Por Guillermo Romero Salamanca

El 9 de julio se celebrarán los 100 años de la Coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia y desde hace varios meses los padres dominicos, las autoridades del municipio boyacense y decenas de personas preparan cada uno de los detalles de esta festividad.

Chiquinquirá es un municipio, capital de la provincia de Occidente de Boyacá, a orilla del río Suárez, a 134 kilómetros de Bogotá y a 73 de Tunja. Se conoce por ser la patria chica del poeta Julio Flórez, de la ciudad donde fabrican juguetes y diversas figuras con tagua, tierra de tiples y guitarras, pero sobre todo por poseer la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Millares de personas han peregrinado hasta el santuario y diversas personalidades han estado allí, desde presidentes de la república, hasta San Juan Pablo II quien rezó allí en 1986 y el beato Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei, en 1983.

Con una programación de 4 días, que contempla la realización de varios oficios religiosos, la llegada de miles de peregrinos, el rezo del rosario en varias jornadas diarias, la presentación de artistas, el arreglo de vías, la recuperación del parque principal, la pintura de casas y el recibimiento del delegado papal conforman algunos aspectos de esta festividad.

El Papa Francisco designó al cardenal Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo Emérito de Aparecida y presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, como su envido especial a la ceremonia que se llevará a cabo el 9 de julio en la Basílica.

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Monseñor Damasceno le entrega al papa Francisco una imagen de la Virgen de Aparecida.

“En ese sentido hemos querido que la celebración del centenario tenga una gran participación ciudadana, que no sea un evento clerical ni un acontecimiento meramente espiritual, que ya de por si es importante, sino que logre concentrar a toda la ciudadanía en general y para eso hemos avanzado en temas muy concretos”, aseguró fray Carlos Mario Alzate Montes, rector de la Basílica.

“Para esta ocasión, agregó fray Carlos Mario Alzate, el lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá descenderá nuevamente de su camarín para estar más cerca de los peregrinos. Por primera vez en 400 años la Basílica estará abierta al público 24 horas durante los cuatros días de celebración que iniciaran a partir del 6 de julio con la peregrinación de la Conferencia Episcopal y se extenderá hasta el 9 del mismo mes con la celebración de la Eucaristía campal a la cual asistirá el presidente Iván Duque y gran parte del gabinete presidencial”.

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá

El programa contará también con una amplia agenda de eventos religiosos, culturales y artísticos dentro de los cuales se encuentran las tradicionales vísperas y la participación del grupo colombiano Herencia de Timbiquí que cerrará el lunes, 8 de julio.

“Hemos trabajo muy de la mano con la administración municipal para que ellos nos ayuden en lo que tiene que ver con el mejoramiento del espacio público, se está cambiando la luz eléctrica de la plaza de la libertad con iluminación led y se está haciendo un trabajo de arreglo de los pavimentos, adoquines de la plaza que lamentablemente se instalaron en 1986 y no han tenido un mantenimiento constante, señaló el rector de la Basílica.

Se estima que al menos unas 50 mil personas asistirán a los diversos eventos que se tienen preparados para estos días.

La historia

Cuenta la tradición que, entre los primeros conquistadores del Nuevo Reino de Granada, Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, era especialmente devoto de la Virgen del Rosario.

Por este motivo fabricó en el pueblo de Suta su dormitorio y pequeña capilla. Deseando poner en ella una imagen de la Madre de Dios, mandó pintar una imagen de Nuestra Señora del Rosario en una manta de algodón.

Imagen de Cuadro Original de la Virgen de Chiquinquirá que descansa en la Basílica

Era la manta más ancha que larga y para que no quedasen en blanco los campos que quedaban a ambos lados de la Madre de Dios, mandó pintar a San Andrés Apóstol y a Santa Antonio de Padua uno a cada lado. Luego que recibió la imagen, acomodó el lienzo en un bastidor de madera y lo expuso en el altar de la capilla.

Pasaron algunos años y el desaseo y la humedad deterioraron el lienzo, que apareció roto por varias partes y la pintura estaba casi borrada. A la muerte de Don Antonio, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá llevándose consigo el cuadro al que colocó en una capilla. Diez años más tarde vino a aquel lugar una piadosa mujer llamada María Ramos, cuñada del difunto Santana, quien reparó el cuadro y lo expuso en el mejor lugar de la capilla.

Un viernes, 26 de diciembre de 1586, se disponía a salir de la capilla, cuando una india cristiana le llamó la atención hacia la imagen, que aparecía rodeada de vivos resplandores. Volvió el rostro María Ramos y fue grande su asombro al advertir la transformación que se había obrado en el lienzo, cuyos colores, antes tan borrosos y desteñidos, aparecían ahora vivos y claros.

A los 15 días llegó el párroco de Sutmarchán a comprobar el hecho. Se quedó admirado de la renovación milagrosa. Habiendo reverenciado a la Virgen con mucha devoción, llamó a los testigos que habían presenciado la Renovación y ante un escribano les hizo hacer declaraciones juramentadas de lo que habían visto, con todos sus detalles. Todos declararon bajo la gravedad del juramento lo que acabamos de narrar, y el 10 de enero de 1587 en sobre cerrado y sellado fueron enviadas estas declaraciones al Arzobispo de Santa Fe de Bogotá.

El Sr. arzobispo ante la noticia de que de todas partes se dirigen peregrinos a rezar ante el famoso cuadro, envía a unos investigadores especiales a indagar todos los detalles y después de mil averiguaciones, los especialistas concluyen que lo acontecido es algo excepcional, algo divino. Entonces el Sr. arzobispo en persona se va a visitar el cuadro y no le queda más que repetir las palabras que dijo Jacob en la Biblia: «Verdaderamente Dios está en este sitio, y yo no lo sabía» (Gn. 28, 16).

Las gentes acudían de todas las regiones y la Madre bendita comenzó a obrar curaciones y conversiones en favor de devotos.

La coronación de hace 100 años

Los dominicos que custodian la sagrada imagen de la Virgen de Chiquinquirá recuerdan que en 1908 el provincial, Fray Vicente María Cornejo, y el Prior del Santuario, Fray José Ángel Lambona, con la recomendación de la Conferencia Episcopal de Colombia, pidieron a la Santa Sede la coronación canónica.

Procesión con el cuadro de la Virgen en 1910. Foto Diócesis de Chiquinquirá

La petición fue despachada favorablemente el 9 de enero de 1910 por el Capítulo de la Basílica Vaticana. El Papa San Pío X firmó el decreto que fue enviado a Mons. Eduardo Maldonado Calvo, Obispo de Tunja, quien dispuso la coronación para el 9 de julio de 1919, día consagrado por el clero colombiano para honrar a la Madre de Dios.

Como preparación para esa fecha, los dominicos realizaron una extensa peregrinación con una copia del cuadro de la sagrada imagen por Boyacá, Santander, Cundinamarca, Caldas, Huila, Tolima y Antioquia.

La coronación se realizó en la Plaza de Bolívar de Bogotá el 9 de julio de 1919. En presencia del Nuncio Apostólico y del presidente de Colombia, Marco Fidel Suárez, Mons. Maldonado tomó las coronas y las puso en las cabezas del Niño y de la Virgen, mientras decía: “Así como hoy os coronamos en la tierra, así merezcamos ser coronados en el Cielo”.

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