Las antenas del SKA Pathfinder australiano de CSIRO con la Vía Láctea por encima – Alex Cherney / CSIRO

Un estudio publicado en PNAS apoyado en matemáticas está de acuerdo con la tesis de que la vida se extiende rápido, pero a menudo no desarrolla inteligencia

Los científicos llevan buscando vida en otros planetas desde hace décadas sin que hasta ahora haya habido confirmación. Pero una cosa es encontrar vida y otra muy distinta vida inteligente. Para hallar evidencia de esto último hay proyectos, como SETI, que se dedican a escudriñar el universo para encontrar signos, presentes o pasados de civilizaciones extraterrestres. Sin embargo, que las pruebas de que exista la vida en otros planetas pueden estar aquí mismo, en la Tierra. Al menos eso es lo que piensa el científico David Kipping, de la Universidad de Columbia (EE. UU.).

En un reciente artículo publicado en la revista « Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS), el astrónomo intenta acotar las posibilidades de que aflore vida extraterrestre con base a estadística bayesiana: tomando como referencia cómo surgió la humanidad en nuestro planeta, intenta probar mediante las matemáticas si el mismo camino se podría dar en otras partes del cosmos. Y Kipping llega a la conclusión de que si bien la proliferación de seres orgánicos es muy probable, no lo es tanto que se desarrolle su inteligencia.

Cuatro posibles escenarios

«La técnica aplicada es similar a la de las apuestas», explica Kipping. «Fomenta la prueba repetida de nueva evidencia en contra de su oposición, en esencia un ciclo de retroalimentación positiva de refinar las estimaciones de probabilidad de un evento». Es decir, las probabilidades de que se repita un suceso dado de la misma forma varias veces. Para ello, el astrónomo tomó cuatro posibles escenarios: la vida es común y a menudo desarrolla inteligencia, la vida es rara, pero a menudo desarrolla inteligencia, la vida es común y rara vez desarrolla inteligencia y, finalmente, la vida es rara y rara vez desarrolla inteligencia. Una cosa es que surja la vida y otra que lo haga en forma de civilización.

Para su análisis, Kipping retrocede en el tiempo unos 300 millones de años, momento en el que se formaron los océanos y arco temporal en el que los científicos señalan que muy probablemente surgieron los primeros organismos vivos (el llamado LUCA, el primer pariente del que derivaron todas las especies, incluido el ser humano). Según escribe el investigador, la proliferación orgánica tan pronta en términos geológicos proporciona una estadística de 9:1 o incluso superior.

«Si los planetas con condiciones similares y líneas de tiempo evolutivas a la Tierra son comunes, entonces el análisis sugiere que la vida debería tener pocos problemas para emerger espontáneamente en otros planetas», señalan en un comunicado desde la Universidad de Columbia. Pero la evolución de la inteligencia es otra cuestión.

Raras civilizaciones

Para que se diera la humanidad, primero se tuvo que dar la vida. Y que se diera de forma temprana en nuestro planeta puede ser un requisito previo para que después se dé la inteligencia: es decir, no solo que la vida se habra paso, sino que lo haga durante tanto tiempo que sea capaz de evolucionar hasta que surjan especies inteligentes, lo que sin duda tomará mucho más tiempo. «Un resultado clave aquí es que cuando uno compara los escenarios de vida inteligente versus los de vida común; el escenario de vida común es siempre al menos nueve veces más probable que el raro», explica Kipping. Y la proporción de que surja vida inteligente cae a 3:2.

Entonces, ¿volvería a emerger la vida inteligente en nuestro si reiniciásemos el reloj?: «La vida surgió en la Tierra dentro del primer quintil de su ventana habitable, pero una civilización tecnológica no floreció hasta el último (…) Si volvemos a jugar la historia de la Tierra, la aparición de inteligencia es en realidad algo improbable», afirma el investigador.

Aplicado a otros planetas, significa que, si la escala de tiempo para la evolución de la inteligencia es muy lenta, entonces un inicio rápido de la vida es realmente necesario para que emerja una civilización, pero la proliferación de una civilización avanzada «no necesariamente significa que sea un proceso generalmente rápido», escribe. Es decir, el estudio rechaza que la idea de civilización avanzada aparezca de forma rápida, como sí puede ocurrir con la vida en general.

«Esto no es raro, ya que se tardó varios miles de millones de años para que surgiera la vida inteligente aquí». Así que Kipping sentencia: «La posibilidad de que la inteligencia sea extremadamente rara y de que la Tierra ‘haya tenido suerte’ sigue siendo bastante viable». Aún así, muchos investigadores señalan que la vida se ha podido abrir paso de otras muchas formas. Quién sabe si la inteligencia ha tomado el mismo camino en otras partes del universo.

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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