Por Esteban Jaramillo Osorio.

Por ser referentes y símbolos, cada movimiento de Falcao y James es seguido con especial atención. Su inasistencia a los próximos partidos de la selección ha disparado todo tipo de conjeturas, tantas salidas del libreto fantasioso de periodistas e hinchas.

Que se rehusaron a comparecer con la tricolor, se dice. Que privilegiaron su presente, incierto aún. Que ambos, lesionados. Que no se acomodan al nuevo estilo de juego que quiere implantar Carlos Queiroz, con predilección al futbol vertiginoso, sin pausas.

Que ejercen una nociva influencia en el interior de la selección y, para colmo, que no llegaron porqué una reciente rebelión, tras la copa América, es castigada por los dirigentes.

Esteban Jaramillo en una de sus entrevistas con James.

Como se ve, un listado argumental sustancioso para las polémicas.

El lujo de jugar sin ellos, no es admisible por encima del rótulo de “experimentales” que se les da a los partidos inmediatos. La influencia de ambos, en el interior de la selección, evidente especialmente en Falcao, debe ser considerada fecha a fecha por respeto, además, a su trayectoria y porque coadyuva al crecimiento de los jóvenes.

Jugar sin James equivale a eliminar el talento desequilibrante de su futbol. Su último pase siempre fulminante y su aportación técnica ofensiva, han desbloqueado caminos al gol en muchas ocasiones.

Falcao y James, son como Cristiano Ronaldo en Portugal, Neymar en Brasil y Messi en Argentina, considerados por su juego diferencial y los empujones anímicos que dan.

Un proceso en construcción no puede descartarlos por caprichos y menos, como parece ser en la actualidad, como retaliación por reclamos a los dirigentes por un tratamiento justo que como deportistas exigen. *EJO.*

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