¿Cómo percibimos nuestro entorno? ¿Cuál es la influencia de los estímulos sensoriales sobre el sistema nervioso periférico y sobre el cerebro?

La ciencia tiene interés en esta cuestión por muchas razones. A largo plazo, la información que podamos extraer de ello podría ayudar a entender enfermedades como el Mal de Párkinson.

La percepción y las actividades neuronales subyacentes se miden habitualmente mientras los sujetos permanecen de pie o acostados, por ejemplo, durante una sesión de resonancia magnética. Como regla general, la cabeza permanece quieta y se pide a la gente que no parpadee. Las mediciones tienen lugar por tanto bajo unas condiciones muy controladas y bastante poco naturales.

Cuando se procesan los estímulos visuales, sin embargo, hay diferencias si la persona está sentada o se mueve: cuando caminamos, la parte periférica del campo visual muestra un procesamiento superior comparado con el de la parte central. Esto puede demostrarse midiendo la percepción a través del comportamiento y por su respuesta cerebral.

El cambio en la preferencia visual tiene todo el sentido. Según Barbara Händel, neurocientífica de la Julius-Maximilians-Universität, la información visual periférica es por encima de todo lo que proporciona datos sobre la dirección y la velocidad de nuestros movimientos, y por tanto juega un papel importante para la navegación. Sus conclusiones se han publicado en PLOS Biology.

Se sabe desde hace tiempo gracias a estudios animales que una mayor cantidad de movimientos corporales lleva a un mayor ritmo de disparo en las áreas visuales del cerebro. Además, algunos trabajos sugieren que las personas aprenden mejor cuando se mueve.

Para demostrar todo ello, y explorar el vínculo entre movimiento y percepción, Händel ha usado un equipo técnico sofisticado. Los participantes en su estudio deambulan llevando gorras equipadas con electrodos, y un pequeño amplificador que registra sus ondas cerebrales. Los datos son enviados inalámbricamente hasta un ordenador que llevan en una mochila. Otros elementos son sensores de movimiento, gafas de video, y un dispositivo móvil para registrar los movimientos oculares.

La científica quiere investigar el efecto de la percepción alterada durante el movimiento. ¿Ocurre ello solo en el apartado visual o quizá también en otras áreas sensoriales? Además de en la navegación, ¿juega un papel en otros procesos cognitivos, como la memoria y la creatividad?

De momento, los experimentos con ratas muestran que estos animales aprenden mejor cuando se mueven. También hay una conexión entre la creatividad y los movimientos oculares. Se sabe que las personas parpadean más a menudo cuando deambulan, comparado con cuando se hallan descansando. Los trabajos de Händel ayudarán a definir mejor todas estas interacciones.

Textos y fotos: Elmundoalinstante.com

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