Las operaciones de cirugía estética se efectúan de forma habitual y segura en todo el mundo. De hecho, muchas personas están considerando someterse a una de ellas para resolver múltiples problemas o simplemente para sentirse mejor con su cuerpo. Sea cual sea la razón, el primer paso será siempre informarse y determinar si nuestro estado de salud aconseja una de estas operaciones o no.

Las consultas iniciales con el cirujano plástico suelen incluir la indicación de que si fumamos, evitemos hacerlo durante al menos dos semanas antes de la operación. La cirugía estética o la cirugía plástica son seguras pero requieren que la persona que se someterá a ellas se halle en las mejores condiciones posibles, como en realidad ocurre con cualquier otra operación. Es pues aconsejable suspender aquellas actividades perniciosas, como el consumo de tabaco, durante un periodo de tiempo razonable.

Teniendo en cuenta estas recomendaciones, un estudio a largo plazo ha hallado que muchos de los pacientes que reciben estas instrucciones acabarán por dejar de fumar, o al menos fumando menos, durante los años posteriores a la cirugía estética. El trabajo se ha publicado en la revista médica Plastic and Reconstructive Surgery®.

Según Aaron C. Van Slyke, de la canadiense University of British Columbia, los resultados muestran una asociación entre la cirugía estética y el abandono del tabaquismo en lo seguimientos a largo plazo de los pacientes. Es decir, los cirujanos que piden al paciente dejar de fumar podrían estar influyendo positivamente en él.

El estudio incluyó a 85 pacientes que eran fumadores cuando fueron evaluados para una operación de cirugía estética. Como la mayoría de los cirujanos plásticos, Van Slyke y otros colegas pidieron a los pacientes dejar de fumar durante al menos dos semanas antes de los procedimientos. Esas instrucciones reflejan la constatación de un bien demostrado incremento en los problemas de curación de las heridas y otros resultados negativos entre los fumadores después de una cirugía plástica.

Cinco años después de haber sido sometidos a cirugía estética, 47 de los pacientes respondieron a una encuesta de seguimiento. La mayoría eran mujeres, y su edad promedio era de 40 años. Las operaciones más habituales fueron abdominoplastia (reducción de abdomen), mastopexia (elevación mamaria) y estiramiento facial. Después de excluir a cinco fumadores “sociales”, el estudio incluyó a 42 pacientes que eran fumadores diarios antes de la cirugía estética.

En la encuesta, alrededor del 40 por ciento de los pacientes afirmaron no fumar ya cigarrillos diariamente. Y casi una cuarta parte había dejado de fumar desde su operación de cirugía estética.

La mayoría de los pacientes dijeron que habían reducido su consumo de cigarrillos en diferentes grados. El 70 por ciento estuvieron de acuerdo en que comentar con su cirujano plástico que existían mayores riesgos quirúrgicos si se fumaba había influido en su capacidad de dejar de fumar o de fumar menos.

Sin embargo, la mitad de los pacientes admitieron que no siguieron las instrucciones de dejar de fumar antes de la cirugía estética. Casi una cuarta parte continuó fumando hasta el día de la operación.

La tasa de complicaciones después de la cirugía estética era más alta en pacientes que continuaron fumando: el 24 frente al 14 por ciento, una diferencia que no es significativa estadísticamente. Sin embargo, hubo complicaciones más graves relacionadas con la curación de las heridas en dos pacientes, ninguno de los cuales siguió las instrucciones de dejar de fumar.

Debido a los efectos negativos de fumar sobre la curación de las heridas, muchos cirujanos plásticos no están dispuestos a realizar operaciones de cirugía estética en pacientes que fumen. En cambio, si siguen sus instrucciones, estos pacientes se verán más motivados para dejar el tabaquismo y tendrán un mayor grado de éxito.

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