Por Guillermo Romero Salamanca

El sueño de Manuel Fernando, cantante y compositor de Tuluá, en el centro del Valle del Cauca, era conocer a Camilo Sesto.

Más aún, cantar con él.

Desde muy pequeño Manuel Fernando demostró sus capacidades artísticas. En la casa, en el colegio y en los salones sociales de su tierra natal. Escogió la balada porque se identificaba con los cantantes del momento.

Un día escuchó a Camilo Sesto y su forma de entonar la voz y las letras de sus canciones, le conquistaron de inmediato.

Un día su padre, don Julián Ocampo Lozano lo inscribió en un concurso de canto en Santiago de Cali.

«Gracias siempre he dado a CAMILO SESTO por su generoso apoyo, hasta el extremo de darme su voz, acompañándome en los coros de algunas de mis mejores canciones que grabé en Madrid, España, además de sumarse a la Dirección de mi voz en muchas ocasiones»: Manuel Fernando.

“Comencé a ensayar “Todo por nada”, mañana y tarde, pero faltando unos días para el concurso, Camilo hizo una versión de “Volver, volver”. Y me cambié a ese tema. Mi papá no estuvo de acuerdo con mi determinación. Me decía que si lo había practicado tanto tiempo para qué cambiarlo ahora. Preciso, cuando subí al escenario, se me olvidó la letra”, cuenta ahora.

“Seis meses después enfermó mi padre por problemas renales. En su cama me pedía que la cantara “El Triste” de José José y “Algo de mí” de Camilo Sesto. Un día el médico me dijo que le quedaban pocos días de vida. Durante 15 días le entonaba a capella sus dos canciones preferidas. Me dolía hasta el alma cuando llegaba al verso que decía: “Algo de mí, algo de mí, algo de mí se va muriendo/ Quiero vivir, quiero vivir saber por qué/ te vas amor”.

“Se fue al más allá mi padre. Seis meses después volví al concurso y gané con “Quiere ser mi amante”.

Años después Manuel Fernando grabó “Contra mí” en España, tema que lo catapultó y lo llevó a escenarios de Miami, México y recorrió buena parte de Colombia. Esa canción fue tema de una telenovela y el compositor se convirtió en una estrella nacional.

En uno de sus viajes a Estados Unidos le presentaron a Camilo Sesto. No lo podía creer. Su sueño se había hecho realidad. Le contó su historia con don Julián Ocampo. Nació así una amistad de voces y canciones.

“Camilo era un excelente cantante, autor, compositor, poeta, pintor, es lo que consideramos un artista integral por excelente. Compartimos tertulias es Madrid, Marbella, Bogotá, Cali, Nueva York y Miami.

Manuel Fernando es también productor discográfico.

“El noviembre de 1986 me comentó en Miami que tenía un concierto en Bogotá, que luego cantaría en el Reinado Nacional de Belleza y que serían sus últimos recitales. Yo le dije: eso era imposible, usted tiene mucho talento todavía. Viajamos a Bogotá y me comentó que me tenía un regalo. En el ensayo me dio la sorpresa: quería que cantara con él. Yo no lo podía creer. Era mi sueño cumplido. Me acuerdo que me preguntó: ¿te sabes alguna de mis canciones? Casi todas, le respondí de inmediato”, cuenta ahora Manuel Fernando.

“En el ensayo sacó un lienzo y comenzó a pintar. Al terminar me lo dio. Era un retrato mío”, recuerda el cantante tulueño.

“Esa noche, cuando llevaba medio concierto le anunció al público que tenía una sorpresa: presentar a una nueva figura de la canción. Cuando pronunció mi nombre, los asistentes al coliseo aplaudieron y se pusieron felices. Cantamos entonces “Amor de mujer”.  Fue una noche apoteósica e inolvidable para mi vida”, señala.

Cuadro que le hiciera Camilo Sesto a Manuel Fernando.

Meses después Manuel Fernando le contó que iría a grabar a los estudios Kirios en Madrid y Camilo se entusiasmó bastante. “Él se compenetró con la grabación. Él me dirigía las voces, hacía algunos comentarios, participaba en los coros. Yo era asombrado. No lo podía creer. No me pidió nada, pero yo, por respeto le di los créditos respectivos en el álbum “Alma y fuego”. Así era Camilo”.

“Además de su talento, recuerdo bastante su gran sentido del humor. Le sacaba chiste a una calavera, como decimos en Colombia. Imitaba a todos los artistas del momento como a Julio Iglesias y Raphael. Me impresionaba que cuando cantaba ponía una voz muy aguda, pero en la vida normal, mostraba su voz grave. Era un trabajador infatigable”.

“Este domingo, cuando me enteré de esa lamentable noticia, vinieron a mi mente todos esos momentos. Descanse en paz, gran amigo”, concluye Manuel Fernando.

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