Por: Pedro Gargantilla M.D. Elmundoalinstante.com

Un científico ruso ha publicado los ingredientes de la receta que evita las enfermedades relacionadas con la edad

Los seres vivos nacemos, envejecemos y morimos. Cada especie tiene un horizonte vital. Para una rata se encuentra en los tres años, para las ardillas en veinticinco, para los gusanos en apenas unas pocas semanas…

A lo largo de la Historia, han sido muchos los postulantes que han pugnado por conseguir el título de «píldora mágica de la inmortalidad», desde el mercurio que usó el emperador Qin Shi Huang hace veinticuatro siglos hasta las transfusiones humanas del papa Inocencio VIII. Todos tienen un denominador común: son ineficaces.

En la década de los setenta del siglo pasado un grupo de científicos descubrió en la isla de Pascua una molécula muy especial a la que bautizaron como rapamicina, en honor a Rapa Nui, el nombre con el que los aborígenes conocen a la isla.

Al principio se pensó que la rapamicina era tan sólo un potente antifúngico, pero más adelante se descubrió que también era un poderoso modulador del sistema inmune y que, por tanto, se podía utilizar para evitar el rechazo de los trasplantes.

Un sistema de relojería suiza

Tras dos décadas de investigación se observó que la rapamicina actuaba sobre una molécula, a la que se llamó «Target Of Rapamycin» –mTOR- que, junto con otras moléculas participa de forma coordinada en una compleja vía de señalización que regula la fabricación de proteínas y, por ende, en el control del envejecimiento.

Cuando mTOR no está bien engrasada aparece la obesidad, el envejecimiento prematuro, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Por el contrario, si el funcionamiento es óptimo la persona disfruta de una envidiable salud de hierro.

Desgraciadamente esto no es tan sencillo. Si se activa en exceso mTOR aparecen algunos tipos de cánceres, al tiempo que se evitan ciertas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Cuando en animales de laboratorio se desactivan los genes que la regulan, así como sus proteínas acompañantes, aparecen trastornos del crecimiento y diabetes, pero al mismo tiempo se alarga la vida, es decir, aumenta la longevidad.

En otras palabras, debemos alcanzar un estado de activación óptimo de mTOR para disfrutar de una vida sana y placentera. Afortunadamente, en su modulación hay una serie de mecanismos que podemos manejar como son la restricción calórica -ayuno intermitente-, reducción de la ingesta de azúcares en la dieta y practicar ejercicio de forma regular.

La fórmula Koschéi

Uno de los personajes más conocidos de la mitología eslava es Koschéi, un villano que consiguió la inmortalidad a costa de perder su alma. Se cuenta que la escondió, como si fuera una matrioska, en una aguja, dentro de un huevo, en un pato, en un conejo y que luego la introdujo en un cofre que cerró con llave y que enterró debajo de una encina en una isla.

Un biólogo ruso Mijail V. Blagosklonny, que trabaja en el Instituto del Cáncer Roswell Park (Estados Unidos), se ha atrevido a formular los ingredientes de la receta de la longevidad. Una pizca de rapamicina, salpimentada con metformina, inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, aspirina e inhibidores de la fosfodiesterasa cinco.

Esta receta, a la que se ha bautizado como fórmula Koschéi, tiene su base científica. Todos los fármacos que forman parte de ella han demostrado en varios ensayos clínicos su eficacia en el tratamiento de la hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, cáncer, diabetes e hiperplasia benigna de próstata.

Todos estos ingredientes se deben introducir en una marmita que se calienta a fuego muy lento hasta alcanzar el punto de ebullición y se debe aderezar con restricción de azúcares simples, ejercicio aeróbico, ayuno intermitente y reduciendo el estrés. Así de sencilla es la fórmula que retrasa el envejecimiento.

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