Por Guillermo Romero Salamanca

El apóstol Santiago escribió una sola Epístola y la dedicó a la lengua: dice, entre otras cosas que es un fuego: “es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana”.

Pero él se refería a la crítica, al chisme y a la habladuría.

Ahora analicemos el órgano que está en la boca: la lengua.

Es única. Su huella es diferente en cada persona, la conforman 17 músculos, no se cansa, es la parte del cuerpo que se cura más rápidamente y es capaz de detectar cinco sabores diferentes: amargo, agrio, salado, dulce y unami.

Sí, el unami que fue descubierto en 1908 por el científico japonés Kikunae Ikeda y que se refiere al gustillo que poseen alimentos que son cocinados o compuestos por una sustancia llamada glutamato, una sal utilizada como potenciador del sabor.

Es fuerte. Es el órgano más fuerte y flexible del cuerpo humano. Los recién nacidos tienen papilas gustativas en toda la boca. Con el tiempo se esfuman y se reducen a unas 10 mil, que se distribuyen en distintas partes: dos mil se encuentran debajo de la lengua, otras en las mejillas, también en el techo de la boca y algunas pocas, en los labios.

Es curativa. Los tejidos que la forman y el contacto constante con la saliva hacen que las llagas y pequeñas heridas desaparezcan en poco tiempo.

No se cansa. La lengua es el único grupo de músculos voluntarios que no se fatiga tras su uso.

Posee movimientos genéticos. Aproximadamente el 60 por ciento de la población la puede doblar en forma de “U”, haciendo un tubito gracias a un gen compartido.

Es independiente. La lengua es el único músculo en el cuerpo humano que funciona sin ningún apoyo del esqueleto. Se le conoce como hydrostat muscular.

Sólo trabaja húmeda. La lengua, además, tiene una propiedad muy singular. Es incapaz de detectar el sabor si está seca. Si se coloca un trozo de limón en una lengua seca, no será capaz de identificar que es ácido. Este órgano obtiene su capacidad de sentir el sabor sólo en presencia de saliva.

Se conoce según su color. Su tono, dicen los estudiosos, puede indicar cómo está la salud de una persona. Si está rosada, indica que tiene buena salud; blanca, podría delatar la presencia de hongos; amarilla, problema estomacal o fiebre y si está roja brillante y tiene fiebre y dolor de garganta, lo mejor es consultar al médico a la mayor brevedad.

Nido de bacterias. Cuando vaya a dar un beso, recuerde que la boca es el hogar de 600 tipos diferentes de bacterias y que una sola gota de saliva contiene 1 millón de esas bacterias.

Busque su tamaño. La lengua media es de unos 10 centímetros de largo. El récord mundial Guinness apuntó hace unos años que Nick Stoeberl tenía la lengua más larga del mundo: 10,1 centímetros, desde la punta de la lengua hasta a los labios.

Ah y cuando se lave la boca, no olvide cepillar también la lengua. Se lo agradecerá.

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