El alcohol es, fundamentalmente, una sustancia tóxica que nuestro cuerpo debe de eliminar a la mayor brevedad posible

Fiestas: comidas copiosas y alcohol. Atracones, problemas estomacales y resaca.

Pero ¿de qué hablamos cuándo hablamos de resaca?

La resaca es un conjunto de síntomas que ocurren como consecuencia de beber demasiado: fatiga, debilidad, sed, dolor de cabeza, dolores musculares, náuseas, dolor de estómago, vértigo, sensibilidad a la luz y al sonido, ansiedad, irritabilidad, sudoración y aumento de la presión arterial son los más frecuentes. Pero, una resaca puede variar de persona a persona.

¿Cuáles son los procesos fisiológicos que se desarrollan en nuestro cuerpo?

Son varios los factores que contribuyen a causar la resaca, peor lo primero es que conviene recordar que el alcohol es, fundamentalmente, una sustancia tóxica que nuestro cuerpo debe de eliminar a la mayor brevedad posible.

En primer lugar, el alcohol inhibe la producción de la hormona antidiurética que se encarga de ordenar a los riñones «que conserven agua». Así, empezamos a ir al baño con más frecuencia. Los niveles más bajos de esta hormona hacen que los riñones aumenten la producción de orina. Y orinar más de lo normal provoca deshidratación que se manifiesta con sed, mareos y aturdimiento.

Nuestro estómago se revela y nos da toques de atención con episodios de fuerte acidez e incluso náuseas y es que el alcohol causa directamente la irritación de los tejidos estomacales «gastritis». Además, aumenta la producción de ácido gástrico y de las secreciones del páncreas en el intestino. Cualquiera de estas alteraciones en el sistema digestivo puede causar dolor abdominal, náuseas o vómitos.

Asimismo, el alcohol puede provocar una caída del azúcar en sangre, lo que puede causar fatiga, debilidad, temblores, alteración del estado de ánimo e, incluso, convulsiones.

Y, por último, el alcohol hace que los vasos sanguíneos se dilaten, y esto puede provocar dolores de cabeza.

Y todo ello se agrava con la edad. Todo el mundo sabe que nos es lo mismo una resaca a las 20 que a los 40 años. ¿Qué nos pasa con la edad?

Hemos visto que el agua y las enzimas son dos actores clave en esta sucesión de dramas, pues la edad no lo mejora. Las enzimas también envejecen y su eficacia metabólica empieza a dejar que desear por lo que sustancias como el acetaldehído va a permanecer más tiempo activo actuando de forma perniciosa.

Durante la resaca nuestro cuerpo busca agua desesperadamente, mientras somos jóvenes este agua no es difícil de encontrar en nuestros tejidos, pero conforme cumplimos años la deshidratación es creciente (recuerda tus nuevas arrugas). Además, nuestra proporción de grasa corporal suele hacer justo lo contrario, como la grasa no absorbe el alcohol a mayor proporción menos capacidad para diluirlo tendremos.

Mitos y realidades

Mito: Ciertas acciones, como beber café o ducharse, pueden prevenir o curar la resaca.

Realidad: La única manera de evitar por completo una resaca es no beber alcohol en absoluto o mantener el consumo de alcohol al mínimo. No hay cura para la resaca que no sea el tiempo.

Mito: El orden de las bebidas afectará la resaca, como se refleja en la expresión, «cerveza antes que licor, nunca más enfermo».

Realidad: En general, cuanto más alcohol bebe una persona, peor será la resaca. Esto es cierto independientemente de si una persona bebe cerveza, vino, licores destilados o una combinación de estos.

Mito: Tomar una bebida alcohólica por la mañana después de una noche de copas ayudará a evitar la resaca, una práctica conocida coloquialmente como «un pelo del perro que te mordió».

Realidad: Si bien esto podría minimizar temporalmente algunos síntomas, podría contribuir y prolongar el malestar y otros síntomas de la resaca.

Y a pesar de todo bebemos, ¿qué bebidas generan más resaca?

Lo mejor es no beber, pero si aun así se persiste en ello, aquí van algunos consejos. Existen una serie de bebidas que son más prolíferas a generar resaca, a saber: coñac, whisky, ron o vino tinto.

Pero todo tiene su lado bueno. Las bebidas blancas, siempre con moderación, tienen menor probabilidad de generar resaca: vodka, ginebra, vino blanco, cerveza.

Ahora bien, debido a que las personas son tan diferentes, es difícil predecir cuántas bebidas causarán resaca. Cada vez que las personas beben hasta la intoxicación, existe la posibilidad de que tengan resaca al día siguiente.

Y no olvidar que las resacas pueden ser tanto dolorosas como peligrosas. Durante una resaca, la atención, la toma de decisiones y la coordinación muscular de una persona pueden verse afectadas. Además, la capacidad para realizar tareas importantes, como conducir, operar maquinaria o cuidar a otros, puede verse afectada negativamente.

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