoexigencia exagerada, las creencias limitantes sobre lo que es posible o no y el hecho de no sentirse respaldado por quienes consideramos importantes, aunque lo cierto es que este argumento de la coach de El Factor Humano, da con la clave: «Nos resulta más fácil confiar en ellos que en nosotros, sobre todo si pensamos que lo van a hacer mejor o que tienen más habilidades, conocimientos, experiencia y competencias». comenta.

Cómo confiar en uno mismo

Para neutralizar esos momentos de inseguridad es importante aprender a generar estados de confianza que sean independientes de la situación o de la persona pues esos momentos no tienen más poder que el que nosotros elegimos darle. Para entenderlo mejor, veamos este ejemplo. Una opinión negativa sobre mi trabajo no tiene el mismo efecto en mí si viene de una persona que no conozco que si es la de un colega que valoro mucho. Así, el efecto que tiene esa opinión en mí tiene más que ver con el poder que yo le doy a uno o al otro. Por eso la experta explica que una forma de neutralizar ese efecto es dar importancia a lo que yo opino de mi trabajo en vez de dejar que lo valoren exclusivamente los demás.

«La clave está en que no pongamos la confianza en aquello que no controlamos o en aquello que podemos perder, sino en lo que sí podemos controlar como la capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias, aprender cosas nuevas y otros recursos que puedan ayudarnos a ganar seguridad. Digamos que es preferible, por ejemplo, poner la confianza en tu capacidad para encontrar un trabajo que en tener un trabajo para siempre», argumenta la coach de liderazgo.

Empieza por…

  • Ponte retos frecuentemente y acostúmbrate a la incomodidad de salir a lo desconocido
  • Sé coherente entre lo que dices que vas a hacer y lo que hagas, pues así nuestra palabra tendrá valor ante ti mismo
  • Pide ayuda y reconoce lo que no puedes hacer solo
  • Actúa con integridad en lo que sea importante para ti
  • Da valor a lo que aportas en las diferentes situaciones, lugares, proyectos y relaciones de la que seas parte.
  • Pregúntate qué paso puedes dar hoy que no diste ayer
  • Muestra tu parte más auténtica y párate a reconocer los logros del pasado

Una vez que hemos sentado las bases, es el momento de despertar al líder que llevamos dentro conforme a las siete claves que propone la experta de El Factor Humano:

  1. Deshazte de tu prejuicio sobre la palabra «líder»

El primer paso es aceptar que en tu vida mandas tú. Tal como explica la coach, está comprobado que damos más cuando elegimos nosotros que cuando nos lo exigen y esa libertad es además la esencia desde donde el líder interior toma la responsabilidad de crear junto al entorno lo que ocurre en su vida..

2. Conoce y desarrolla tu potencial interior bruto.

Este PIB no es otra cosa que la combinación de tus recursos internos o esencia, la conexión con tu yo que no es tangible, el foco hacia donde dirigir la atención y la energía para pasar a la acción.

3. Conecta con el motor de tus ganas, ilusiones y aspiraciones

Necesitamos un motivo para ponernos en marcha y actuar. Tanto si es para dar lo mejor a un hijo como para dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones o si es simplemente para sentir satisfacción con uno mismo. Todos son válidos. Lo importante es saber qué es lo que activa tus ganas y no perderlo de vista.

4. Elige tu contribución intencionadamente

Recuerda que el resultado final de lo que ocurre en tu vida es la suma de la situación o circunstancias externas y tu respuesta ante ellas. Si no estamos al mando, esta respuesta ocurrirá de forma automática o reactiva, pero lo interesante es pasar de la reactividad a la respuesta intencionada.

5. Pon tu emoción a tu servicio

La emoción es la energía que permite crear y destruir. Cuando estamos motivados, la emoción nos mantiene en pie, nos hace creativos y nos lleva a colaborar con los otros. Pero cuando la apatía o la desgana están presentes la inacción y la insatisfacción se puede apoderar de nosotros.

6. Y ahora pon la mente a tu servicio

Lleva el foco a todo lo que te apoye en el camino a ser tú y a vivir la vida que deseas. Revisa y amplía si es necesario el marco donde operas, tus creencias y las historias que te cuentas de lo que es posible y de lo que no, de la vida, de la sociedad y de los demás.

7. Vivir al mando es un camino, no un destino

Estar siempre al mando puede sonar agotador, y en ocasiones lo es, pero recuerda que estamos rodeados de ayuda. Convertirse en un líder benevolente con uno mismo, que no indulgente, será clave para que nuestro propio liderazgo sea sostenible y satisfactorio.

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