Por Guillermo Romero Salamanca

¿A qué velocidad iría el conductor que llevaba la imagen del Cristo Redentor cuando pasó por la cuerda que la partió en dos?, es la pregunta que se hacen los habitantes de El Cerrito, municipio localizado en el centro del Valle del Cauca y a unos 40 minutos de Santiago de Cali. «Iría despepado», comentó uno en su típico acento de la región.

Otros cerriteños aseguran que la imagen hecha en fibra de vidrio se partió por la mala calidad. Doña Margarita Perdomo de Valencia, la síndica de este paso, contemplaba con tristeza su sucedido. Era una imagen nueva, fabricada en Manizales y miraba atónita los pedazos en que quedó convertida la figura.

Lo cierto es que los cables, que deberían estar enterrados o bien puestos en altura, ocasionaron este percance. El municipio lleva años solicitándole a la empresa de energía que realice esas operaciones, pero no lo ha hecho.

Asombro de los parroquianos ante la imagen destrozada

El accidente, como para no olvidarse, sucedió justo al frente del Cementerio y del hospital de la Ciudad Cariño. Las dos entradas de estos insignes lugares están enfrentadas milimétricamente y fueron construidas como un símbolo entre la vida y la muerte. Sólo faltaba La Resurrección, pero este domingo antes de las once de la mañana, la historia guardará una anécdota más para la tierra donde Efraín se enamoró de un amor imposible y Jorge Isaacs lo plasmó en la novela romántica La María: un Jesús golpeado por un cable de acero.

Y es que El Cerrito es un municipio de miles de historias. Es donde las tragedias se convierten en chiste o donde gracias a la cordialidad de su gente, se recuerdan los acontecimientos.

Gracias al empuje del inolvidable padre Bernardo Escobar, quien fuera párroco en la década de los noventa del siglo pasado, se revivieron las procesiones y con unos cuantos pasos se adelantaron las jornadas religiosas, iniciando los desfiles desde el propio Domingo de Ramos. Así, cada año, se fue aumentando el número de síndicos –personas encargadas de cada monumento—y la tradición aumentó. Turistas de Cali, del Valle del Cauca y de Colombia convirtieron en un plan asistir a las los rituales y después degustar el mejor manjar blanco del Valle, llevar los cuaresmeros y pasar por un buen sancocho de pescado o de gallina en el restaurante El Edén, localizado en la vía que de El Cerrito conduce a la hacienda La María.

San Juan Pablo II: CRUZÓ EL UMBRAL DE LA ESPERANZA

Las procesiones sacaban las mejores bandas de los colegios  y de asociaciones de padres de familia y desfilaban con sus mejores galas. Muchos noviazgos comenzaron con coqueteos mientras se hacían las caminatas. Además, las encargadas de los sahumerios son verdaderas reinas de belleza.

Con el tiempo, los líderes políticos pensaron que una buena opción para acaparar la atención y conseguir votos era hacerse a un paso –llamado así porque lleva una imagen que represente a algún personaje o hecho del Vía Crucis—y llegaron a puestos en la junta organizadora.

Pero además, la junta administraba los recursos que se conseguían por donaciones o por aportes directos de la Alcaldía, para realizar los gastos que se deben hacer para el evento. La administración municipal, además, cancela los servicios de transmisión que hace Telepacífico. El mandatario, en este año, haciendo uso a su nombre Severo Reyes Millán, se comportó como un verdadero rey severo y le entregó a cada síndico una partida de 150 mil pesos, para el arreglo de su paso, situación que molestó a la Junta organizadora.

La Procesión de Semana Santa en El Cerrito es el certamen más esperado en el año. Es un momento para reagrupar a las familias y para limpiar las calles, vestir las imágenes y arreglar los pasos con las más bellas flores de la región.

Las calles se convierten en escenario y las casas en palcos para presenciar el paso de 41 imágenes que son transportadas por más de 500 personas. Además de representaciones de la Cruz, Jesús, La Virgen, los apóstoles, hay escenas como El Señor en el huerto de Los Olivos, El beso de Judas, el Señor del Perdón, María Magdalena, La muerte, José de Arimatea,  la flagelación, la Piedad, el santo sepulcro y El Despojo.

San Santiago, uno de los pasos. Nótese el fino detalle en flores.

Todas las imágenes son articuladas para que las puedan vestir con túnicas de diferente color para cada día y la única de yeso es la de María Dolorosa.

Al alcalde lo acusan de no realizar obras, pero lo cierto es que el presupuesto lo ha invertido en pagar deudas que vienen de gobiernos anteriores y como él mismo dice, “yo no atiendo a la gente, porque todos vienen a pedir y pocos a dar soluciones”.

Pero si en algo es antipopular fue por el hecho de prohibir el consumo de licor en esta Semana Santa. “En El Cerrito es costumbre beber hasta en el parque principal y hace unos años, en medio de la transmisión por Telepacífico, dos borrachos se enfrascaron en tremenda pelea en vivo y en directo, con cuchillos e insultos”, recordaba Fabiola Marmolejo.

Este año, a pesar del aguacero que cayó el Viernes Santo, miles de personas acompañaron el Vía Crucis y los pasos debieron ser aligerados porque el peso del agua impedía su recorrido.

Lo curioso de estas procesiones en El Cerrito, Valle, es que el párroco, quien debería de presidir los actos religiosos, fue apartado por los organizadores, sin embargo, ante la catástrofe del domingo, recurrieron al sacerdote para que les prestara la imagen de Jesús glorioso que por años había estado al frente de la desfile del Domingo de Resurrección.

Los comentarios continúan a diario en El Cerrito y se espera que el constructor de la imagen del Resucitado, haga un levantamiento minucioso y trate de recuperarla.

“De todas formas, de cualquier manera, las procesiones de Semana Santa de El Cerrito, continuarán en este año”, dijo una de las síndicas.




Please follow and like us:
Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial