Por Guillermo Romero Salamanca

Habría dos teorías para denominar esta expresión cuando se refiere a tener relaciones sexuales. Una señala que es un eufemismo cuando se toma la frase bíblica: “acuérdate de que polvo eres y que al polvo volverás” y que se dice el Miércoles de Ceniza cuando se marca la señal de la Cruz en la frente de los cristianos.

Otros lo relacionan con la forma vulgar que se desprendió de las personas que esfinaban rapé y para no ofender a quienes no lo hacían, procedían a salir de los salones con la expresión “voy a echarme un polvito”.

Después se convirtió en una excusa para tener un affaire con alguna damisela y se perdían en alguna de las habitaciones de la casa.

El rapé es el tabaco molido. Cuando llegaron los españoles a América, además del oro, la plata, el platino, el maíz, el chocolate, encontraron en el tabaco una delicia para consumir.

El fraile capuchino español Francisco de Ajofrín, que permaneció en la América de 1763 a 1767, escribió sorprendido en su «Diario de viaje a la Nueva España ciertas consideraciones pertinentes: ‘El tabaco de hojas es otro abuso de la América. Lo fuman todos, hombres y mujeres; hasta las señoritas más delicadas y melindrosas, y éstas se encuentran en la calle, a pie y en coche, con manto de puntas y tomando su cigarro…

Foto: http://etermagazine.com

Los religiosos y clérigos también se encuentran en las calles tomando cigarro, habiéndose acostumbrado desde niños a este vicio, y creo lo aprenden, con otros, de las amas de leche, que aquí llaman chichiguas y generalmente son mulatas o negras. Y como esta viciosa costumbre se ve autorizada por las personas del primer carácter, se comunica fácilmente a los que pasan de Europa, siendo el consumo de tabaco exorbitante, pues apenas dejan el cigarro de la mano en todo el día, excepto el tiempo que están en la iglesia, cuyo lugar sólo está exento de este vicio, pero no las sacristías».

Rapé, proviene del francés ‘râpé’, que significa ‘rallado’ y es un tabaco puro, tostado y molido.

En Brasil y Haití molían las hojas y sacaban el rapé y les enseñaron a esfinar a los conquistadores, es decir, a inhalar a través de la nariz. Esto producía un estornudo que molestaba a quienes estaban alrededor, pero para otras personas era una ayuda para limpiar los pulmones.

En esos años se creía también que las personas poseían malos espíritus en su interior. De esta forma, cuando se estornudaba se pensaban que los expulsaban, para que el cuerpo quedase en calma, se decía “Jesús”.

De hecho, con el fin de mejorar la salud del hijo de Catalina de Médico, esposa del rey Enrique II de Francia, Jean Ni–cot de Villemain embajador de Francia en Portugal le envió una cajita con rapé. Pretendían así quitarle las migrañas al muchacho. Al ver el remedio, se convirtió en una costumbre en toda la aristocracia europea que pedían en cantidades a los cultivadores de tabaco en América.

Era, por lo tanto, un lujo quienes inhalaban es esfinaban tabaco. Tenían finas cajas de oro y marfil para cargarlo y llevarlo a las reuniones sociales. Personalidades como Emmanuel Kant y el mismísimo emperador Napoleón eran continuos usuarios del famoso polvillo.

A pesar de ser comercializado como un polvillo, el rapé también contiene nicotina y por ello es perjudicial para la salud.

En la actualidad, una caja de rapé en Colombia se consigue entre 30 y 45 mil pesos.

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