Por Guillermo Romero Salamanca

No tenía los 14 años cuando Julio Estrada “Fruko” lo encontró debajo del piano del estudio de grabación de Discos Fuentes.

–¿Usted qué hace ahí?, le preguntó intrigado el maestro Julio.

–Es que a mí me gusta la música y pensé que me regañarían y entonces yo me escondo acá y disfruto con el tema de las grabaciones.

El maestro Julio recordó que él también hacía algo similar cuando Los Corraleros de Majagual grabaran sus canciones.

–¿Usted cómo se llama?, le volvió a interrogar el maestro Julio, uno de los grandes músicos de Colombia.

–Carlos Valencia, le contestó tímidamente.

–Bueno Carlos, de ahora en adelante será mi secretario.

Y claro eso fue como si le dijeran que había llegado al cielo y de inmediato Carlos traía las partituras, alistaba el estudio, ponía los micrófonos y de lado miraba cómo Pedro Muriel movía las perillas de una tremenda consola de 48 canales.

Era su sensación. En su casa sabían dónde estaba todos los días. E incluso en las noches, sólo le dejaban su plato de comida cerca al microondas para que no se acostara con apetito.

Vivía, caminaba, soñaba, pensaba, leía y se distraía con todo lo que se tuviera que ver con la música. Hizo coros para agrupaciones como La Sonora Dinamita y Banda La Bocana y cuando tenía los 17 años participó en su primera producción discográfica: “Perfume Caribe”, con el cual grabó buena parte del repertorio de Los Corraleros de Majagual. Cantaba con dos hermosas vocalistas.

También colaboró con un grupo llamado Amazonas.

Así llegó a Bogotá con el fin de adelantar promoción, pero su familia le ayudó para que adelantara estudios de producción musical en Estados Unidos. Dejó así el grupo musical y cuando regresó conoció al maestro Iván “sensación” Calderón y lo llevó a trabajar con Los Gigantes del Vallenato.

Tuvimos noticias luego de su vida porque estaba residenciado en Miami donde no sólo grababa, sino que inventó el grupo “Two Swing”.

Un nuevo regreso a Colombia y laboró varios años al lado del inolvidable Fernando Jaramillo, director de Los Tupamaros.

Ya era todo un productor. Les grabó a Guayaba, Las Pica Pica, el Cuarteto Impacto y los mismísimos Tupamaros.

A pesar de su sabiduría, era un hombre sencillo, amable y cordial.

Regresó después a su Medellín del alma y siguió creciendo en la música hasta cuando creó Los Cantores de Chipuco que impactaron de inmediato en todo el país con su particular estilo. Fueron más de seis años de presentaciones, grabaciones y popularidad en YouTube. Sus canciones tienen más de 20 millones de visitas.

Luego sacó su producción como Cumbia Style, pero ya como solista. Le ha ido bien.

Hernán Darío Usquiano, director, productor, administrador, conductor, conocido también como “El hombre de las historias” lo invitó varias veces a la grabación de “La Viejoteca”, pero por múltiples compromisos del hombre de la música no lo había podido presentar.

Este 23 de febrero, la cita será a las 9 de la noche en TeleMedellín y en este espacio musical, contará también algunas anécdotas de su vida musical.

El hombre es un genio. Karval o Carlos Valencia. Y de música sabe más que Usquiano.

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