Por Claudio Ochoa

El Colegio Colombiano de Construcciones Hospitalarias alerta sobre la inobservancia de las normas de construcción, espacios, mantenimiento y calidad de materiales en hospitales y clínicas del país.

Buena parte de los hospitales y clínicas del país están mal en infraestructuras, en medio de normatividad confusa, improvisación en varios frentes, áreas atiborradas de pacientes, y deficientes controles por parte del Ministerio de Salud y las secretarías del ramo.

Para el Colegio Colombiano de Construcciones Hospitalarias, es evidente que la legislación sobre la cual se basan estas infraestructuras quedó en las normas de 1996, que año tras año se viene expresando en resoluciones caracterizadas por el “copia y pega, copia y pega”, dice el arquitecto Carlos Hernando Caldas, presidente de esta Fundación. El Colegio opera desde 2016, en reemplazo de la Comisión de Infraestructura Hospitalaria de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, que funcionó entre 2000 y 2015.

EL AMBIENTE FÍSICO Y LA SALUD

Esta Entidad sin ánimo de lucro labora actualmente en la conformación de modelos para el sector hospitalario desde el ámbito arquitectónico, creando Manuales para la Evaluación de los Organismos de Salud y para la Revisión Integral de los Organismos de Salud. Mientras las tecnologías en salud avanzan de manera multiplicadora, la normatividad responde muy poco, dice Caldas.

El trabajo del Colegio parte de una evidencia científica: un ambiente físico que influye en el proceso de recuperación de los pacientes. Caldas opina que un ambiente desfavorable genera continuos riesgos para los pacientes, visitantes y trabajadores, derivados de diseños inadecuados y deficientes, espacios físicos mínimos y su concepción desordenada. Hospitales y clínicas del país tienen graves problemas a causa del ruido, iluminación (prima la bombillería en detrimento de la luz natural), temperatura, calidad del aire, color, equipamiento y mobiliario, y privacidad. También es notoria la heterogeneidad en los ambientes y/o espacios de cada servicio, por ejemplo, la convivencia con público en ambulatorios, con áreas reservadas para la recuperación física y mental de los pacientes.

Con alta frecuencia, a causa de necesidades elementales no satisfechas, prima entre los pacientes tensión, inconformidad e insatisfacción. Con un nuevo factor que amenaza a Colombia: desaparecen EPS e IPS, con todo y sus infraestructuras, y sus afiliados van a parar a entidades que no amplían proporcionalmente sus infraestructuras y servicios.

Otro integrante del Colegio, arquitecto Alejandro Noriega Santos, quien ejerce como subgerente y director administrativo, estima que poco a poco desaparecen las áreas libres en hospitales y clínicas, que deben ser el 60 % del total del lote, dejando sólo el 40 % para la construcción (resolución 4445 de 1996 del Ministerio de Salud). Este hecho puede evidenciarse aquí no más en Bogotá, en instituciones como Clínica Los Nogales, Clínica Cafam de la 94 con novena, Clínica San Diego, etc.  A la par, se tornan frecuentes las casas convertidas de la noche a la mañana en clínicas, “clínicas de garaje”.

¿Cuál será la responsabilidad del estado, cuando en los hospitales se presenten catástrofes como estas? Explosión de laboratorio en Galerías –Bogotá

LOS MATERIALES DEBEN SER ADECUADOS

Otra preocupación del Colegio Colombiano de Construcciones Hospitalarias que expresa el arquitecto Caldas: “Los organismos de salud deben prever su proyección futura. El proyectista debe tener en cuenta que estos organismos están sometidos a una considerable actividad y que los recursos disponibles para la construcción y mantenimiento de sus establecimientos son limitados. Por ello, es preciso la utilización de materiales adecuados y duraderos a la demanda funcional, sin que por ello se tenga que renunciar a la estética. En general, deben proyectarse soluciones sencillas, prácticas y duraderas, que no requieran ajustes o mantenimiento complejos, aunque siempre con la mayor calidad, no con lujo”.

Los arquitectos Alejandro Noriega Santos y
Carlos Hernando Caldas .

RIESGOS, Y FALLAS EN LA CALIDAD

La Fundación enumera algunos factores que influyen en la calidad del servicio, desde el ámbito de la construcción: la planta física, materiales, accesibilidad y bioclimática.

El decreto 092 de 2011, norma de sismo resistencia, exige que todos los edificios deben tener sistemas sismo resistentes. Hospitales y clínicas viejos deben ser reforzados, y el Ministerio de Salud no los obliga a hacerlo. ¿Cuántos pacientes en riesgo?

La resolución 4445 de 1996 del Ministerio de Salud establece en su artículo 4º. que las instituciones de salud deben ubicarse en lugares que no presenten problemas de polución, ni en zonas con focos de insalubridad e inseguridad. Y hay un caso palpable, a manera de muestra, el Hospital de Meissen, inaugurado en 2009, en medio de contaminación por olores del río Tunjuelito y las curtiembres que operan en el barrio.

¿Y qué tal las dimensiones y metrajes en corredores, accesos y rampas? O las salas de cirugía, que las están volviendo asimétricas, de colores inadecuados y acabados que no propician la asepsia. Porque salas asimétricas y colores inapropiados conducen al cansancio de la vista y esto es clave cuando el cirujano está actuando; acabados de mala calidad terminan en focos de infección.

Para el Colegio Colombiano de Construcciones Hospitalarias, es prioritario que las autoridades aceleren una adecuación y actualización general en las normas sobre construcción e infraestructuras, como también que los funcionarios del sector salud sean capacitados adecuadamente. Estos servidores públicos encargados de las revisiones y evaluaciones poco saben sobre la normatividad, que de por sí es muy ambigua, y ellos mismos las interpretan, opina el arquitecto Caldas.

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