Tras una vida dedicada al canto lírico y a la música clásica, el artista Sidney Jiménez ha decidido seguir mostrando su versatilidad con un giro importante en su carrera.
Ahora estrena su primer single de lo que ha denominado un concepto lírico popular, con una romanza de zarzuela que ha sido su caballito de batalla durante muchos años. Ahora la presenta en una nueva versión del pianista y productor Peruano Kike Purizaga ganador del premio Grammy Latino en 2019.
Sidney Jiménez (@sidneygiovanny en Twitter e Instagram) el Bari tenor colombiano como se le conoce en el Mundo de la lírica, es un artista inusual que ha dedicado su vida a la música clásica y cantar Ópera, Zarzuela, Oratorio, Lied, cantatas profanas como Carmina Burana y hasta Rancheras como lo hizo en 2017 y que le valió una entrevista con Yamid Amat, promocionando el CD ¨A México¨.
El artista ha decidido dar un giro de 180º en su carrera musical y convertirse en un cantante urbano. «Amor, vida de mi vida» es el primer single que Jiménez lanza al panorama musical actual. Este tema, apoyado en la melodía original de la ¨Romanza de Rafael¨ de la ¨Zarzuela la Maravilla¨ de Federico Moreno Torroba sorprenderá a los amantes del género lírico por toda la riqueza musical y la puesta en escena de su video clip que fue grabado durante la cuarentena.
NUEVO CONCEPTO DEL ARTISTA
Y en su nueva versión de la Romanza “Amor, vida de mi vida” que ha sido cantada por reconocidos cantantes como Plácido Domingo, Manuel Ausensi, Rolando Villazón, Arturo Chacón y/o el mismo Sidney Jiménez en su versión Original y que ahora por el arreglo del maestro Purizaga combina estilos como el Pop, la Zarzuela y un poco de Rock, son algunas de las influencias que guían el camino musical de este Bari tenor de genes latinoamericanos y que ha vivido un buen tiempo en España.
Su voz nos evoca a la dulzura de épocas pasadas. Sin embargo, pese a tener esa gran potencia, se rodea de toda una producción de estilo novedoso. Sidney Jiménez ha descubierto una nueva manera de ver el fenómeno urbano. Se aleja de las zapatillas y de las malas palabras, para subirse a unos zapatos Acharolados sobre los que cantar metáforas que disparan a un ambiente callejero distinto, más culto y sin corbata.
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