Por Guillermo Romero Salamanca

El país no está para chistes, pero a manera de descanso y con el fin de amainar la primera cuarentena, llamamos a un grupo de amigos para saludarles, preguntarles cómo estaban y de paso pedirles un chiste, de esos huesos, cuentos malos o remalos, de los que no se ríe nadie, pero que nos sirven para palear este malestar nacional por culpa del maldito virus que les abrió a los ojos a los chinos, pero que se los ha ido cerrando a otros.

No buscamos tampoco emular al gran Julius Henry Marx, uno de los grandes humoristas del mundo, pero que lo conocieron simplemente como Groucho Marx, quien era genial con sus frases que marcaron para siempre su capacidad de hacer reír pensando.

“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”, dijo una vez. “Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”, manifestó otra vez.

“No piense mal de mí, señorita, mi interés en usted es puramente sexual”, sentenció un día.

“Cuando muera que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas sobre mi empresario”, pedía una noche.

En una de sus reuniones le preguntó a una señorita: “¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Oh, disculpe, por un momento pensé que me había enamorado de usted”.

RECUERDOS DE CHISTES

Jairo Alonso se jactaba de contar chistes malos.

El genial cantante, presentador, animador y mamagallista de tiempo completo Jairo Alonso Vargas, que Dios lo tenga en su reino, tenía un listado de cuentos cortos y remalos. Una vez contaba que un tipo le decía a un amigo: “El otro día tu mujer me contó un chiste tan bueno, pero tan bueno que, de la risa, me caí de la cama”.

Y se quedaba serio.

Sus hermanos también hacen la gracia de tener un repertorio de “huesos”. Luis Miguel Vargas contaba que un niño llegó a la casa y comentaba:

—Mamá, mamá, en el colegio me bautizaron como “el despistado”.

—Niño, ya le he dicho diez veces que esta no es tu casa.

El empresario artístico, promotor y gerente de mercadeo discográfico Ciro Vargas, completaba la colección.

Relataba que un par de chispos estaban en un bar y en un momento de sinceridad le comenta uno al otro:

–Oiga, “¿usted tiene fotos de su esposa desnuda?”.

–No, le dice el otro achispado.

–¡Le vendo!.

DE MAL GENIO EL SEÑOR

Grandes personajes: Marlon y su padre, el maestro Humberto Muriel.

Marlon Muriel gerente de El Combo de Las Estrellas sostiene que es muy malo para los cuentos re-malos, pero recuerda que una vez llegó un hombre un poco afanado al médico y le cuenta: “No sé qué me pasa, doctor, pero en segundos se me salta la piedra y me pongo a insultar a todo el mundo”.

—Está bien, tranquilo, cuéntemelo todo.

—¿Y qué cree que estoy haciendo, pedazo de imbécil?

La sensacional actriz Rosmary Cárdenas, quien aprovecha esta cuarentena para terminar un libreto sobre una película de horror, dice que una vez una enfermera iba empujando una camilla. El paciente pálido, con cara de pánico total, le pregunta llorando a la enfermera:

–Por favor, ¿me podría llevar a urgencias?

–Ya le he dicho antes que no. Si el doctor dice que lo lleve a la morgue, es a la morgue.

Y agrega otro:

–Hijo, ¿cómo es que se llama el tipejo alemán que me esconde todo?
-Alzheimer, papa, Alzheimer…

El empresario, periodista y escritor Gilberto Castillo relata que una vez un tipo todo vanidoso decía:

–A mí antes me perseguían las mujeres.

–¿Y ahora no?

–Es que ya no robo los celulares.

UN CHISTE QUÍMICO

Sebastián Campos

El cantante y compositor Sebastián Campos, dispuesto a lanzar su nueva producción discográfica una vez termine la cuarentena que una señora llega a una droguería y saluda:

—Buenas, ¿me da una caja de ácido acetil salicílico, por favor?

—¿De Aspirinas?

—Sí, señor, es que nunca me acuerdo del nombre.

Marcos Gil, asesor de primera línea del Alberto Gualteros, concejal de Zipaquirá cuenta, mientras ríe, que un sujeto ve a un amigo y le interroga:

–¿A dónde vas Joselito?

–A comprar estiércol para las fresas.

–¡Hombre!, ¿Por qué no te las comes con crema de leche como todo el mundo?

Alfonso Romero, redactor del libro “Asegure el almuerzo” cuenta que, en una oportunidad, en una de sus conferencias le curioseó a un asistente:

–¿Usted a qué se dedica?

–Soy modelo para las fotos de los gimnasios.

–Pero yo lo veo un poco pasadito de kilos y un tanto fofo.

–Y no puedo bajar de peso.

–¿Y eso?

–Es que soy el modelo del “Antes”.

El locutor, animador, conferencista James Fuentes recordó que una vez un señor le decía a la esposa: “Mi amor, te tengo dos noticias, una buena y otra mala”.

–Deme la buena primero y la mala, después.

–He dejado la marihuana, pero no sé dónde.

Y se despachó con otro hueso.

Charla entre amigos:

— ¿Tú sabes cuál es la diferencia entre una hamburguesa y una boñiga?

–No, ¿por qué?

–Pues ten cuidado con lo que comes…

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