Por Ricardo Andrés Roa-Castellanos, Ph.D.

No obstante la opinión pública suele creer que los vicepresidentes son perros fieles de sus presidentes, la evidencia histórica y política no apoya esa creencia, por tanto, infundada.

Para el caso de América Latina los antecedentes provienen desde la formación de sus Estados-nación. Simón Bolívar como presidente de la Gran Colombia no apoya al final a su vicepresidente Francisco de Paula Santander ante José Antonio Páez, lo desautoriza y elimina el cargo de vicepresidente encaminándose hacia una dictadura. Un año después (1828) sucedería la denominada Conspiración Septembrina contra Bolívar liderada por Santander a causa de la diferencia de sus proyectos políticos[1].

En épocas más recientes (2008) en la Argentina, Julio Cobos, vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner, comenzó a minar el omnímodo poder, que hasta entonces detentaba su presidenta, al bloquear retenciones económicas rurales direccionadas a ciertas actividades por la presidenta[2]. Cobos quedó para el registro histórico como el primer opositor de tal gobierno.

Panamá, 2014, vería detonar el conflicto entre el presidente Martinelli con su Ex-Vicepresidente y luego principal enemigo Juan Carlos Varela, quien empezó a luchar contra la corrupción, gestado una tímida incipiente oposición hasta llegar a ser elegido presidente[3].

En 2016 el turno fue para Brasil. En 2015, el vicepresidente de Dilma Rousself, Michel Temmer, se quejaba de la «absoluta desconfianza» que tenía Rousseff hacia él.

En tal año se inició el juicio político y Rousseff fue primero apartada temporalmente del cargo. Con el resultado del proceso, esa remoción se ratificó, Temmer sería elegido presidente del Brasil. La separación de poderes, ahora garantizada de nuevo, llevaría a la reciente encarcelación del socialista Lula da Silva[4].

El caso de Ecuador, promete alcanzar también serias proporciones. Lenin Moreno quien fuese vicepresidente de Rafael Correa hacia 2006, ya encarceló a su sucesor correista, el vicepresidente Jorge Glas[5]. En una maniobra, aún más sorpresiva, bloqueó la posibilidad reeleccionista de Correa por medio de una Consulta Popular[6].

El primer vicepresidente de Juan Manuel Santos, Angelino Garzón, en Colombia, gira hacia la oposición contra Santos con el partido Centro Democrático.

El partido del segundo vicepresidente del presidente Santos, German Vargas Lleras, frena las curules extras que se especulaba iban a ser entregadas a las Farc, puso reparos a la justicia post-conflicto conocida como JEP[7] y el fiscal Néstor Humberto Martínez, con origen en este mismo partido, en asocio con la DEA, ha perseguido todo incumplimiento de dicho acuerdo.

German Vargas Lleras, como candidato a la presidencia, ha tenido una postura férrea y por lo visto, incluso fastidiosa para el presidente Santos, que llegó a declarar en 2017 sobre el actual candidato presidencial, Vargas Ll.: ”No lo conozco”[8]…

 




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