Por Óscar Javier Ferreira Vanegas

Durante años, la calle avenida 19, entre la décima y la quinta, en pleno centro de Bogotá, era considerada como el punto central del mundo del espectáculo.

Por allí quedaba la sede de la programadora RTI, los estudios de Gravi, los estudios de Caracol Radio, las oficinas de orquestas, directores de televisión y era común ver en las cafeterías y restaurantes actores, cantantes, músicos, libretistas, animadores almorzar con ajiacos, bandejas paisas, comida de mar del Pacífico, tomar cafecito calientito o degustar las milhojas del Cyrano, mientras veían el cerro de Monserrate.

Por ahí pasaban desde Fernando González Pacheco, Alfonso Lizarazo, Carlos Benjumea, David Stivel, Carlos Pinzón y toda una pléyade de figuras de la televisión. En las puertas de Gravi, decenas de chiquillas y jóvenes estudiantes buscaban el autógrafo de alguna estrella o simplemente los observaban con inquietud.

Era común ver cómo un hombre alto caminaba a toda velocidad, mientras asustaba a los desprevenidos. Les abría sus enormes ojos y extendía sus brazos. Era Marcelino Rodríguez, mensajero de Alfonso Lizarazo, el director del sintonizado Sábados Felices, programa que reunía lo mejor del humor en aquellos años.

Otras veces, Marcelino, simplemente se paraba en la calle, frente a Gravi, cruzaba los brazos y abría sus ojazos aún más para impresionar a quienes pasaban por allí. Le gustaba molestar, bromear, pero no pasaba de allí. Un buen día Alfonso Lizarazo le dio una oportunidad para actuar y lo bautizó como “Mandíbula”.

Lejos de entristecerse por semejante apodo, lo que hizo fue aprovecharlo y entonces ya no hacía filas en los bancos, lo atendían rápidamente en las oficinas a donde acudía a adelantar sus diligencias. De vez en cuando interpretaba algunos de los chistes que enviaban los corresponsales desde alguna ciudad de Colombia.

Era un hombre noble. Amiguero eso sí.

Este 27 de mayo el país se despertó con la noticia del fallecimiento del muy querido humorista Marcelino Rodríguez, conocido en el ambiente televisivo como «Mandíbula», estrella del programa de humor “Sábados Felices» de Caracol Televisión.

Su deceso fue confirmado por su familia, como resultado del COVID-19 que lo había afectado.

Contaba con setenta y un años, y desde el 2014 se había retirado del programa, como consecuencia del Alzheimer que había comenzado a afectar.

Durante 32 años participó en Sábados Felices, con el apoyo de su mentor y amigo Alfonso Lizarazo. Su pronunciada mandíbula y su presencia poco agraciada, lo identificaron e hicieron muy popular. Era un feo con una gran belleza y nobleza interior. Fue un acérrimo defensor de los animales y los más desvalidos, participando en todos los programas de «Lleva una escuelita en su corazón», donde su risa especial lo identificaba.

«Mandíbula», debutó en el programa Sábados Felices en 1997, en un especial de Halloween, donde su presencia no pasó inadvertida, iniciando su exitosa carrera en el programa de humor. Sin duda alguna, Marcelino Rodríguez fue el feo más lindo de Colombia.

Paz en su tumba. Hoy hay un gran encuentro en el cielo con sus queridos compañeros «el flaco» Agudelo, Fatman, Jaime Santos, Lucero Gómez, «Pacho sin fortuna», Enrique Colaviza y «el mocho» Sánchez, quienes lo recibirán con los brazos abiertos para reír en paz y orar por nuestro país, irradiando alegría a nuestros corazones.

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