El PMI del sector industrial de Colombia registró una marcada caída de los nuevos pedidos del sector de la fabricación en marzo. La actual pandemia de COVID-19 afectó de forma dramática la demanda de los clientes, lo que obligó a las empresas a recortar la producción y limitar las compras de insumos.

En el estudio que realiza cada mes el Banco Davivienda señala que el crecimiento del empleo también fue débil y las perspectivas relativas a la actividad futura se desplomaron hasta un mínimo histórico ante la creciente preocupación por la economía nacional e internacional.

La apreciación del dólar estadounidense y la subida de los precios de los proveedores se tradujeron en una aceleración del incremento de los precios de insumos en marzo. En este contexto, las empresas respondieron aumentando de forma rápida, aunque moderada, sus precios de venta.

CAE EL ÍNDICE DE GESTIÓN DE COMPRAS

El Índice de Gestión de Compras (PMI™) del sector industrial colombiano de Davivienda, ajustado por factores estacionales, cayó hasta los 49,3 puntos en marzo después de alcanzar los 52,5 en febrero, lo que marcó un deterioro de las condiciones operativas del sector industrial. El índice permaneció por debajo de la lectura neutra de los 50,0 puntos por primera vez desde junio de 2019, afectado por los subíndices de producción y nuevos pedidos, que cayeron pronunciadamente en relación con las cifras de febrero. Sin embargo, la desaceleración se vio compensada por el índice de plazos de entrega de proveedores, que se redujo hasta un mínimo en 44 meses y cuya lectura se incorpora al cálculo del PMI de forma inversa.

Algunas empresas contrataron trabajadores para operaciones especializadas, otras redujeron su fuerza laboral para compensar la caída de los ingresos.

DESCENSO DE LOS NUEVOS PEDIDOS

Los industriales colombianos destacaron el notable descenso de los nuevos pedidos al final del primer trimestre, lo que se atribuyó, en gran medida, a la pandemia de COVID-19. Según la información recabada, la demanda de los clientes fue mucho más débil que la registrada en febrero, ya que los datos de la encuesta indicaron la reducción de las ventas más acelerada en casi tres años.

Como resultado de lo anterior, las empresas redujeron sus niveles de producción en marzo al ritmo más acelerado desde enero de 2019. Por su parte, la caída de las ventas y las interrupciones en las cadenas de suministro limitaron la producción. En lo que respecta a las compras, los niveles descendieron marcadamente en el último período de encuesta, en un intento de las empresas por restringir la acumulación de inventarios.

TEMOR POR PROLONGACIÓN DE LA PANDEMIA

Los descensos en la producción y los nuevos pedidos también afectaron la confianza de las empresas, lo que arrastró el optimismo en relación con la producción futura hasta un mínimo histórico. Las empresas expresaron, en general, su temor de que las dificultades económicas derivadas de la pandemia se prolonguen. A pesar de ello, las perspectivas son positivas en términos generales.

Al igual que en febrero, la actividad de compras fue débil al final del trimestre. Además, las nóminas laborales aumentaron, aunque tan solo lo hicieron de forma muy marginal en promedio. En este sentido, mientras que algunas empresas contrataron trabajadores para operaciones especializadas, otras redujeron su fuerza laboral para compensar la caída de los ingresos.

DERRUMBES PERJUDICARON TAMBIÉN LA ECONOMÍA

En este período de encuesta, los industriales sufrieron un empeoramiento del desempeño de los proveedores en marzo. Parte de este deterioro se vinculó con los derrumbes, que provocaron daños en las carreteras y cortes en las rutas de suministro, mientras que otros encuestados explicaron que el brote del virus incrementó notablemente los plazos de entrega y limitó la disponibilidad de materias primas.

CRECIMIENTO EN COSTOS DE INSUMOS

En relación con los precios, las empresas registraron un rápido incremento de los costos de insumos y producción en el último período de encuesta. La aceleración de la inflación del costo de insumos se debió principalmente a la apreciación del dólar estadounidense y al incremento de los precios aplicado por determinados proveedores. Esto se tradujo en un incremento más rápido (si bien moderado en términos generales) de los precios de producción aplicados por los industriales. (GRS).

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