Una nueva investigación demuestra que el comportamiento típico de los adolescentes no solo ocurre en humanos jóvenes, también en canes

Una nueva investigación dirigida por científicos de la Universidad de Newcastle y la Universidad de Nottingham ha demostrado que el comportamiento típico de los adolescentes no solo ocurre en humanos jóvenes, sino que también pasa con los perros. El estudio, dirigido por Lucy Asher, de la Universidad de Newcastle, es el primero que encuentra pruebas de un periodo «difícil» entre la etapa de cachorro y la fase adulta de los canes.

Los investigadores descubrieron que los perros a menudo ignoraban más las órdenes dadas por su cuidador y eran más difíciles de entrenar a la edad de ocho meses, cuando están en la pubertad. Este comportamiento fue más pronunciado en los perros que tenían un apego inseguro a su dueño, según detallan en su estudio, publicado en la revista « Biology Letters».

Asher, profesora titular de Ciencias de Precisión Animal, advierte también que la adolescencia puede ser un momento vulnerable para los perros, ya que muchos de ellos son trasladados a los refugios animales a esta edad. «Este es un momento muy importante en la vida de un perro, porque dejan de ser cachorros y, de repente, sus dueños encuentran que son más desafiantes y ya no pueden controlarlos ni entrenarlos. Pero al igual que con los adolescentes humanos, los dueños deben ser conscientes que su perro está pasando por una fase pasajera», apunta la investigadora.

El experimento empírico

El equipo observó a un grupo de 69 perros para analizar su comportamiento durante la adolescencia. Así, monitorizaron la obediencia en labradores, golden retrievers y cruces entre estas dos razas, a la edad de cinco meses -antes de la adolescencia-, y ocho meses -durante la pubertad-.

Los perros tardaron más en responder a la orden de «sentarse» durante la adolescencia, pero solo cuando la orden fue dada por su cuidador, no por un extraño. Las probabilidades de no responder repetidamente al comando de sentarse del cuidador fueron aún mayores a los ocho meses. Sin embargo, la respuesta a la misma orden mejoró si era dada por un extraño.

Se hallaron más pruebas cuando se amplió el grupo a 285 perros de razas labrador, golden retriever y pastor alemán y cruces entre ellos. Tanto los dueños reales como los entrenadores ajenos completaron un cuestionario en el que se les pidió que calificaran puntos como «se niega a obedecer órdenes, que en el pasado se demostró que aprendió» o «responde inmediatamente a la orden de recuperación cuando está fuera del alcance».

Los cuidadores dieron puntuaciones más bajas de «capacidad de entrenamiento» a los perros en la adolescencia, en comparación con cuando tenían cinco meses o doce meses. Sin embargo, nuevamente los adiestradores informaron de un aumento en la capacidad de entrenamiento entre las edades de cinco y ocho meses.

«Dueño-perro» similar a «padre-hijo»

Por otro lado, los investigadores también encontraron que, en común con los humanos, los perros con apegos inseguros a sus cuidadores (caracterizados por mayores niveles de búsqueda de atención y ansiedad cuando se separan de ellos) tenían más probabilidades de llegar a la pubertad temprano. Estos datos proporcionan la primera evidencia del impacto entre especies de la calidad de la relación en el tiempo reproductivo, destacando otro paralelo con las relaciones padre-hijo.

Naomi Harvey, coautora de la investigación de la Facultad de Medicina y Ciencia Veterinaria de la Universidad de Nottingham afirma que si bien los resultados de este estudio pueden no sorprender a muchos dueños de perros, tiene importantes consecuencias. «Muchos dueños y profesionales caninos han sabido o sospechado durante mucho tiempo que el comportamiento del perro puede ser más difícil cuando pasan por la pubertad. Pero hasta ahora no ha habido un registro empírico. Nuestros resultados muestran que los cambios de comportamiento observados en los perros son muy similares a los de las relaciones entre padres e hijos, ya que el conflicto perro-dueño es específico del cuidador principal del perro y al igual que con los adolescentes humanos».

Los investigadores subrayan que es muy importante que los dueños «no castiguen a sus perros por desobediencia ni comiencen a alejarse emocionalmente de ellos». «Es probable que la situación empeore cualquier comportamiento problemático, como sucede en los adolescentes humanos», señala Harvey.

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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