Muchas veces cuando tratamos de comer sano lo hacemos de forma intuitiva, dejando de comer los alimentos que pensamos que nos hacen daño sin considerar que algunos de ellos son necesarios para que nuestro cuerpo trabaje.

Ese es el caso de las grasas, que desde la década de los 60 comenzaron a aparecer en estudios médicos como una sustancia que se debe consumir con medida, y con el paso del tiempo se convirtió en el enemigo #1 de la dieta, pero ¿sabías que tu cuerpo necesita grasa para funcionar correctamente?

El secreto está en saber que no todas las grasas son iguales, y que existen grasas buenas que ayudan a tu cuerpo a cumplir con muchas de sus funciones, así como grasas malas las cuales debemos evitar o consumir con moderación.

Le llamamos grasa buena a la monoinsaturada, aquella que encontramos en alimentos de plantas como nueces, aguacates y algunos aceites vegetales.

Sustituir la grasa saturada por grasa insaturada puede ser muy bueno para la salud. Estos son algunos de sus beneficios:

Ayuda a mejorar tu perfil de colesterol total

Las grasas monoinsaturadas ayudan a reducir el colesterol malo de las arterias. De esta forma ayuda a mantener tu sistema cardiovascular saludable y reducir el riesgo de padecer enfermedades.

Ayuda a aumentar la sensibilidad a la insulina

Las grasas buenas (monoinsaturadas) forman parte de una dieta sana para personas con diabetes porque ayudan a aumentar la sensibilidad a la insulina. Si sustituyes las grasas saturadas por las grasas monoinsaturadas en una dieta sana ayudas a tu cuerpo a metabolizar la glucosa.

La Asociación Americana de Diabetes recomienda una dieta rica en grasas monoinsaturadas para mejorar la tolerancia a la glucosa y reducir la resistencia a la insulina.

Ayuda a mantener tus células sanas

Los aceites ricos en grasas monoinsaturadas contienen antioxidantes naturales como vitamina E, la cual ayuda al desarrollo y mantenimiento de las células del cuerpo.

¿Cuál es el aceite con más grasa monoinsaturada?

El aceite de cártamo contiene más grasas buenas que el resto de los aceites que comúnmente utilizamos en la cocina. Le siguen el aceite de aguacate y oliva

La ventaja que tiene el aceite de cártamo sobre el de oliva y aguacate es que tiene un punto de humo (la temperatura a la que se empieza a descomponer) mucho más alto. Además, existen opciones económicas en el mercado que le hacen bien a tu cuerpo y cartera. La marca que encuentras más fácilmente es Oléico®, que cuenta con presentaciones clásicas (las que usamos regularmente para cocinar) y opciones más gourmet que contienen ingredientes como ajo, romero, tomillo y orégano sin ser demasiado costosos, como los aceites de oliva y aguacate.

¿Cuáles son los aceites que debemos evitar?

Si la grasa monoinsaturada es lo que estamos buscando, la saturada es la que debemos evitar.

La forma más sencilla de reconocer la grasa saturada es porque generalmente es sólida a temperatura ambiente como la parte blanca del tocino o el aceite de coco.

La Asociación Americana del Corazón recomienda comer únicamente de 5 a 6% de nuestras calorías totales del día de este tipo de grasa. Eso se traduce a unos 13 gramos de grasa saturada al día.

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