Por Guillermo Romero Salamanca

Cada uno de los 123 municipios de Boyacá está concebido para entregarle al turista fotografías dignas de subirlas a las redes, armar álbumes o hacer videos.

Su cielo azul completamente, sus campos armados por sembrados de papa, cebada, maíz o trigo; sus frutas como ciruelos, duraznos criollo, pera, curubos, feijoas, papayuelos, mora de castilla se ofrecen a orilla de carretera. Quesos de distinta duración y sabor; almojábanas, arepas y panes campesinos. Sopas de verduras, ruyas, sancochos, ajiacos, cuchucos de maíz, cebada o trigo. Cocidos con nabos, cubios o hibias, chuguas y habas que acompañan al pollo, la gallina, la res o el cerdo.

Es inmensa su gastronomía criolla que va desde una simple arepa de mazorca hasta los indios, plato sotaquireño que lleva tallos, masitas de harina más productos de la tierra.

Puede comenzar en Ventaquemada con envueltos dulces o salados, con queso y bocadillo, más una picada típica de la región.

Los postres en Boyacá van desde guayaba con queso, dulces de papayuelo, ciruela o mora. Suspiros de mil colores y tamaños. Gelatinas y natillas. Leches asadas, natas con uvas pasas, arroz de leche y brevas con ariquipe.

Descanse un rato escuchando la historia del Puente de Boyacá, donde se emancipó a Colombia. Guías le contarán que con la batalla del Pantano de Vargas y la que se llevó sobre el río Teatinos se logró la Independencia del país. Simón Bolívar llamó a la región como “Cuna y taller de la Libertad” y después del enfrentamiento con las tropas realistas el 7 de agosto de 1819 creó la Orden de Boyacá para los hijos ilustres y que aporten algo para los ciudadanos.

Boyacá significa “Región de la Manta Real” o “Cercado del Cacique” y su geografía ocupa regiones del valle del Río Magdalena, la cordillera Oriental, el Altiplano Cundiboyacense y el piedemonte de los Llanos Orientales. Hay variedad de climas que van desde altas temperaturas en Puerto Boyacá hasta los bajo ceros en la Sierra Nevada de Güicán y El Cocuy.

Pero también tiene desiertos como el de La Candelaria y heladas montañas. “Lo único que no tiene es mar”, decía un turista desorientado.

UNA PARADA OBLIGADA

A 110 kilómetros de Bogotá, en una carretera con paisajes pletóricos de información se encuentra el Campo de Boyacá, pero se le conoce como el Puente de Boyacá y refresca clases de historia nacional, porque allí se libró la batalla entre las tropas comandadas por Simón Bolívar y las de realistas con José María Barreiro.

El lugar fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación y cuenta con varios monumentos que se han levantado en homenaje a los héroes: Bolívar con la bandera de Colombia sobre su pecho, encima de un enorme pedestal sostenido por cinco mujeres que representan las cinco naciones que libertó el general: Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia.

 

Estatua a Francisco de Paula Santander, el Arco del Triunfo, el obelisco Victoria de Boyacá, la Plaza de las Banderas, la llama perpetua de la Libertad y el monumento a Pedro Pascasio Martínez, un joven de 14 años que apresó a Barreiro.

Los guías recuerdan que las tropas republicanas estaban conformadas por unos 2.850 combatientes, bajo la dirección del general Simón Bolívar, con un equipo de militares y estrategas como Francisco de Paula Santander, José Antonio Anzoátegui y Carlos Soublette.

Los realistas eran 2.670 soldados, 350 caballos y 20 artilleros al mando de José María Barreiro. La contienda empezó cuando los patriotas vieron a sus enemigos que estaban almorzando y se lanzaron sin dejarles tiempos para la siesta.

Hacia las 4 de la tarde del 7 de agosto de 1819 todo estaba concluido. Murieron más de 100 realistas y unos 150 quedaron heridos. De los comandados por Bolívar murieron 13 soldados, entre ellos el capellán Fray Ignacio Díaz y 53 quedaron heridos.

Se culminaba así la gesta libertadora que duró 78 días. Tres días después, hacia las cinco de la tarde, el Libertador y sus tropas llegaron a Bogotá.

OICATÁ

Después de atravesar Tunja, capital de departamento, a mano derecha se encuentra Oicatá, un pequeño, pero acogedor municipio que muestra en cada una de sus esquinas un potencial para tomar fotografías.

En una iglesia colonial, los turistas la visitan por su valor arquitectónico y para  venerar a la Inmaculada Concepción, patrona del municipio, localizada en un altar dorado y que recuerda lo mejor de la época española en América.

 

Después de contemplar el municipio, bueno es recorrer el campo en caminatas y apreciar el paisaje que lleva a las montañas del Cerro Ecce homo o el valle de Sotaquirá y Paipa.

Boyacá es tierra de turismo. Nunca se arrepentirá de visitarla.

 

Fotos Sujetas a derechos de Autor. Fotografía Juan Romero.

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