Por Guillermo Romero Salamanca

Si algo hizo en esta vida don Roberto Gómez Bolaños fue escribir. Si se arrumaran, unos sobre otros, los libretos para sus programas de televisión, los guiones de cine, sus libros y hasta sus poemas su haría una torre tan alta como la torre Eiffel o llenaría un transatlántico.

Escribía a toda hora. Aunque estudió Ingeniería Civil, fueron pocos los planos en los cuales trabajó. No le gustaba el tema de los números ni de los cálculos. Quizá en lo que fue rey fue en tener paciencia. Siempre esperó su turno. Es más, cuando –en los últimos tiempos—lo invitaban a una entrevista, quien le respondía era doña Florinda.

Fue un príncipe del humor–que este 21 de febrero del 2019, cumpliría 90 años–, que le gustaba imitar al Gordo y al Flaco, crear historias, utilizar siempre la che en sus textos, implementos o como nombre de sus personajes.

Le fascinaba hacer reír a la gente, divertirla, por eso luchó para que otros países transmitieran sus programas, hecho que logró con notables resultados. Según Forbes, en un día lo podían ver 90 millones de personas.

Una noche –porque eran sus compañeras– de un solo tajo escribió un poema que tituló como “La Risa”.

Hay en el mundo un sonido

que por sí solo podría

conformar la melodía

más grata para el oído.

Es de todos conocido

y, desde luego evidente,

que no tiene equivalente

en la faz del mundo entero.

Por supuesto me refiero

a la risa de la gente.

La tosca risa del viejo,

la suave risa del niño,

la que brota por cariño,

la que estalla sin complejo.

La que suena cual añejo

crujir de una crinolina,

risas de voz cristalina

y carcajadas sonoras

que son como las tamboras

de una banda pueblerina.

Risas que son oda y canto,

gritos de triunfo, poesía,

acicate en la alegría,

paliativo en el quebranto.

A la vida, por lo tanto,

le tengo que agradecer

que, por mi doble quehacer,

escritor y comediante,

es la risa mi constante

y fascinante placer.

¿Quién en el continente americano no lo conocía? A él le daba lo mismo que le dijeran Roberto o Chespirito. Más allá de las risas, sus textos también llevaban un mensaje en los cuales valores humanos, críticas a la sociedad consumista o injusticias sociales se notaban en cierta medida.

Fue tal el impacto de sus personajes que en los Simpson hay un personaje creado por “El Chapulín Colorado”. Es el Abejorro que, incluso, tiene su chipote chillón.

Aunque sus personajes causaban risa, un día tuvo un momento de tristeza con uno de ellos. Fue por “La Popis” –interpretado por Florida Meza—quien hablaba con voz gangosa. En una cafetería se le presentó un televidente y le comentó que jamás volvería a su programa. Don Roberto le preguntó por el por qué de esa determinación. El hombre le comentó que su hijo tenía ese problema y los niños se burlaban de él en la escuela y en la calle. Aceptó la crítica y suspendió el personaje, aunque un año después lo retornó con la voz normal.

Así como tuvo innumerables seguidores, también tuvo quienes lo atacaban como la política mexicana Rosana Alvarado, quien comentaba que “partes de «Chespirito» o del Chavo no eran comedia. NO es humor golpear a un niño, tratarlo como «tonto» o ridiculizarlo. Eso no».

Hace más de 30 años los programas dejaron de grabarse, sin embargo, todavía su transmiten y en Colombia, los domingos en la mañana, Caracol Televisión y RCN Televisión transmiten sendos programas de Chespirito. O bien “El Chavo del Ocho” o las historias de “El Capulín Colorado”.

En su página de internet se venden desde camisetas, libretas o diversos recuerdos por unos 12 dólares cada uno.

Escribió tanto don Roberto que le fascinó el Twitter. El 28 de mayo del 2011 escribió su primer mensaje: “Hola. Soy chespirito. Tengo 82 años, y ésta es la primera vez que tuiteo. Estoy debutando. ¡Síganme los buenos!” y luego no paraba de contestarle a la gente. Hoy en día esa página tiene 6.5 millones de seguidores, aunque fue cerrada el 26 de diciembre del 2014.

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Con el popular presentador Jotamario Valencia en un especial para RCN Televisión. Foto RCNTV.

Estuvo en Colombia en varias oportunidades. Una de las primeras, para participar en la Caminata de la Solidaridad, tal vez la cantidad de seguidores que se agolparon en las Avenidas para verle, se podría comparar con las visitas de Juan Pablo II o de Francisco.

En otra oportunidad lo invitó RCN Televisión y lo entrevistó Jota Mario Valencia.

El 28 de noviembre del 2014 en Cancún, México, la máquina de su vida se detuvo y millones de personas en el mundo sintieron una profunda tristeza. Se marchaba el hombre paciente que un día señaló: «Si le quieres enseñar algo a un perro, lo primero que tienes que hacer es saber más que el perro».

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