Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

La puerta del inmenso jumbo 747 se cerró, Frank Whittl (1907 – 1996) sentado en primera clase, sonrió con satisfacción al escuchar el ruido de las inmensas turbinas que moverían las 350 toneladas del avión de BOAC, en 1971, ya era normal oírlas.

Frank Whittl diseñó la primera turbina para avión en 1928 siendo un oficial de la Real Fuerza Aérea en Inglaterra, con ayuda de un amigo, en 1930 la patentó, pero en lugar de iniciar su producción, lo que siguió fue una serie incontable de presentaciones y rechazos.

¡Qué diferente hubiera sido la segunda guerra mundial si los ingleses hubieran tenido aviones de reacción!

Los propios alemanes, en cabeza se Hans von Ohain, que había estudiado las patentes de Frank Frank Whittle y otra del hungaro  György Jendrassik, empezaron su desarrollo y en 1945 ya habían desarrollado aviones de combate que demostraron su gran superioridad sobre todas las aeronaves de los aliados.

Motores a Reacción
Las primeras turbinas.

Concebir una idea y estructurar no siempre es suficiente para que se convierta en un producto o en un servicio, son muchas las que quedan en el olvido, así tengan importantes beneficios, solo se fabricarán aquellas que sus promotores tienen las competencias esenciales, para no desfallecer ante los no reiterados y finalmente logren su cometido.

Llega el momento que la idea es importante, pero las competencias de presentar y escuchar un rechazo, analizar las razones, para ya sea mejorar la idea o la presentación, adaptarla y volverla a presentar, se vuelve un elemento que hace una gran diferencia entre las personas.

La mayoría de las personas que consideramos exitosas, cuentan el duro trabajo que les costó convencer a las personas para pasar de la idea a la realidad, muchas veces nos quedamos en la lista de las personas exitosas, pero no sabemos de verdad lo que implicó el gran esfuerzo para lograrlo.

Las universidades dan grandes conocimientos, pero rara vez dan las competencias esenciales necesarias para tener una buena vida, para poder relacionarse con las otras personas de una manera asertiva, de una manera emocionalmente correcta, con la capacidad de expresar su saber, de poder construir con los que no piensan igual.

Algunos son naturalmente afortunados al tener un muy buen desarrollo socioemocional, pero claramente la mayoría no lo son, siendo necesario, primero, ser consciente de la necesidad y luego de una manera clara, estructurada y sistemática desarrollar las competencias esenciales.

Estas competencias esenciales son las que afanosamente buscan los cazatalentos, los psicólogos organizacionales, más allá de los títulos y certificados de estudios, se de antemano, que un ingeniero sabe ingeniería, un médico sabe de medicina y un abogado sabe de derecho, lo que se quiere encontrar es alguien que pueda con su forma de ser, con su criterio tomar decisiones en situaciones difíciles, con frecuencia entre opciones no muy claras y tener las competencias para tratar a los colaboradores, proveedores y con clientes de una manera que produzca los resultados necesarios y fuera del trabajo ser un buen miembro de familia, tener buenas relaciones de pareja y una vida fructífera con los amigos, tener en últimas, una conducta individual responsable.

La gran pregunta es, ¿cómo adquirir las competencias esenciales para mejorar el estado de bienestar en lo personal y en lo laboral de manera efectiva?

Soy un creyente de la formación virtual, del uso del internet para aprender, la educación virtual no formal, es una excelente forma para aprender, esta rompe con todos los paradigmas de la educación, empezando con la no necesidad de asistir a una clase, de cumplir un horario y de poner atención a un profesor, cuando él decide explicar un tema a su manera.

La educación virtual no formal, facilita aprender en el tiempo disponible, al ritmo de cada uno y si está desarrollada de acuerdo a los últimos descubrimientos de la neurociencia, como la de Xmas Educación, entonces captará y mantendrá la atención y facilitará los conocimientos para los diferentes estilos de aprendizaje, algo que la educación formal difícilmente entiende.

Animo a investigar sobre las competencias esenciales, determinar cuáles hacen falta personalmente y dedicarse a obtenerlas, no queda la menor duda que la recompensa será impactante en la familia, con la pareja, con los amigos, en el trabajo y sobre todo el poder vivir una vida de bienestar, de satisfacción, de poder apreciarse y decirse que lo hago bien.

¿Listo para empezar a conocer sobre las competencias esenciales?

mslagado@xmaseducacion.com

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