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Considerando que en el país hay un déficit de 2,5 millones de estos implementos –vitales para proteger al personal médico de salpicaduras que puedan infectarlos–, un grupo de ingenieros, diseñadores y emprendedores que tenían impresoras 3D, unieron esfuerzos para elaborar y donar estas caretas.

Según Sebastián Ocampo, ingeniero físico y estudiante de la Maestría en Ingeniería de Materiales y Procesos de la UNAL Sede Medellín, voluntario del proyecto, la semana anterior entregaron 150 caretas a personal de salud del Hospital Manuel Uribe Ángel de Envigado, y en Medellín a la Clínica CES, la IPS Universitaria, la Clínica Medellín de El Poblado y la Clínica Bolivariana, entre otras instituciones. Esta semana entregarán 500 más a instituciones que se las han solicitado, en el orden de llegada de los pedidos.

El colectivo de aficionados a la impresión 3D, que busca ayudar a la comunidad de salud a evitar el contagio durante la prestación del servicio, se ha ido multiplicando poco a poco en pequeños grupos de voluntarios en Medellín y municipios de su Área Metropolitana. En principio, cada uno colabora con la impresión de partes de la careta.

En Colombia hay un déficit de 2,5 millones de estos protectores faciales.

Y aunque no hay una vinculación oficial de la UNAL a este proyecto, muchos miembros de la comunidad universitaria se han sumado a título individual, como el personal del Laboratorio de Fabricación Digital (Fablab) de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Sede Medellín, con el propósito de ayudar a controlar la pandemia de COVID-19.

Crece lista de pedidos

El ingeniero Ocampo recuerda que todo empezó con varias personas que tenían impresora 3D y pensaron cómo podían ayudar en la solución de la emergencia por COVID-19. Otros tenían filamento y materias primas, entonces empezaron a organizar tareas de recolección de materiales e insumos para hacer las caretas, como látex, acetato o películas poliméricas; labores de ensamble y desinfección; y entrega al usuario final.

El objetivo es montar una red de logística que se encargue de los diferentes procesos, porque la lista de pedidos de caretas crece día a día, y están en búsqueda de los recursos necesarios para fabricarlas y cubrir la enorme demanda. Además, todos los que deseen vincularse como voluntarios pueden integrarse a la logística de los procesos o donar materiales, para aportar desde su saber y experiencia.

Si alguien tiene una impresora 3D, en un link encuentra todas las instrucciones para elaborar caretas con las mejores prácticas de fabricación, las entrega al líder de su zona, después el equipo de ensamble y armado las recibe, y por último otro equipo se encarga de entregarlas. También se reciben donativos de materiales como filamento para impresión, elásticos para las caretas o acetatos.

Hasta ahora cuentan con 230 impresoras disponibles, y como en algunas no se pueden hacer impresiones 3D de gran tamaño, se espera imprimir en ellas otros dispositivos médicos para atender la emergencia, como ventiladores o conexiones extra para los ventiladores existentes.

Para visibilizar su labor, crecer en número de voluntarios y avanzar en sus proyectos, “Hacer para salvar” está construyendo una página web. Actualmente se encuentran en Facebook e Instagram.

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