Por Guillermo Romero Salamanca

Un periodista le preguntó en una oportunidad a Albert Einstein: ¿Me puede explicar la Ley de la Relatividad?” y el genio le contestó “¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?”.

El periodista lo miró extrañado y le contestó: “Pues, sí, sí que puedo”, a lo cual el científico le refutó: “Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”.

Albert Einstein fue el científico del siglo XX. Le fascinaba la música de Amadeus Mozart y de Johan Sebastian Bach e incluso tocaba violín, cuando era pequeño casi no podía escribir y hasta dijeron que sufría dislexia, un profesor de griego lo regañó y sentenció que ese muchachito no llegaría a ser alguien en su vida.

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Cuando quiso ingresar a la universidad, fracasó en el examen, pero luego se dedicó a estudiar, a realizar descubrimientos de física, incluyendo la Teoría General de la Relatividad y obtuvo el Premio Nobel en 1921.

Nació el 14 de marzo de 1879 en Ulm, Alemania y comenzó a dictar conferencias desde muy joven y tuvo problemas con los nacionalistas cuando ya era famoso por ser judío. Cuando en 1930 aceptó trabajar en Estados Unidos, los estudiantes germanos organizaron una hoguera y le arrojaron allí sus escritos.

Preparaba sus propios espaguetis, caminaba una hora al día y dormía al menos 10 horas diarias. Un día posó para un grupo de fotógrafos. Como la sesión fue extenuante y no sabía qué más hacer, simplemente les sacó la lengua y esa toma se convirtió en un ícono.

Einstein y su popular foto

Después de la guerra, en 1952, David Ben Gurión le propuso ser presidente de Israel, pero el genio no aceptó diciendo que no era el adecuado para tal cargo y que por su edad, mejor declinaría.

Tres años después se despedía de esta dimensión una de las mentes más brillantes que ha dado la humanidad. Los científicos han dicho que relativamente su cerebro es distinto al de los demás humanos. Muchos de sus estudios están en análisis y los matemáticos buscan las fórmulas para entenderlas.

Según el dictamen médico, Einstein tuvo una hemorragia interna por un aneurisma de la aorta abdominal el 16 de abril de 1955. El científico rechazó la cirugía y murió en el Hospital de Princeton en la madrugada del 18 de abril a la edad de 76 años.

Su familia quiso respetar su voluntad y sólo un puñado de personas lo acompañó en sus últimos momentos.

El fotógrafo de Life, Ralph Morse, mediante una serie de artimañas –como darles whisky a sus fuentes—obtuvo las últimas fotografías de Albert. Incluso tomó placas de su oficina, de su féretro y de los familiares en la velación. No obstante debió guardar las fotografías durante 60 años.

Cuando llegó a la oficina de Life, el editor Ed Thompson le comentó: “Escuché que tienes una gran exclusiva”. El fotógrafo contestó: “Si, creo que sí”. “Bueno, no la publicaremos”, le refutó el editor.

El hijo de Albert le había solicitado a la revista que se respetara la privacidad de la familia.

Todo fue relativo, porque Ralph Morse, seis décadas después las entregó a la humanidad. Esas fotografías se convirtieron en un gran documento histórico.




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