Fotos Cortesía MUSEO DEL ORO/BANREPUBLIA

Bogotá, 10 de octubre_ RAM_Han pasado 80 años desde que el Banco de la República compró el poporo Quimbaya, pieza con que inició la colección arqueológica que años más tarde se convertiría en el Museo del Oro, el museo emblema del país, lugar que mostramos con orgullo a los amigos y familiares que visitan Bogotá.

A través de la investigación científica, de exposiciones en Colombia y otras partes del mundo, de publicaciones y de un extenso trabajo de mediación con públicos, el Museo del Oro ha cultivado en los colombianos la valoración y el afecto por su patrimonio, eso que como sociedad escogemos para simbolizar lo que somos, para dar forma a la identidad compartida.

Desde el 10 de octubre y durante 2020 el Museo del Oro presenta la exposición Museo del Oro: 80 años de historias compartidas, una muestra que en la voz de sus visitantes y de varios profesionales que han trabajado en el museo, recuerda la labor en pro del patrimonio colombiano que esta institución realiza desde sus primeros años. Conoce más sobre la exposición Museo del Oro, 80 años de historias compartidas.

¿Quién no tiene un recuerdo en el Museo del Oro? Como parte de la celebración de sus 80 años, el Museo del Oro invita a todos los colombianos a compartir a través de las redes sociales y con la etiqueta #HistoriasQueValenOro sus recuerdos o anécdotas que tengan con él.

En marzo de 1939, el Comité Ejecutivo del Banco de la República recibió una nota del Ministerio de Educación en la cual «se encarecía al Banco comprar un jarrón de oro, de muy perfecta factura». El «jarrón indígena» o «botella quimbaya de oro fino» como se le conocía entonces, procedía de Pajarito (Antioquia) y pesaba (y pesa) 777.70 gramos y finalmente se negoció por la suma entonces muy notoria de $3.000. Fue el primer objeto de una colección que reúne hoy más de 34.000 objetos de metal y 20.000 de otros materiales y es considerada la muestra de orfebrería prehispánica más importante del mundo.

Con la construcción en 1968 del edificio del Museo del Oro en el parque Santander, donde continúa hoy en día, el Banco apostó por convertir su colección de arqueología en un museo moderno a la altura de los mejores del mundo, dotándolo con salas adecuadas para exhibir las piezas y los mejores recursos museográficos. Fue el primer edificio que se construyó en Colombia para ser exclusivamente un museo, al que se reconoció en 1970 con el Premio Nacional de Arquitectura.

Su diseño estuvo a cargo de la firma de arquitectos Esguerra Sáenz Urdaneta Samper y contó con la asesoría de los arqueólogos Luis Duque Gómez y Alicia de Reichel y del equipo que diseñó el Museo Nacional de Antropología de México. En 2008 el Museo se renovó con adecuaciones físicas y un nuevo guion curatorial, mejoras que se reconocieron con el Premio de Interiorismo y Arquitectura Efímera de la Bienal Colombiana de Arquitectura de 2010.

El Museo del Oro es hoy una red de siete museos activos y diversos en igual cantidad ciudades de Colombia. El primer museo regional que abrió sus puertas fue el Museo del Oro Tairona de Santa Marta, que se inauguró el 18 de diciembre de 1980 para dar a conocer la arqueología de la Sierra Nevada. A este le siguieron el Museo del Oro Zenú de Cartagena, el Museo del Oro Quimbaya de Armenia, el Museo del Oro Calima de Cali, el Museo del Oro Nariño de Pasto y el Museo Etnográfico de Leticia; cada uno le ha permitido a su comunidad reconocer y apropiar el patrimonio arqueológico y cultural de su región.

En 2013 el Museo del Oro emprendió una renovación total de sus museos regionales, primero fue el de Santa Marta, después el de Pasto y luego el de Leticia, y actualmente están en obra los de Armenia y Cartagena.

Este proceso ha implicado un trabajo muy cercano con las comunidades: han sido ellos, a través de reuniones con grupos focales y de mingas

“Este proceso además de las notables mejoras de infraestructura, de las que me gustaría resaltar la accesibilidad para usuarios en condición de discapacidad y la implementación de tecnologías limpias para aprovechar y cuidar el uso de los recursos naturales, ha implicado un trabajo muy cercano con las comunidades: han sido ellos, a través de reuniones con grupos focales y de mingas, quienes nos han dicho qué elementos de su pasado y presente les gustaría ver en el Museo del Oro, qué cosas los identifican, qué elementos son importantes y representativos de su identidad”, explica María Alicia Uribe, directora del Museo del Oro.

Así, por mencionar solo algunos ejemplos, gracias a ese trabajo colaborativo con la ciudadanía se incluyó el fútbol y la gastronomía como parte del guion curatorial del Museo del Oro Tairona, la minería artesanal del municipio de Barbacoas en el guion del Museo del Oro Nariño y un capítulo especial que revisa la devastación de la selva Amazónica en el guion del Museo Etnográfico de Leticia.

​Para celebrar los 80 años de esta colección, el Museo del Oro invitó a médicos tradicionales y sabedores de distintas comunidades indígenas a realizar rituales de armonización, limpieza y pagamento en todos los museos de la red. Ceremonias intimas que se realizarán en privado con el fin de regular, limpiar, curar y armonizar espiritualmente la fuerza de los objetos para darle vida a la colección y así reforzar los vínculos de las piezas con las comunidades y contextos a las cuales pertenecen, un diálogo vivo entre el pasado y el presente de los colombianos.

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