A la hora de practicar el Oosouji es fundamental hacerlo habitación por habitación.

Oosouji es una costumbre que suele realizarse en algunos hogares de Japón al finalizar el año para empezar el siguiente periodo con buen pie con un afán renovador

Si eres de las personas que afronta septiembre como el momento ideal para hacer borrón y cuenta nueva, casi como si se tratase del arranque del año, es probable que aproveches estos días para «hacer un Marie Kondo», es decir, para ordenar, limpiar y deshacerte de todo aquello que sobra en tu casa. Y, aunque es cierto que el método de la organizadora japonesa, basado en almacenar las cosas en el lugar adecuado y quedarse solamente con lo que realmente nos hace felices, cuenta con cientos de miles de seguidores en todo el mundo, existen otras tradiciones japonesas relacionadas con el orden y con la limpieza que son mucho más antiguas. Una de ellas es el Oosouji, una costumbre que suele realizarse en algunos hogares de Japón cada 28 de diciembre para acabar el año con buen pie y comenzar el siguiente periodo desde cero con un afán renovador.

Pero si el método Konmari está más centrado en el orden que en la limpieza, en el caso del Oosouji sucede lo contrario, pues está basado en acabar con cualquier tipo de suciedad que pueda existir en una vivienda. De hecho, tal como explican los expertos que han analizado esta práctica, esto está relacionado con el hecho de que en Japón se ve como un mal augurio llevar de un año a otro tanto los viejos asuntos como la suciedad. Podría decirse que lo más parecido que existe en otras partes del mundo con este tipo de acciones es lo que popularmente conocemos como limpieza general. Sin embargo, en el caso de esta antigua costumbre japonesa pretenden ir más allá, pues se plantean esa “gran limpieza” (el prefijo japonés ‘O’ significa grande) como algo tan sanador como espiritual.

Pasos para seguir el método Oosouji

Lo primero que tenemos que hacer es reservar un día en el calendario para el Oosouji, pues es una tarea que probablemente nos llevará varias horas o incluso toda una jornada. Ese día, además, evitaremos distracciones como el teléfono móvil (es fundamental que lo tengamos desconectado o en modo avión) y además tendremos que tener preparadas todas aquellas cosas que vayamos a necesitar: productos de limpieza, dispositivos electrónicos que faciliten la tarea, bolsas de basura, etiquetas para clasificar cosas y cajas de diferentes tamaños.

Lo ideal es arrancar la jornada a primera hora de la mañana, cuando todo está en silencio y tenemos la mente despejada. Lo primero que haremos será abrir las ventanas para ventilar todas las estancias.

Una vez que estemos preparados nos planificaremos de forma aproximada un horario para revisar habitación por habitación para seleccionar todo lo que no sirva, esté roto, no funcione o simplemente nos haga sentir incómodos. Resultará útil tener a mano las bolsas de basura para poder decir adiós en ese momento a todo aquello que durante el resto del año hemos conservado “por si acaso” o por simple apego. A la hora de sistematizar esta tarea lo aconsejable es no tener miedo a deshacerse de las cosas que ya no usamos. En el caso de que consideres que alguien puede darle una segunda vida, no dudes en donarlo, pero si no es así, tíralo y haz espacio.

Cabe recordar que se trata de un método que debe implicar a todos los miembros de la casa, pues cada uno tendrá que asumir sus propias decisiones sobre sus pertenencias y seleccionar aquello de lo que desea desprenderse.

Una vez que nos hayamos liberado de todo aquello que no queremos en nuestro hogar en nuestra nueva etapa es el momento de limpiar las habitaciones. Recuerda que también en este caso debemos hacerlo en orden y que no es recomendable pasar a otra estancia hasta haber terminado por completo una.

Durante la fase de limpieza haremos una limpieza en profundidad, no de rutina, pues la idea es que sea exhaustiva. Así, limpiaremos los muebles y los armarios por dentro y por fuera; el suelo, el techo, las lámparas, los electrodomésticos por dentro y por fuera, todos y cada uno de los rincones del cuarto de baño, la terraza (si la tenemos), los lugares de almacenaje o incluso el trastero.

En cuanto al orden en cada estancia se recomienda empezar de arriba a abajo y siguiendo el sentido de las agujas del reloj. De este modo podremos empezar y terminar en el mismo punto y sabremos por dónde vamos si por alguna circunstancia tenemos que interrumpir la tarea.

Además de la limpieza debemos tener en cuenta que el método también incluye la necesidad de cambiar las bombillas fundidas, reparar aquello que merezca la pena arreglar y sustituir lo que no funciona por algo nuevo.

Beneficios del método

La limpieza doméstica relaja. Limpiar, ordenar y tirar aquello que ya no necesitamos funciona como una catarsis.

Tener un hogar limpio influye directamente en nuestra felicidad y nuestro bienestar mental.

Tener la casa ordenada, te ayuda a ordenar la cabeza. Así de sencillo. Nuestro entorno está conectado con nosotros y con nuestra mente. Pon orden en tu caos externo y serás más feliz.

Vives el presente. Al realizar el Oosouji, nuestra mente se concentra en el presente, ‘aquí y ahora’ sin negatividad.

Te hará sentir más libre. La limpieza tiene un poder liberador y regenerador en aquel que la practica, porque las cosas no sólo ocupan espacio físico, sino también mental. Limpiar, ordenar y tirar lo viejo hará que nos sintamos más libres y estemos más preparados para recibir lo bueno que está por llegar.

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