Una abeja resolviendo la tarea de reconocer la misma forma (una esfera) en la oscuridad cuando podía sentirla pero no verla – Lars Chittka

Pueden reconocer con el tacto en la oscuridad un objeto que antes solo habían visto, una hazaña cognitiva compleja nunca descrita en un insecto

Los seres humanos somos capaces de encontrar objetos con el tacto en la oscuridad gracias a la complejidad de nuestro cerebro, que almacena información de tal manera que puede ser recuperada por diferentes sentidos. Esta integración multisensorial nos permite formar imágenes mentales del mundo y apuntala nuestra conciencia. Es una habilidad bastante excepcional, ya que este reconocimiento visión-tacto solo lo compartimos con simios, monos y ratas, mientras que los delfines utilizan la visión y el oído y algunos peces, la visión y el sentido eléctrico.

Pues resulta que semejante hazaña cognitiva está presente en el pequeño cerebro de un insecto.

Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres y la Universidad Macquarie en Sydney han descubierto que las abejas también pueden encontrar objetos en la oscuridad que antes solo habían visto.

A la luz, pero sin poder tocar los objetos, los abejorros fueron entrenados para encontrar agua azucarada en un tipo de objeto (cubos o esferas) y una solución de quinina amarga en la otra forma. Cuando fueron puestos a prueba en la oscuridad, prefirieron el objeto que anteriormente era gratificante, y pasaron más tiempo explorándolo.

Las abejas también resolvieron la tarea al revés. Después de que aprendieran a encontrar una forma particular en la oscuridad, fueron puestas a prueba a la luz y nuevamente prefirieron la forma que habían aprendido que era gratificante solo con el tacto.

Esta capacidad se llama reconocimiento intermodal y nos permite percibir una imagen completa del mundo con ricas representaciones, explican los autores en la revista «Science».

«Una hazaña increíble»

«Los resultados de nuestro estudio muestran que los abejorros no procesan sus sentidos como canales separados, sino que se unen como una especie de representación unificada», afirma Cwyn Solvi, autora principal del artículo, ahora en la Universidad Macquarie en Sydney.

«Hace mucho que sabemos que las abejas pueden recordar las formas de las flores. Pero un teléfono inteligente puede reconocer su cara, por ejemplo, y lo hace sin ninguna forma de conciencia. Nuestro nuevo trabajo indica que algo está sucediendo dentro de la mente de las abejas que es completamente diferente de una máquina, que las abejas pueden evocar imágenes mentales de formas», añade Lars Chittka, jefe del laboratorio de la Universidad Queen Mary de Londres.

Para Selene Gutiérrez Al-Khudhairy, coautora del artículo y ahora investigadora en la Universidad de York, «esta es una hazaña increíble si se considera el tamaño minúsculo del cerebro de una abeja. Investigaciones futuras de los circuitos neuronales subyacentes a esta habilidad en las abejas pueden algún día ayudar a revelar cómo nuestros propios cerebros imaginan el mundo».

Como dice Solvi, «esto no significa que las abejas experimenten el mundo de la misma manera que nosotros, pero sí muestra que hay más cosas en su cabeza de lo que creíamos».

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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