Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Hace 60 años, en la fría mañana del 11 de febrero de 1963, Paul, John, Pete y George, los integrantes de una de las bandas más famosas de la historia moderna, los Beatles, llegaron a los estudios de EMI en Abbey Road, batiendo los récords lograron grabar 10 canciones en un solo día, qué sumadas de las cuatro que ya tenían produjo el primer disco, Please, Please me, estuvo en el primer puesto en el Reino Unido durante 30 semanas.

Durante los siete años qué los Beatles estuvieron juntos, produjeron 210 canciones y una inmensa fortuna para EMI, el sello discográfico, qué invirtió una buena parte en el desarrollo del tomógrafo axial, liderado por sir Godfrey Hounsfield, en 1972 presentó la versión funcional y en 1979, recibió el premio Nobel de medicina.

La tomografía, la resonancia magnética y los encefalogramas ofrecen a los investigadores la posibilidad de saber cómo funciona el cerebro y los efectos que tienen las diferentes percepciones del mundo, ya sean imágenes, música, aprendizajes o nuevas experiencias emocionales.

Ya son muchos los documentos científicos que han desvirtuado mitos como el que solamente usamos un 10% del cerebro o que va envejeciendo a la par del cuerpo, este órgano, que normalmente pesa solo el 2% del cuerpo pero que consume el 20% de la energía, funciona diferente a lo hace el corazón, el hígado o los músculos.

El cerebro tiene un inmenso potencial para seguir desarrollándose a cualquier edad, esto es lo más importante, si una persona a los 90 años decide aprender a tocar un instrumento, a pintar, a hacer cálculos matemáticos, a aprender un nuevo lenguaje, el cerebro está listo para lograrlo, hará nuevas conexiones entre las neuronas. Entre más lo ejercitemos, será más fácil, es cómo al montar en bicicleta, al principio parece imposible, muy difícil y luego se siente parte de sí, como si siempre se hubiera hecho.

Una persona puede incrementar su capacidad cerebral con actividades y actitudes, podemos destacar las siguientes:

  1. Pensamientos positivos. Hay un gran impacto en mantener y mejorar la capacidad cerebral si un porcentaje importante de los pensamientos son positivos, alejarse de las noticias negativas, los chismes innecesarios, enfocarse en lo que se puede hacer más que en lo que se ha perdido, si ya no tiene trabajo, en lugar de pensar que es el colmo que lo hayan “botado” pensar en que competencias tiene, cuales oportunidades hay, son muchas las historias de personas exitosas, que dicen que lo mejor que les pudo pasar fue que los “botaran”.
  • No compararse. Gran parte del sufrimiento radica en ello, se inicia en la casa, ¿por qué no eres cómo tu hermano?, “a tu edad ya trabajaba” y sin duda en los colegios, donde el sistema de evaluación premia unos pocos y permanentemente se anima a que sean como ellos.
  • Apreciarse. Difícilmente hay un proceso de conocimiento propio que lleve a apreciarse, a valorarse tal cómo se es. La cultura, la educación, la publicidad y las redes sociales están mostrando modelos de personas, eso hace que se trate, con grandes esfuerzos, sobre todo de carácter emocional, de ser otra persona, en lugar de valorarse por lo que se es, ya sea flaco, gordo, hábil en matemáticas, en correr, en contar chistes, en organizar eventos, o cuidar animales, nos preocupamos demasiado por cómo son los otros en lugar de descubrir cómo se es.
  • Revisión diaria de lo bueno que se tiene. Hay una tendencia cultural a comentar lo malo que sucede, más que lo bueno que se tiene, quedando una sensación de angustia, de ansiedad permanente, en lugar de tranquilidad y sosiego, definitivos para poder seguir avanzando, esto no significa desconocer la realidad, simplemente es orientar los esfuerzos, la energía a lo bueno.
  • Desarrollar y mantener buenas relaciones sociales. El cerebro es social, hablar con otras personas de manera agradable, con cordialidad, de temas interesantes, reírse, crea y refuerza conexiones neuronales que fortalecen al cerebro, si no se tiene con quien hablar, hacerlo virtualmente y en últimas hasta consigo mismo.
  • Mejora permanente. Todas las personas tenemos unas habilidades naturales, que una vez identificadas se pueden ir mejorando, este proceso implica un aprendizaje habitual, sin importar cuántos años se tengan o que labor realice, se tiende a pensar qué una persona cuando se jubila ya no debe estudiar y es todo lo contrario es una excelente oportunidad para aprender, lo que tal vez por razones laborales y familiares no tuvo oportunidad.

El secreto de una buena vida es querer tenerla, es un estado mental más que uno físico o económico ¿listo para iniciar un proceso de mejora permanente?

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