Categories: Lo NuevoPeriodismo

László Krasznahorkai: el arquitecto del desasosiego y de la trascendencia

Por Hernán Olano*

La prosa de László Krasznahorkai, reciente Premio Nobel de Literatura 2025, constituye una de las más singulares arquitecturas lingüísticas del siglo XXI. En Al norte la montaña, al sur el lago, al oeste el camino, al este el río, el escritor húngaro despliega una sinfonía verbal que desafía las fronteras entre la descripción y la meditación, entre el movimiento del pensamiento y la quietud del alma. Su escritura se asemeja más a una corriente espiritual que a un relato convencional: es una plegaria sostenida, una respiración profunda que busca reconciliar al hombre con la totalidad del mundo.

Esta obra breve en extensión pero infinita en densidad filosófica, es un viaje interior que se disfraza de itinerario físico: el nieto del príncipe Genji emprende una ascensión hacia un monasterio japonés, pero su travesía es, en realidad, la metáfora del tránsito hacia el vacío, hacia la desaparición del yo. Krasznahorkai convierte el movimiento del cuerpo en la alegoría de una purificación, y en ese trayecto el lenguaje se convierte en el auténtico protagonista.

Su estilo, de frases interminables y cadencia envolvente. Cada párrafo parece avanzar sin respiración, como si la puntuación misma fuera un obstáculo a la continuidad del pensamiento. Esa continuidad reproduce el fluir de la conciencia y el ritmo incesante del universo que describe. El lector no lee, se desliza; no observa, medita.

Krasznahorkai no narra: contempla. Los muros, los jardines, los árboles y los templos son descritos con una precisión casi litúrgica. Su mirada es la del monje y la del místico, la de quien sabe que el mundo no se comprende, sino que se contempla hasta disolverse en él. La piedra del jardín, el ciprés hinoki, el ginkgo milenario o el humo del incienso se convierten en vehículos de una reflexión sobre la impermanencia.

El escritor, heredero de la gran tradición centroeuropea —Kafka, Musil, Broch, Sebald—, ha alcanzado en esta obra una fusión entre oriente y occidente que rara vez se logra con autenticidad. Su Japón no es el de la postal, sino el de la mística. Cada descripción del monasterio o de sus jardines es al tiempo un tratado sobre el alma humana. El silencio, el viento, la piedra, el agua: todos son personajes que sustituyen la palabra.

La prosa de Krasznahorkai rehúye el artificio fácil y se erige en resistencia frente a la velocidad y la superficialidad de la cultura contemporánea. Leerlo exige, como en un rito, un despojamiento del yo lector; nos obliga a entrar en el texto como quien entra a un templo oriental, dejando los zapatos fuera.

La densidad visual de su lenguaje convierte cada escena en una pintura en movimiento. Podría decirse que Krasznahorkai escribe con la paciencia de un calígrafo zen y la minuciosidad de un arquitecto barroco. En Al norte la montaña… no hay adjetivo gratuito: cada palabra parece tallada en piedra. Las largas enumeraciones, los encadenamientos de imágenes, las repeticiones calculadas, conforman un tejido verbal que no busca el efecto retórico sino la meditación prolongada.

El nieto del príncipe Genji, figura que alude al clasicismo literario japonés, simboliza la nostalgia de un mundo sagrado en un universo profano. Su recorrido hacia el monasterio —y su muerte silenciosa al final, paralela a la del perro herido que alcanza el ginkgo— son emblemas de la decadencia y del anhelo de redención.

Krasznahorkai logra que la naturaleza adquiera un estatuto ontológico: Los árboles “respiran”, el viento “piensa”, las piedras “guardan memoria”. Su estilo, de una lentitud majestuosa, restituye al lector moderno la posibilidad de contemplar; así, su obra es un llamado a la quietud.

El escritor se comporta como un monje del lenguaje: pule, repite, medita. Por ello su prosa es también un espacio de silencio. Entre palabra y palabra, el lector percibe la respiración del vacío.

Desde una perspectiva filológica y académica, Al norte la montaña… ofrece una lección de universalidad lingüística. Traducido por Adán Kovacsics con admirable fidelidad, el texto conserva la musicalidad original del húngaro, esa lengua que permite dilatar el pensamiento como una corriente ininterrumpida. El castellano, en manos del traductor, mantiene la tensión entre la claridad de la sintaxis y el misterio de la imagen.

Krasznahorkai escribe como quien medita sobre el tiempo. En un mundo saturado de ruido, su literatura nos devuelve el oído interior. Sus temas —la soledad, la espera, la destrucción, la fe— son universales, pero tratados con una gravedad que remite a las Escrituras y a los grandes textos de la mística. Su Japón es un espejo del alma occidental perdida, y su protagonista, un símbolo del ser contemporáneo que, en medio de la ruina, busca todavía la belleza y la iluminación.

Si en Satantango y Melancolía de la resistencia Krasznahorkai retrató el caos del mundo poscomunista, en Al norte la montaña… se adentra en el caos interior y en la posibilidad de la redención estética. Su obra completa constituye una meditación sobre el fin de la historia y sobre el lenguaje como único refugio ante la descomposición del sentido.

László Krasznahorkai es, sin duda, uno de los últimos escritores metafísicos de nuestra era. En su prosa resuenan ecos de Dante y de Proust, de Lao Tsé y de San Juan de la Cruz. Su literatura es la tentativa de restituir el orden perdido, de hallar en el laberinto de las palabras la salida hacia lo absoluto.

En Al norte la montaña, al sur el lago, al oeste el camino, al este el río, cada dirección del título es una coordenada simbólica: el norte remite a la elevación espiritual; el sur, al espejo del alma; el oeste, al tránsito hacia la muerte; el este, al renacimiento. En ese cruce de caminos, el escritor nos invita a mirar más allá del relato y a escuchar, en el murmullo de las páginas, la respiración del mundo.

* Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua; Miembro de Número de la Academia Colombiana de la Lengua; Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Panameña de la Lengua.

También puede leer:

admin

Share
Published by
admin

Recent Posts

Paz, Medio Oriente, Israel, Gaza, Oro, Venezuela, Atentado y Selección en titulares del 14 de octubre

*El Mundo* * Trump encabezó la firma del acuerdo con Egipto, Qatar y Turquía para…

3 horas ago

Más allá de la destrucción creativa: reflexiones sobre el Nobel 2025

Por Iván Darío Hernández Umaña, Académico de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas…

10 horas ago

La India Catalina se enriqueció con la fundación de Cartagena

Por Gilberto Castillo - miembro Academia de Historia de Bogotá. Definitivamente la India Catalina, la…

13 horas ago

En la era de la inteligencia artificial, la revolución más estratégica es la humana

En un momento histórico donde la inteligencia artificial avanza a ritmos inhumanos y redefine la…

17 horas ago

Innovar desde el bienestar: el secreto de los hogares que valen 40% más que el promedio

Apostarle a la salud y al bienestar desde el diseño del hogar dejó de ser…

21 horas ago

Babel refuerza su presencia en Colombia con la adquisición de Meraki

Bebel, multinacional tecnológica de origen español especializada en soluciones de transformación digital, anuncia la adquisición de…

21 horas ago