Algunas informaciones aparecidas en las redes y hasta en un supuesto estudio señalan a los laboratorios de investigación de Wuhan como causantes de la epidemia. Un grupo de expertos ha condenado esta «desinformación» en un manifiesto publicado en «The Lancet»

Se desconoce cuál es el origen del coronavirus SARS-CoV-2, causante de una dolencia de nombre COVID-19, que ya ha matado a 2.239 personas y ha infectado a al menos 75.567 en todo el mundo (74.415 de ellas en China). Pero una de las hipótesis es que provendría del mercado de Huanan, en la ciudad de Wuhan, China, donde se comercializaban todo tipo de animales salvajes. Pero ¿realmente el brote se originó allí?

Mientras se sigue trabajando en esclarecerlo y en contrarrestar al patógeno, las redes sociales y algunos medios han difundido la idea de que el virus podría provenir de unos laboratorios de máxima seguridad situados en la ciudad de Wuhan, a escasos 300 metros del mercado de Huanan. Se comenta la posibilidad de que el virus haya sido creado adrede o de que haya habido algún tipo de accidente y hasta dos investigadores publicaron un supuesto artículo sugiriéndolo. En medio de este contexto, el senador estadounidense Tom Cotton acusó a las autoridades chinas de «duplicidad y deshonestidad» en declaraciones a «Fox News», este mismo mes.

Sin embargo, esta misma semana un grupo de 27 relevantes investigadores especializados en salud pública, entre los que está el experto en coronavirus, Luis Enjuanes, publicó un manifiesto en « The Lancet» negando estas teorías y denunciando el peligro de esta desinformación.

«Estamos juntos para condenar fuertemente las teorías de la conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural», escriben los autores del manifiesto. Su rechazo se basa en las evidencias científicas y en el hecho de que estos «rumores y desinformación» ponen en peligro «La publicación rápida, abierta y transparente de datos sobre esta epidemia», según dicen.

Un transmisor intermedio necesario

Tal como ha explicado Luis Enjuanes, «La teoría de su origen en un laboratorio de virus de Wuhan ha sido descartada científicamente, dada la reducida identidad del genoma de los virus con que se trabajaba en el laboratorio de Wuhan (por lo menos de todos los conocidos)».

Es decir, la hipótesis de que el SARS-CoV-2 proviene de los laboratorios de la ciudad no encaja con la información proporcionada sobre las secuencias genéticas de los virus con los que allí se trabaja. La «huella dactilar» genética de éstos está tan alejada del SARS-CoV-2 «que se necesita un transmisor intermedio donde este virus hubiese evolucionado significativamente», explica Enjuanes. Eso sí, siempre y cuando se conocieran todas las secuencias con las que se trabajan en los laboratorios.

Hasta el momento, se ha barajado las hipótesis de que el transmisor intermedio sean ciervos, serpientes o pangolinos, sin que se haya podido confirmar.

El supuesto artículo que señala a los laboratorios

Al margen de esto, los investigadores Botao Xiao y Lei Xiao, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan, son supuestamente los autores de un artículo que apareció en « Research Gate», donde especulaban con la posibilidad de que el virus procediera de los laboratorios de alta seguridad de Wuhan, tal como ha informado « Sciencemag.org». Este estudio desapareció de dicha página más tarde.

Ambos comentan en el artículo que la secuencia genética del SARS-CoV-2 tiene una similitud del 89% con la secuencia del coronavirus Bat CoV ZC45, un virus encontrado en murciélagos de la especie Rhinolophus affinis. Y recuerdan que estos animales se han capturado alguna vez en la provincia de Zhejiang, que se encuentra a más de 900 kilómetros de distancia del mercado de Wuhan, uno de los posibles orígenes del brote.

Sin embargo, consideran que hay algo mucho más cerca del mercado de Wuhan que merece ser tenido en cuenta como posible foco del coronavirus: se trata del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WHCDC), unas instalaciones de investigación, situadas a solo 280 metros del mercado, donde se trabaja con murciélagos y coronavirus.

«¿Hay otra posible ruta –aparte de los murciélagos procedentes de Zhejiang–?», se preguntan los autores en un estudio de apenas 680 palabras que no ha sido revisado por pares ni publicado en una revista científica. «Estudiamos la zona alrededor del mercado de marisco e identificamos dos laboratorios que llevan a cabo investigaciones con coronavirus de murciélagos». Además del WHCDC, en esa misma zona está el Instituto de Virología de Wuhan.

¿Un accidente en los laboratorios de Wuhan?

Lo cierto es que el Instituto de Virología de Wuhan cuenta con laboratorios donde se trabaja bajo el máximo nivel de bioseguridad existente, el nivel 4 (BSL-4), reservado para microorganismos extremadamente peligrosos. Y una de las tareas que se llevan a cabo allí es la recogida e identificación de patógenos.

En apoyo de sus ideas, los investigadores citan sondeos que descartan que los murciélagos Rhinolophus affinis se vendieran o se consumieran en el mercado de Huanan y también consideran como improbable que los murciélagos puedan migrar 900 kilómetros. Por otra parte, no tienen en cuenta la posibilidad de que personas infectadas pudieran haber viajado desde estas zonas ni hablan sobre la posible existencia de hospedadores intermedios.

«Es plausible que el virus se liberase y que algunos contagiaran a los pacientes iniciales de esta epidemia», apuntan los autores en el supuesto estudio.

Un manifiesto en apoyo de los científicos

Los autores del manifiesto publicado en «The Lancet» insisten en que, hasta ahora, una eficaz colaboración internacional ha permitido hacerse una idea aproximada del origen del COVID-19: «–Los estudios– concluyen abrumadoramente que este coronavirus se originó en el medio natural, como han hecho muchos otros patógenos emergentes».

Por ello, han manifestado su apoyo a los investigadores y médicos que combaten la epidemia en China: «Queremos que vosotros, los profesionales de la ciencia y la salud de China, sepáis que estamos con vosotros en vuestra lucha contra el virus».

Frente a eso, han considerado que «Las teorías de la conspiración solo crean miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global».

«Estamos en medio de la edad de la desinformación en las redes sociales», ha dicho en «ScienceInsider» Peter Daszak, uno de los firmantes del manifiesto publicado en «The Lancet» y presidente de «EcoHealth Alliance», que ha colaborado con los investigadores de Wuhan que trabajan en los coronavirus de murciélagos. «Estos rumores y teorías de la conspiración tienen consecuencias reales, incluyendo amenazas de violencia a nuestros colegas en China».

«Tenemos la elección de mirar para otro lado (…) o acudir en defensa de personas que están, después de todo, luchando con las terribles circunstancias de una epidemia», ha reflexionado Daszak.

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