Por Gabriel Ortiz
El narcoterrorismo que sembró de matanzas y espanto a Colombia durante los años 80 y 90, ha regresado ahora bajo el mando de movimientos, grupos y líderes políticos, que envuelven el país con miedo, terror y pánico. Buscan así apoderarse del debate electoral del 2026.
El senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, recibió los primeros disparos de esta mafia, que lo tienen en cuidados intensivos.
El espanto de la violencia cobija a la dirigencia y a los candidatos de la oposición, porque están huérfanos de las seguridades que este gobierno está obligado a ofrecer y garantizar. A Miguel Uribe le negaron 20 solicitudes que hizo para mejorar su protección. Tuvo que ir a la Convención Bancaria de Cartagena, sin carro blindado ni escoltas suficientes.
Estamos asistiendo a intolerancia, exceso y desenfreno, producto de la ausencia de sentido común de quienes nos gobiernan. Han invadido el ambiente de odio, ofensas, intemperancia, rabia y sentido común.
Durante más de tres años hemos sido acicateados e incitados a la violencia, el odio, el fanatismo y la obstinación, por parte de quienes desde entonces manejan el Estado. Esos que aprovecharon la democracia, las libertades y los apoyos de un pueblo para alcanzar el poder. Se fueron por los excesos y los oprobios, buscando quedarse para siempre.
Las bodegas pagadas por el Estado, los medios oficiales, las tribunas públicas, los fondos provenientes de la corrupción, los contratos y demás artimañas, atizan el rencor, la rabia, antipatía y fobia contra quienes piensan diferente. Los calificativos que aplica Petro a quienes piensan diferente, solo invitan a la guerra: “fascistas, corruptos, orangutanes codiciosos, vampiros del pueblo, HP” y centenares de calificativos. A nuestras colegas, “muñecas de la mafia”, han acuñado para insultarlas y desprestigiarlas. Y qué decir de la amenaza a los congresistas, cuando el presidente les anuncia borrarlos del mapa. ¿Cómo?
Nada se diga del desconocimiento, odio, amenazas e improperios contra los poderes Legislativo y Judicial. Hurga códigos y financia asesores, para atacarlos. Utiliza el racismo para insultar a los magistrados.
Las alocuciones que llama presidenciales, las repleta de ataques a quienes cree opositores. Abusa de sus ministros y funcionarios y los obliga a firmar documentos, como el “paquetazo”, sin importarle que caigan en prevaricatos que pueden llevarlos a prisión.
Colombia avanza aceleradamente hacia el desastre, en medio de la violencia que arropa todo el territorio y una fuerza pública diezmada. Hay 24 y más asaltos de las guerrillas en un solo día y la juventud es utilizada para asesinatos y microtráfico.
Increíble que un gobernante utilice banderas rojas y negras y la espada de Bolívar para llamar a la guerra civil e intimidar al pueblo colombiano.
El fracaso de Petro, es total. Sus banderas y excesos del m19 son el rumbo que le trazó Chaves el venezolano. Esta violencia 2022-2026, es política. ¡Ojo Colombia!
BLANCO: Los alentadores resultados de la recuperación del Precandidato Miguel Uribe Turbay. Solidaridad con su hermanita Colola, Miguel, su padre y toda la familia.
NEGRO: Petro y sus amanuenses necesitan más dinero: por ello destruirán la economía colombiana saltándose, arbitrariamente la Regla Fiscal, que nos llevará a la ruina.
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