En promedio, las cartageneras comienzan a perder masa muscular a partir de sus 40 años.

Un estudio liderado por grupo de investigación de la Universidad de Cartagena evidencia que la pérdida de masa muscular y fuerza están comenzando en las mujeres de esa ciudad a partir de los 40 años de edad, situación que puede reflejarse en otras regiones del país.

Los investigadores encuestaron a 403 cartageneras de los estratos 3 y 4, quienes participaron de manera anónima y voluntaria en el estudio. Se les midió la circunferencia de pantorrilla y la fuerza de prensión en la mano dominante, además de ejecutar una prueba de velocidad de carrera. A través de estas mediciones y con los criterios del Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas Mayores, se identificaron los síntomas de esta condición en la mujer cartagenera.

Lo sorprendente es que, a partir de los 40 años, ya se encuentren mujeres con esta afección, hallazgo principal del estudio categorizado por Colciencias y publicado en el volumen 26 No. 9 en la revista científica Menopause, una de las más importante del mundo en su área, órgano de información científica del Sociedad Norteamericana de Menopausia.

De acuerdo con el médico ginecólogo Álvaro Monterrosa, profesor de la Universidad de Cartagena y coordinador de esta investigación, la pérdida del músculo puede ser progresiva, hasta configurar un cuadro que se llama sarcopenia y por eso las mujeres postmenopáusicas pierden fuerza y masa muscular progresivamente. 

Lo novedoso del estudio es que arrojó que el 4 por ciento de las mujeres entre 40 y 44 años a las que se les aplicó la encuesta y las pruebas, ya presentan criterios de sarcopenia, condición que hasta el momento se había encontrado en mujeres, por encima de los 60 años.

En el caso de las mujeres que viven en Cartagena, muestra que esas dos características principales, pérdida de fuerza y de masa muscular, “no comienzan en la tercera edad, sino mucho antes, por lo que es necesario desarrollar más programas de prevención”, dijo Monterrosa.

Acciones como no poder cargar varias bolsas del supermercado, dificultad para subir escaleras y fatiga al caminar mucho, de forma repetida o intensa, son circunstancias cotidianas que deben alertar a las mujeres, porque son   muestras de sarcopenia.

Monterrosa dice que esta investigación “es un campanazo de alerta para las mujeres colombianas y latinoamericanas”, y considera que deben hacerse estudios en varias regiones del país con diferentes grupos socioeconómicos.

Las consecuencias

 Monterrosa, quien dirigió la investigación, hace un llamado al gobierno, a las instituciones de salud y a las empresas que hacen medicina preventiva, para que le presten atención a lo que está pasando con las mujeres que luego de su menopausia, ven deteriorada su salud.

Lo ideal es que “se llegue a la vejez con la mayor cantidad de salud posible”. Según el médico, las consecuencias de la sarcopenia se ven representadas en mayores costos para las entidades y las pacientes.

 “La idea no es parar el envejecimiento de la mujer, pero si hay que darles calidad de vida”, dice, señalando que no hay cirugías ni medicamentos milagrosos contra la sarcopenia, aunque advierte que sí hay enfermedades que aceleran la aparición y el desarrollo de la sarcopenia como la diabetes, la hipertensión, el sedentarismo y el reposo prolongado.

Nota que hay vacíos de conocimiento sobre sarcopenia en la mujer latinoamericana, con connotaciones étnicas, culturales, comportamentales y nutricionales, que les son propias. Igualmente, menciona que la importancia de la sarcopenia no solo se debe a su prevalencia sino lo que se espera que crezca a nivel global.

¿Qué hacer?

El especialista señala algunas medidas que la mujer debe seguir:

-Consultar sobre los suplementos y estudios especializados que permitan la confirmación diagnóstica.

-Mantener una actividad física adecuada. Hay que realizar ejercicios para potenciar la musculatura.

-Consumir dietas ricas en proteínas, o aportar de forma extra algunos nutrientes concretos, como determinados aminoácidos, para ver si se disminuye el riesgo de que la sarcopenia aparezca o progrese. -Evitar llevar una vida sedentaria.

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