Por Juan Pablo Morales, Intrepid Mali

En tiempos y ciudades donde la inseguridad es un factor cotidiano, muchas familias y personas optan por integrar a su vida un perro de protección personal.

Estos caninos que han sido seleccionados y entrenados profesionalmente conviven en ambientes familiares, pero están preparados para reaccionar ante diferentes situaciones de peligro.  Para lograr esto se necesita en equilibrio perfecto entre la sociabilidad, el carácter y temperamento ante situaciones intimidantes. 

Esta moderación se alcanza únicamente cuando se combina la personalidad idónea del ejemplar con un trabajo de socialización y adiestramiento avanzado.

El objetivo se cumple mediante un proceso que empieza por la selección genética, que incluye un proceso de socialización temprana, un trabajo de desarrollo de fortaleza mental y carácter durante su edad adolescente y culmina con un adiestramiento avanzado en obediencia, control y agresión.

Para recorrer estas fases transcurre un tiempo promedio de 30 meses en el cual es importante que el ejemplar haya cumplido su ciclo de madurez y cuente con un comportamiento y habilidad mental de un perro adulto. 

Una vez entrenado el perro de protección, ya se puede contar con su apoyo en situaciones especificas de la vida de su propietario. Las más comunes en las que encontramos a estos perros son: Como elementos de alarma o disuasión; En el robo en la casa, el carro o un local; Una situación de atraco en la calle, el carro o un cajero automático; y/o Situaciones de secuestro o peligro de vida.

Esta función que cumplen estos perros de trabajo son labores de alta exigencia las cuales están rodeadas de algunos mitos o verdades que se deben aclarar. 

UN PERRO DE PROTECCIÓN PERSONAL NO ES UNA MASCOTA

El perro de protección personal tiene un entrenamiento basado en disciplina y orden en su cotidianidad. Estos perros por ejemplo están entrenados para no recibir comida de extraños y evitar que sean envenenados por un ladrón o agresor. Para lograr esto, el perro entiende que el momento, la ubicación y la persona que los alimenta siempre es la misma. Si tratamos al perro como mascota y permitimos que amigos, familiares o los niños los alimenten, el resultado es una adaptación contraria a su entrenamiento y seguramente fallaran el día más necesitado.

Otro ejemplo es el perro entrenado para cuidar el perímetro o el jardín de la casa, pero si lo acostumbramos a dormir cómoda y tranquilamente adentro, con el tiempo perderá su entrenamiento para estar atento durante la noche. En sí, brindar algunas comodidades y afectos típicos que brindamos a nuestras mascotas puede causar un efecto negativo en el entrenamiento, y hacer que el perro falle a sus labores.

Por otro lado, para aquellas personas que esperan de su mascota una reacción como perro de protección, fallan a la premisa más básica que la conducta deseada  se logra mediante la positivización y repetición de tal, y es entonces cuando esperar que el perro reaccione de cierta manera deseada por instinto de protección, sin necesidad del entrenamiento avanzado, genera un gran peligro para el propietario, el perro y la sociedad en general, ya que no se sabe ni se controla la reacción del perro y se deja una situación de grave peligro al azar.

UN PERRO DE PROTECCIÓN PERSONAL NO ES UN PERRO AGRESIVO 

Un perro alfa de mucha agresión se convierte en un perro difícil o imposible de controlar en una situación de peligro.

La noción de que el perro de protección debe ser el más agresivo es uno de los errores mas comunes y graves al momento de seleccionar el perro de protección.  La característica más importante para desarrollar de manera responsable el instinto de agresión de un perro, es su estabilidad mental y capacidad cognitiva cuando se encuentra en estado de agresión.

Un perro alfa de mucha agresión se convierte en un perro difícil o imposible de controlar en una situación de peligro. Si tenemos un arma como esta, lo primero que debe existir es control y este control se pierde cuando el nivel de excitación en estado de agresión es muy alto. Independiente de la raza de perro que busquemos la prioridad es un perro de temperamento estable que tenga un balance entre sus instintos y de esa forma nos permita conocer, controlar y predecir todas sus reacciones.

UN PERRO DE PROTECCIÓN ES UN ARMA DE FUERZA NO LETAL

El perro de protección debidamente entrenado, tiene la funcionalidad de un arma de fuerza no letal y como tal presenta una alternativa perfecta para aquellos que desean amparo real sin necesidad de correr el riesgo de causar la muerte al momento de defenderse. Esta arma está entrenada para causar el daño necesario por medio de una sola mordida dolorosa y desgarradora que busca inmovilizar al agresor sin necesidad de causar múltiples lesiones que podrían ser consideradas como una acción de sevicia.

UN PERRO DE PROTECCIÓN NO ES UN PERRO DEPORTIVO

Un error común es pretender que el perro titulado o practicante de estos deportes, reaccione como un perro de protección.

Existe una variedad de deportes caninos que incluyen una sección de mordida o protección dentro de su rutina de competencia. Sin embargo, . El deporte se practica dentro de unos parámetros y con unos objetivos diferentes al entrenamiento de protección en escenarios reales, y por esto seria irrisorio e irresponsable esperar un comportamiento deportivo en una situación real.

Es correcto que un perro de alto rendimiento en deportes de mordida posiblemente se pueda entrenar como perro de protección, pero no sin antes realizar un entrenamiento de adaptación a situaciones reales y cotidianas. Esto lleva a un perro deportivo a convertirse en candidato a perro de protección, pero no necesariamente garantiza el éxito dentro de un programa responsable de protección personal. 

UN PERRO DE PROTECCIÓN NO ES UNA ADQUISICIÓN ECONÓMICA

El perro de protección presenta una opción de gran versatilidad y seguridad a la hora de pensar en protección para la familia.

Si busca economía dentro de las opciones de protección personal o familiar no busque un perro para esta labor. El costo de selección, crianza, equipamiento y entrenamiento entre dos o tres profesionales durante un período de 2 a 3 años, hacen de esta opción una de las mas costosas del mercado. Si bien es cierto que pueda ser la herramienta perfecta para muchos, es importante entender que el perro o entrenamiento equivocado puede ser un error demasiado costoso y esta no es una decisión para tomar a la ligera o buscando economía.

Por eso si encuentra aquella persona que ofrece un perro de protección relativamente económico, desconfíe de ellos, porque sencillamente hay un hueco o error y lo único que no quiere es tener un arma que al momento de usarla le falle, de ser así es preferible no tenerla y buscar otro método de seguridad para la familia.

Tenga en cuenta que las empresas responsables cobran entre 7 y 40 mil dólares dependiendo del nivel de seguridad que brindan y cualquier variación por debajo o arriba de este valor debe ser cuestionado.

Finalmente, el perro de protección presenta una opción de gran versatilidad y seguridad a la hora de pensar en protección para la familia, pero de escoger esta opción, es importante asesorarse de empresas que cuenten con el equipo profesional y el conocimiento adecuado para brindar calidad y confianza.

No es casualidad que estos perros sean utilizados en los equipos de intervención SWAT más avanzados de los mejores departamentos policiales del mundo, o que las fuerzas especiales del ejército de Estados Unidos hayan usado un canino entrenado para las misiones de captura de Osama Bin Laden y Al Bagdadi.

La realidad es que las mejores fuerzas de seguridad en diferentes países confían en el entrenamiento de intervención canina para sus operaciones mas importantes. Es por esto que confiar la seguridad de tu familia en un canino entrenado es claramente una de las mejores decisiones.   (GRS).

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