Hoy en día utilizamos el término “Alzheimer” para referirnos a todos los tipos de demencia, indistintamente de su origen o su impacto en el cerebro. Pero el vínculo entre esta palabra y la neurociencia es bastante reciente.

Fue Alois Alzheimer quien inspiró este término en 1906, tras descubrir que existía una enfermedad específica en la corteza cerebral cuyos principales síntomas eran la pérdida de memoria, la desorientación y, en última instancia, la muerte.

Sin embargo, este brillante científico alemán hizo mucho más que descubrir el tipo de demencia más común en la vejez. Con su astucia y determinación, demostró también que las enfermedades neurodegenerativas pueden atacar incluso a las personas de mediana edad.

Por tal motivo, creemos que es necesario detenernos a pensar quién fue Alois Alzheimer por un momento, y cómo es que fue el primero en descubrir la enfermedad que nos impide recordar a nuestros seres queridos.

Alois Alzheimer y sus primeros pasos en la neurociencia

La vida de Alois Alzheimer siempre estuvo ligada a la ciencia. Desde su nacimiento, el 14 de julio de 1864 en la ciudad alemana de Baviera, hasta sus inicios como médico en 1888, por recomendación de su padre.

Él creía que los tejidos del cuerpo humano eran fundamentales para establecer las causas biológicas de los desórdenes psicológicos. Con lo cual dedicó sus primeros años como neuropatólogo al estudio de los tejidos nerviosos y de la anatomía normal y patológica de la corteza cerebral.

Gracias a ello, Alois Alzheimer logró describir los cambios histopatológicos de la epilepsia, la enfermedad de Pick (un tipo de enfermedad neurodegenerativa muy rara), y las principales causas de las demencias de origen arterioesclerótico y degenerativo. Lo que le permitió convertirse en un científico reconocido a sus 30 años.

Sin embargo, la cúspide de su carrera llegó en 1901, cuando conoció a Auguste Deter en el Asilo Municipal para Dementes y Epilépticos en donde trabajaba.

La llegada de un nuevo tipo de demencia

Auguste era una mujer de 51 años que presentaba un cuadro muy avanzado de pérdida de memoria.

Inicialmente, la paciente sufría ataques celos descontrolados que le hacían creer que su marido la estaba engañando con una vecina. Por lo tanto, Alois Alzheimer pensó que sufría de demencia vascular, y utilizó el método más común para tratar esta enfermedad. Básicamente, la sometió a baños relajantes y terapias de movilidad para calmar los síntomas de delirio.

La demencia presenil o vascular es hoy el segundo tipo de demencia más común, pero fue uno de los primeros trastornos neurológicos en descubrirse. Binswanger introdujo el término en 1898 para hacer referencia a la confusión, parálisis y falta de juicio que se originan por el bloqueo sanguíneo al cerebro. Con lo cual estas terapias eran efectivas, en su momento, para intentar estimular el flujo sanguíneo.

Pero lo que tenía Auguste Deter no era demencia vascular

Con el paso del tiempo, su estado se fue agravando y empezaron a aparecer las pérdidas recurrentes de la memoria. La mujer ya no recordaba ni cómo se llamaba ni cómo debía caminar, por lo que terminó falleciendo en 1906 a causa de la inmovilidad y una infección pulmonar.

Cuando Alois Alzheimer estudió su cerebro, se dio cuenta de que Auguste tenía tres condiciones biológicas nunca antes vistas en enfermedades como la demencia:

  • Primero, una atrofia en la corteza cerebral. Su cerebro era mucho más delgado de lo normal.
  • Segundo, placas de seniles y neurofibrilares. Es decir, proteínas blanquecinas conocidas como amiloides, que estaban acumuladas discretamente en las terminaciones de las neuronas.
  • Y finalmente, ovillos neurofibrilares. Un “enredo nervioso” de material fibroso en las neuronas que llevó al científico a definir esta anomalía como un nuevo tipo de demencia.

En la Conferencia de Psiquiatría del Sudoeste Alemán de 1906, Alois Alzheimer presentó sus hallazgos sobre esta nueva enfermedad. Pero, por supuesto, no utilizó su nombre para definirla. Por el contrario, tituló a su estudio: “Sobre una enfermedad específica en la corteza cerebral”.

Allí describió estos tres cambios histopatológicos, junto con los síntomas de Auguste y de otros tres pacientes con 45, 63 y 65 años que tenían una pérdida de memoria similar. Lo que más tarde llevó a que se considerara al Alzheimer como una enfermedad senil, que puede desarrollarse desde la mediana edad.

“Un proceso patológico grave y raro que al cabo de cuatro años y medio causó la disminución de una destacable cifra de neuronas. Estas anomalías no encajan en ningún cuadro clínico conocido”.

Alois Alzheimer

Cuando la comunidad psiquiátrica descubrió que esta “enfermedad específica” era la causa más común de demencia, la bautizó como “enfermedad de Alzheimer” en honor a su descubridor. Aunque, siendo precisos, fue porque todos los científicos ya la llamaban así para no confundirse con el resto de las demencias.

Otros aportes científicos de Alois Alzheimer

Sin embargo, su máximo apogeo como médico y neuropatólogo no fue el fin de su carrera.

En los años posteriores a Auguste, antes de ser diagnosticado como una insuficiencia cardíaca mortal en 1912, Alois Alzheimer se dedicó a ejercer como jefe de Anatomía Patológica en la clínica psiquiátrica de Múnich.

A raíz de esto, logró convertirse en un experto en neurosífilis. Una infección secundaria del sífilis que afecta la médula espinal, creando una “parálisis general progresiva”.

Este trastorno representaba entre el 30 y el 40% de los casos clínicos que necesitaban atención psiquiátrica en el siglo XX. Pero, gracias a Alois Alzheimer, muchos pacientes lograron mejorar rápidamente. Esto debido a los ejercicios de concentración, memoria y abstracción a los que les sometía, para evitar el entumecimiento muscular y la confusión.

De igual forma, este brillante científico fue el primero en hablar sobre los efectos neurológicos que produce la guerra.

Ya casi al final de su carrera, Alois Alzheimer detectó una enfermedad conocida como “neurosis de renta” en los soldados que habían vuelto heridos a los pocos días de la Primera Guerra Mundial. Este trastorno es producido por una herida leve, como el rasguño de una bala, y provoca una histeria traumática en el paciente.

En otras palabras, aunque el paciente no tenga ningún problema cerebral evidente, sufre síntomas psíquicos que le imposibilitan volver a la guerra o al trabajo.

Así que, si bien el nombre de Alois Alzheimer estará siempre asociado a la cruel enfermedad que destruye nuestros recuerdos, sus aportes científicos son lo que deberíamos rescatar de sus casi 30 años de servicio.

Después de todo, sin él, la neuropsiquiatría no tendría el estatus de ciencia que posee hoy en día. Y lo que es más importante, los científicos no estarían ni cerca de una posible cura para el Alzheimer.

Referencias:
Alois Alzheimer and Alzheimer’s disease: a centennial perspective 
https://doi.org/10.1111/j.1471-4159.2006.04212.x
Alois Alzheimer, el descubridor de la demencia que lleva su nombre https://historia.nationalgeographic.com.es/a/alois-alzheimer-descubridor-demencia-que-lleva-su-nombre_16883

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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