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Adolfo Pacheco: se fue un 28 de enero pero se quedó para la eternidad

Por Guillermo Romero Salamanca

Auténtico. Claro. Catedrático. Explosivo. Sincero. Abierto y una cantidad de adjetivos más podrían calificar al maestro Adolfo Pacheco Anillo, quien partió al más allá el 28 de enero del 2023, día de luto para la música y para Colombia.

Una primera pésima noticia se conoció el 20 enero de ese año cuando los medios de comunicación informaron sobre el accidente de tránsito que tuvo en carreteras de Bolívar.

Noticia triste, la verdad. De inmediato fue necesario buscar en plataformas sus canciones para recordar y analizar parte de su talento. “La hamaca grande”, “El viejo Miguel”, –clásico del vallenato–, “El mochuelo” –exitazo desde la década de los ochenta–, “El cordobés”, “Mercedes” y el magistral “Me rindo majestad”.

Fernando López, ex vicepresidente de Codiscos, resaltó que fue en esa empresa donde grabó dos discos de larga duración. “Un extraordinario compositor y dejó piezas como “El mochuelo” que siguen siendo escuchadas por miles de personas. Nuestras condolencias al folclor y a toda familia”, expresó el ejecutivo.

“El maestro Adolfo es una de las grandes figuras de la composición que ha tenido Colombia. Además, poseía algo muy particular y era su forma para explicar todo lo relacionado con la historia de la música y en especial de sus canciones. Deja una profunda huella entre los compositores y autores de nuestro país. Sayco expresa su pesar por su fallecimiento”, comentó César Ahumada, gerente de la entidad.

El maestro grabó hace un par de años varios videos cantando y explicando cómo había renacido su canción “Me rindo majestad”.

“Yo la compuse por allá en 1985, la grabó Beto Zabaleta, no tuvo suerte porque así son las canciones, pero resulta que el padre Linero analizó la grabación que hicimos en una presentación que hicimos con Emiliano Zuleta –a quien también le gusta el tema—y la comentó en uno de sus programas y se convirtió en hit”, dijo el maestro y luego comenzó a cantar: “Voy a vivir la vida de otra manera, voy a seguir quemándola de otro modo, para que cuando envejezca, antes que muera, no viva solo, no viva solo….Voy a dejar la vida de parrandero, ya disfruté los años de juventud, porque así recogido, soy más sincero, y más te quiero y me quieres tú”.

El Maestro Adolfo Pacheco Anillo con el escritor Gabriel García Márquez

El maestro nació en San Jacinto el 8 de agosto de 1940.

Desde muy niño con las influencias de su abuelo Laureano Antonio Pacheco, tocador de gaita y tambor, mostró sus dotes de compositor y el primer verso que hizo a los seis años, es un canto indio en ritmo de puya “Mazamorrita cruda”.

Adolfo estudió en el colegio Fernández Baena en Cartagena, adelantó un fugaz paso por Ingeniería Civil en Bogotá, se graduó como abogado en la Universidad de Cartagena y la Universidad Popular del Cesar le concedió la máxima distinción otorgándole el doctorado Honoris Causa.

Compositor de “La Hamaca Grande”, himno para San Jacinto Bolívar, también se convirtió en esa melodía que une a dos culturas y a dos regiones: La Vallenata y la Sabanera, logrando de esta manera un intercambio musical que ha enriquecido la música de nuestro país, donde la entonan en todos los rincones convirtiéndose en una obra insigne de la cultura y el arte colombiano.

La obra musical de Pacheco comprende más de 180 canciones grabadas, 60 de ellas han sido grandes éxitos en diferentes ritmos y géneros. Compuso vallenatos, cumbias, porros, chande y hasta boleros.

Adolfo Pacheco se hizo acreedor, para que La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en el año 2005 lo declarara “Compositor Vitalicio”; distinción que comparte con Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta y Calixto Ochoa, entre otros.

En las emisoras, por estos días, se oyen algunas de sus canciones, especialmente La hamaca grande, El viejo Miguel, El mochuelo, El cordobés, Mercedes y el magistral “Me rindo majestad”.

Se fue el maestro, pero más de un nostálgico cantará este 28 de enero: “Compadre Ramón, compadre Ramón, le hago la visita, pa’que me acepte la invitación, quiero con afecto, llevar al Valle cofres de plata, una bella serenata, con música de acordeón, una bella serenata, con música de acordeón, con notas y con folclor, de la tierra de la hamaca”.

Y unos más oirán una y otra vez “Me rindo majestad”, mientras lloran con su letra y su significado.

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