por Claudio Ochoa

Óscar Iván Zuluaga regresa al espacio político con “una propuesta innovadora, de inclusión y que estimule consensos”, como opción hacia la Presidencia de Colombia en 2022.

Durante los recientes 7 años estuvo dedicado a la defensa de su nombre, su honor y familia, tras el montaje que tuvo como autor intelectual al truculento Juan Manuel Santos, que no solo le raponeó la Presidencia de la República del 2014 al 2018, sino también lo llevó ante la Fiscalía General, con la posibilidad de terminar en la cárcel. No contaban con que podía demostrar su inocencia y la de su hijo David Zuluaga, tanto en el caso del hacker como en la confabulación Odebrecth.

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Aprovechó este receso para acercarse a la gente, y tratar de entender lo que ocurre en el país, y sobre todo, pensar en soluciones, especialmente la manera como volveremos a creer en nuestras instituciones.

Ante el foro de la Andi y durante la semana anterior en Antioquia, el ex alcalde de Pensilvania, Caldas (su pueblo natal), comenzó a exponer un abanico de propuestas que a lo largo de su campaña, tanto sus audiencias como también los medios de comunicación ayudarán a formar y priorizar.

En mi opinión, urge tener en cuenta su iniciativa de atender prioritariamente a niños de cero a 5 años de edad, y tal vez subir este tope. Porque, ¿cuántos menores tendremos, venidos entre los inmigrantes y los que estos han concebido acá?, ¿cuántos se sumarán con la acogida a familias afganas que huyen del terrorismo en su país?, ¿cuántos colombianos nacidos en este año y medio de pandemia?, ¿qué será de ellos y del país en unos cuantos años, si no están bien alimentados, y formados con bases democráticas, expuestos como se encuentran a totalitarismos, al analfabetismo y al delito? En su apoyo estarían las regalías, recursos que años tras años nutren a las corruptelas regionales.

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Apremia también tomar en serio las aplazadas y aplazadas adecuaciones a la política y a la justicia. Desde ya, Zuluaga propone que estos avances se lleven a cabo a través de un referendo, en donde participen colombianos de todos los colores y pesos. Que todos aportemos popularmente. Es tal vez la mejor forma de golpear a la corrupción y volver a creer en nuestras instituciones. Un Congreso Nacional con menor tamaño, que implique menos ventajas y salarios para sus integrantes, con los senadores elegidos mediante circunscripción departamental (la circunscripción nacional ha permitido la acción de las mafias en cuanto lugar haya votos que puedan torcer a su favor). Una justicia justa, que elimine los tratamientos inequitativos, como la casa por cárcel, que por ningún motivo ocurran vencimientos de términos y se lleve a cabo la sistematización del sector.

Precisa el fomento a la mediana y pequeña empresa, para crear los dos millones de empleos anhelados por Zuluaga. Que por fin alguien golpee el fácil y peligroso recurso de los subsidios como cortina para tapar la incapacidad de los gobiernos, de fomentar el empleo en actividades productivas. De paso esta “subsiditis”, estimulada como medio electoral, sigue predisponiendo a sus beneficiarios al ocio y la vagancia. Los jóvenes, principales destinatarios de esta iniciativa.

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Desmontar el perverso cuatro por mil, frenar la deuda pública que ya va en 60 % del PIB, reducir exenciones, luchar contra las evasiones tributarias y el contrabando, e ir acogiendo a los informales (conducto utilizado por lavadores y contrabandistas), de manera que reciban seguridad social, entren al sistema fiscal y tributen. Reforma pensional para acabar con los multimillonarios subsidios a las pensiones más altas. Supresión de las burocratizadas e inútiles contralorías regionales y departamentales. Los dineros así logrados podrán aplicarse a mejorar la educación y a favorecer el ingreso solidario para 1.5 millones de ciudadanos, mayores de 65 años. De pronto algunos de estos avances podrían ser parte del referendo, pues los mismos congresistas y lobistas bloquearían su paso.

Óscar Iván Zuluaga va de frente y sin temores ante los violentos y las mafias políticas. Su formación y ética no están en congraciar con todos. Así anuncia desde ya que en su Gobierno reanudará las fumigaciones a los cultivos ilícitos, acción efectiva para neutralizar parte del narco. Promoverá la judicialización al terrorismo, sin caer en la trampa de negociaciones. El ataque al creciente terrorismo urbano, cuya demostración hemos visto al amparo de los paros cívicos de este año.

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El economista Óscar Iván Zuluaga tiene en su historial ejecutorias prácticas. Como alcalde de su natal Pensilvania dotó de kits escolares a los estudiantes, les consiguió seguro dental, y fomentó la electrificación rural. Realizó un encuentro con inversionistas que permitió a su tierra un taller de confecciones y una maquila de calzado. Su gestión le mereció un galardón del Banco Mundial. A continuación, presidió la compañía de aceros Acesco. Lideró la conformación del marco fiscal de mediano plazo, herramienta de ayuda macroeconómica y fiscal. Mostró su calidad de conciliador al contribuir a arreglar un multimillonario conflicto monetario entre el Gobierno Uribe y la constructora española Comsa. Como ministro de Hacienda es reconocido su rol en el manejo de la tasa de cambio y la inflación, durante la crisis internacional de 2008.

La gente es cada vez más incrédula ante populismos. A la mayoría nos quedaron las dolorosas consecuencias del terrorismo urbano camuflado en medio de justas propuestas, de recientes meses, y lo que seguramente están preparando para los meses por venir. No queremos que en el debate presidencial primen los insultos, agresiones y propuestas con metas dañinas o inalcanzables. Se trata de unir y crear, antes que seguir avanzando hacia el totalitarismo.

Óscar Iván Zuluaga pinta como Candidato Nacional, con antecedentes y ejecutorias que lo muestran como una opción de triunfo. No se dejará encasillar, ni lo atraparán con ideologías inútiles. El conciliador en donde confluirán variedad de corrientes de opinión y de necesidades en busca de realización. Un colombiano dispuesto a consensos, a ceder y negociar, a aplicar leyes justas, a evitar caer en el enredo de confrontaciones. Atrás quedó la época del predominio de un solo partido o movimiento político, todos pueden y deben aportar.

claudio.ochoa.moreno@gmail.com

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