Por Édgard Hozzman

A Los técnicos de sonido, en el génesis de nuestra radio se les conocían como consoletistas, más tarde se les llamó como controles y finalizando el siglo XX, se les dio el título de ingenieros de sonido.

Lo definitivo es que ellos son parte fundamental para cualquier transmisión radial. Sin su concurso no se logra la inmediatez de la información, en todas las áreas, política, deportiva o de esparcimiento.

Enrique París y Samuel Ospina fueren determinantes en la proyección y continuidad de la Cadena Caracol. Fernando Peñuela, alma y nervio de Radio Sutatenza, los hermanos Aguirre de Todelar, Lucho popularizó la muletilla “Listo Medellín Cabina 8” y Carlos Plata de RCN Radio, hicieron historia.

Pedro Alcalá, es una leyenda viviente en este noble oficio, sus anécdotas darían para un ameno libro.

Pedro Alcalá indiscutiblemente es el ingeniero de sonido más querido y carismático de Caracol en la época que esta cadena comenzó a proyectarse con los cambios generacionales de finales de los sesenta, comienzos de los setenta. Fue el hombre que al otro lado del vidrio descifró las ideas de Yamid, Julio Nieto Bernal, Antonio Pardo García, Hernán Peláez, para darle la dinámica a la radio que cambió el concepto informativo.

Pedro se distinguió por su profesionalismo, liderazgo y personalidad. Cuando tuvo que decir no, no le tembló la voz.  Como compañero fue
el mejor amigo, siempre dispuesto a colaborar, con el apunte oportuno para romper cualquier momento tenso. Por esto fue el ingeniero favorito de los grandes informativos, de los momentos estelares de la radio. Con Alcalá las cosas salían bien, porque se las sabía todas. Hombre recursivo y leal con su compromiso.

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Pedro Alcalá en plena operación en Caracol Radio.

–¿Usted es caldense, cuyabro o tolimense?

Por mi padre y mi madre tolimense y por mi personalidad cuyabro.

–Como los grandes hombres de radio, ¿empezó también en emisora Mariana?

–Gracias por lo de grande. Afortunadamente hice escuela en esa emisora de la que salieron excelentes profesionales como Hernando Perdomo Ch., Gonzalo Ayala, Armando Osorio, entre muchos más.

–¿Cómo eran Hernando Perdomo Ch y Gonzalo Ayala como locutores de emisora Mariana?

–Responsables, serios, estudiosos y con una envidiable mística por su profesión.

–¿Jaime Padrón fue el gestor de una escuela de profesionales de la radio?

–Él fue quien me dio la oportunidad en Emisora Mariana, la gran academia de la radio bogotana. Fui a llevar unas fotos y él se dio cuenta de mi vocación y amor por la radio, por lo que no dudo en preguntarme: “¿chino a usted le gusta esto?, venga le enseño”

–¿Quién lo llevó a Caracol y en qué año?

–Manuel escobar y Óscar Arango, Director de Emisoras Nuevo Mundo. Ellos me encontraron en Hondas del Puerto en Girardot en 1966.

–¿Quiénes eran las estrellas de la primera cadena Radial?

–Hernán Castrillón, Eucario Bermúdez, Jorge Antonio Vega, Armando Osorio, Julio Nieto Bernal, Enrique Paris, Julián Ospina, Jaime Martínez, Otto Greiffenstein, Alfonso Lizarazo, entre muchos más.

–¿Cuál fue el mejor lector de noticias en su opinión?

–Armando Osorio, Julián Ospina, Eucario Bermúdez y Jorge Antonio Vega.

–¿Era mejor la radio cuando había libretos?

–Esa era la verdadera radio, esa fue la que hizo grande nuestra radiodifusión. Para hacer radio en esa época se requería de mucha cultura y profesionalismo. 

–¿Julián Ospina o Armando Osorio?

–Los dos fueron profesionales que dejaron una escuela, especialmente Armando.

–¿Por qué fue el consentido de Yamid Amat?

–Porque cuando estaba al frente de la consola era mi mundo, nada, ni nadie me distraían, no hablaba por teléfono y era recursivo.

–¿Cuál fue la rabieta más grande que le soportó a Yamid?

–El día que le contesté a su inquietud: “¿Qué se debía hacer cuando una llamada tenía estática o ruido?”. Fácil, le contesté, “límpiela con una bayetilla y alcohol”. Ese día se fue a donde don Fernando Londoño Henao a pedir mi cabeza, “Doctor Londoño se va Alcalá o me voy. El doctor Londoño me respaldó, argumentando que Caracol era un equipo”.

–¿El Chupo Armando era tan inquieto y juguetón como algunos lo recuerdan?

–Desarmaba un tejo, él jugaba fútbol en los corredores con lo que encontraba, apagaba las grabadoras, nos cambiaba los acetatos, era un chinche.

Toda una época radial marcó Pedro Alcala


–¿La gran noticia que usted recuerde se emitió en su turno?

–La catástrofe de Armero, el atentado al presidente Reagan, la llegada de hombre a la Luna, entre muchos otros grandes sucesos de la segunda mitad del siglo XX.

–¿A quién le gustaba que entrevistaran?

–A personajes que tuvieran que decirle a Colombia, por ejemplo, a Don Arturo Calle. Un día que una monjita necesitaba 30 millones para ayudar a unos niños huérfanos, llamó él a Darío Arismendi y le dijo: “No me identifique, dígale a la religiosa que cuente con ese dinero”. Esos eran mis personajes, no los políticos que siempre estaban pidiendo vitrina.

–¿Por qué Hernán Peláez lo consideraba el mejor en la consola?

–Porque Hernán, sabía que lo sacaba al aire como a él le gustaba y por qué cuando era trabajando era con los cinco sentidos en la consola.

–¿Quién es mejor Julio Sánchez o Yamid Amat?

–Dos temperamentos muy jodidos, pero muy talentos. Trabajar con ellos era difícil por lo exigentes, pero afortunadamente a mi ninguno me quedó grande.

–¿Cuál fue la voz más bella que identificó a Caracol?

–Alfonso Lizarazo y Armando Osorio.

–¿Pastor Londoño o Carlos Arturo Rueda en deportes?

–Pastor Londoño, Carlos Arturo Rueda y Armando Moncada fue una trilogía de profesionales irrepetible, ellos eran fuera de serie.

–¿A quiénes le “abrió” micrófono por primera vez?

–A Armando “Chupo” Plata, Jairo Alonso, Gustavo Niño Mendoza, Édgard Oviedo, Édgard Hozzman, Jesús Alzate, Yamid, entre muchos más.

–¿Qué añora de la radio que usted hizo?

–La mística, el profesionalismo, el respeto a la audiencia, los excelentes programas, Línea directa, Monitor, los libretos las radionovelas. La buena Radio.

–¿A quién escucha hoy?

–No escucho radio, leo y saboreo boleros y tangos.

–¿Cuál fue la mejor época de Caracol?

–La de los grandes eventos deportivos Los Mundiales de los setenta ochenta, Las Olimpiadas, las vueltas a Colombia de los sesenta y setentas y los grandes informativos.

–¿Cómo recuerda a Samuel Ospina y a Enrique París?

–Dos maestros, dos profesionales a los que les aprendí mucho. Serios y señores.

–¿Cuál es su programa inolvidable por qué?

–Monitor, Línea directa y La Hora Philips. Los informativos eran rotativos del aire y La hora Philips, el gran Show de la radio, conducido por los mejores maestros de ceremonias.

–¿Caracol volverá a ser la primera cadena?

–Lo sigue siendo.

–¿A qué locutor lo llamaban más las mujeres admiradas por su voz?

–A Jaime Martínez y Jairo Alonso, el que más llamaba por teléfono era el Chupo.

–¿Qué hacía con los “baches”?

–El que encontrara u bache en mi turno, se podía ganar una lotería, yo era concentradito en lo mío.

–¿Cómo le pareció la determinación de Arturo Gallego cuando acabó con los controles de radio?

–Es que el que no sabe de ganado hasta el estiércol le enviste.

–¿Cuántos “paracaidistas” le hicieron daño a la radio?

–Todos los que le están lloviendo a la radio hoy en día.

–¿Escucha ahora a alguna emisora juvenil?

–Nooooo, lo mío como buen cuyabro son los boleros y los tangos.

–¿Recuerda que algún promotor de discos fuera especial?

–Hubo muchos, pero usted Edgard era fuera de serie.

 –¿También colocó discos de 15 minutos para ir a almorzar?

–No, en el master era trabajando, la responsabilidad primero.

–¿Con qué locutor se sintió mejor?

–Con todos, nunca tuve un sí o un no con ninguno, yo en lo mío y ellos en lo suyo, siempre hubo una gran camarería.

–¿Cómo hacía para hablar tanto por teléfono?

–En mi turno el teléfono era el complemento de la radio en vivo. Nunca me gusto hablar por teléfono cuando estaba en turno, hablaba cuando terminaba, lo necesario. 

–¿Va a los almuerzos de Asoexcargot?

–A veces.

–¿A qué periodista admiró?

–A Timoleón Gómez, Julio Nieto Bernal y Antonio Pardo.

–¿Guardó algún libreto?

–Sí, de Monitor, los que hacía el doctor Julio Nieto, un hombre muy culto, escribía muy bien.

–¿Le pidió un autógrafo a algún artista que fuera a los estudios?

–Sí, a Sandro para mi esposa.

–¿Aprendió a bailar?

–Salsa en 1962 en el café palacio de Girardot: La caída de la hoja, el remolino, la tijera y la caída del muerto.

 –¿Lo dejaron solo en la consola?

–En un temblor muy fuerte creo que fue en 1967, estaba Eucario Bermúdez leyendo Última hora Caracol, cuando comenzó el movimiento telúrico dijo: «está temblando, Dios mío, está temblando, yo me voy de aquí» y salió corriendo. Me tocó poner un acetato e ir a busca al locutor de Radio Reloj, Guillermo Ortegosa para que leyera el Extra.

Fotos: caracolradio.com

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