Por Esteban Jaramillo Osorio.

En mi refugio solitario, me excitan los recuerdos. Fútbol a la lata, de videoteca o de YouTube. Viejos tiempos que alimentan mi memoria emocionada. Desfilan faenas victoriosas, tardes inolvidables, con ídolos de antaño.  Hazañas que perdurarán en las charlas interminables, con expertos en la pelota.

En suspenso, entre tanto, este viaje indescifrable, silencioso y a la deriva, asfixiada la humanidad por la pandemia. Se discute en el Fútbol, que no es prioridad ni es vida, cuando, donde y como jugar.

El regreso, inminente. El gobierno mete mano untada de política, insensible ante la realidad por la expansión de los contagios.

Inevitable es el temor de la gente a los pasos en falso. Toma la reanudación del campeonato con pinzas, con más conciencia sobre la realidad que los directivos. Estos no juegan sus partidos con la cabeza, lo hacen con los pies.

Entre tanto se acentúan las divisiones en el manejo y las versiones contradictorias crean confusión.

Se plantea la reanudación en el eje Cafetero. Se ve ideal, porque reúne las condiciones.

No obstante, persisten las dudas por el indefinido pago de protocolos, supervisión de los mismos, hotelería, transporte y logística en general, que representan cifras millonarias

No es correcto gastar el dinero público con beneficio a los particulares, así el fútbol, en su regreso, sea ideal terapia en cuarentena.

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