Por Guillermo Romero Salamanca

Es quizá uno de los videos más virales en esta Navidad. Ricardo Maldonado Morales, a sus 73 años, toca magistralmente en el piano, “El seis chorreado”, uno de los grandes clásicos de la salsa.

Ricardo, más bien conocido como Richie Ray, quien conformara el dueto con Bobby Cruz, es uno de los grandes virtuosos de la salsa. Es cantante, compositor, arreglista y pastor evangélico. Es conocido también como uno de los impulsores del ritmo boogaloo.

En Santiago de Cali, sobre todo en la famosa Calle del pecado, en los años setenta, las discotecas ponían la salsa a todo volumen y tenían un sitio especial donde se ubicaba un baterista, que les daba mayor impulso a los rumberos de los domingos.

A los caleños les llegaba la salsa por Buenaventura, los marineros les traían los más recientes éxitos de Nueva York y poco a poco convirtieron a la ciudad en “La capital de la salsa”.

El boogaloo para los danzantes era muy lento, así que los controles de sonido determinaron pasar la velocidad de 33 revoluciones por minutos a 45. Tal como pasó con el tema “Champaña” de Eddie Palmieri, “El wuatusi” de Ray Barreto, “I like it like that de Pete Rodríguez y decenas más. Eran los años 70 y bailarines como Jaime Castro –quien se bautizó como Jimmy Boogaloo–, Evelio Caravalí, Amparo Arrebato, el sargento loco, el negro Watusi, El Chato y una docena más, eran personajes que se ganaban la vida bailando en cuanta discoteca nueva nacía en Cali. “Un shoe, sesenta mil pesos, dos shoes, cien mil”, sentenciaba “El chato”.

En esos tiempos se cabrioleaba con los pies, no había acrobacias. Watusi fue quien implementó ese estilo de baile. Se bailaba hasta las 8 de la mañana. Las discotecas para reventar.

Después de una descarga diabólica, con todo tipo de excesos y que se plasmó en “Sonido bestial”, los creadores –Richie Ray y Bobby Cruz—encontraron que se habían pasado de revoluciones y encontraron en la Biblia una nueva vida.

El Seis es uno de los ritmos más famosos de Puerto Rico. Tiene su estilo particular para danzar. Además de ser necesarias seis parejas, se debe tener presente cada uno de los giros y cruces entre sí. Y el “chorreado” es por la velocidad.

Richie Ray, el embajador del piano, determinó hacer un homenaje a su tierra y darla a conocer en el mundo entero. Y a fuerza que lo logró con el “Seis chorreado”.

Nos unimos a sentimientos de fin de año, a las nostalgias de aquellos setenta cuando la Navidad era algo más que comprar presentes que de pronto no se usarán, adquirir toneladas de papel de colores que el 25 contaminarán las calles, comer jamón y pavo, vestir arbolitos con bolas chinas y ni percatarse por qué se celebra el 25 de diciembre. ¡Un feliz Seis Chorreado!.

 



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