Por Guillermo A. Romero

Nadie toca el acordeón como él. Alfredo Gutiérrez, uno de los grandes virtuosos de la ejecución, lo sostiene: “Aníbal es el mejor”. Aunque en Valledupar nunca le dieron oportunidad ni reconocimiento, el barranquillero, si lo hubieran dejado, les habría ganado a todos.

“Nadie le saca tantos sonidos a un acordeón como él”, lo sentencia Alfredo Gutiérrez, considerado como un verdadero maestro en la ejecución de ese instrumento.

Antes de comenzar el Primer Festival Vallenato, en abril de 1968, Aníbal  ya recorría como el guerrero cartaginés los pueblos, tocando música costeña con acordeón: cumbias, porros, paseos, merengues, charangas y se inventó la charanga.

En diciembre es el rey en la costa Atlántica. En las casas las familias sacan sus equipos y ponen la canción de Néstor Jesús Zavarce Sierralta, “Cinco pa´ las doce”. “Me perdonan que me vaya de la fiesta, pero hay algo que jamás podré olvidar, una linda viejecita que me espera, en las noches de una eterna Navidad. Faltan cinco pa´ las doce, el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá”.

Y es que a este prodigio le reconocen como “El rey de la guaracha”, “El bárbaro del acordeón”, “Sensación” Velásquez y “El papá de los pollitos”.

Orlando Ríos Torres, promotor y director de la emisora “La Tropical de Colombia” cuenta que cada año, “los organizadores del Carnaval de Barranquilla traen a los mismos artistas: El Gran Combo, Bonny Cepeda, Richie Ray y Bobby Cruz y a unos cuantos reguetoneros de moda, pero la gente se goza y disfruta a Aníbal Velásquez en la caseta donde se presenta. Es el verdadero ídolo”.

Quizá una de sus primeras guarachas fue “Óyeme Cachita” de Rafael Hernández Marín. “Óyeme cachita, tengo una rumbita, pá que tú la bailes como bailo yo, muchacha bonita, mi linda cachita, la rumba caliente es mejor que el fox. Mira que se rompen ya de duro las maracas y el de los timbales, ya se quiere alborotar. Se divierte así el francés y también el alemán y se alegra el irlandés y hasta el musulmán.Y si baila un inglés, se le mete el alboroto y es pa´ que se vuelve loco hasta un japonés. Cachita está alborotá; ahora baila el cha cha chá. El sueño de la cachita es bailar…”

Sus fanáticos le siguen en sus bailes. Cada año se presenta desde Caracas –donde vivió 18 años—hasta en cada uno de los municipios del Caribe. Lo ven moverse, cantar, tocar magistralmente el acordeón y le calculan más años de los que tiene.

Se viste siempre con camisas multicolores, una cadena dorada de casi un cuarto de libra en el pecho, un sombrero texano y su anillo grandote.

Alfredo Gutiérrez dice que cuando comenzó él a cantar, ya Aníbal llevaba un gran recorrido. Dolcey Gutiérrez, lo reconoce como un verdadero maestro, Lisandro Meza, como “el único de ha hecho gozar a sus fanáticos durante tanto tiempo”. Lo cierto es que Aníbal Velásquez Hurtado nació el 3 de junio de 1936.

Un concierto de Aníbal conlleva más de 50 verdaderos éxitos y éxitos con ventas de más de un millón de copias y ser cantados y gozados por cada uno de los asistentes.

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En sus comienzos hizo parte de Los Vallenatos del Magdalena con Carlos y Roberto Román, los mismos del hit “Very Very Well”, pero después armó su grupo con sus hermanos Juan y José.

Se acerca el Carnaval de Barranquilla  y por eso en estas fiestas previas se escuchan sus canciones como Mejor para ti,Dominiquenique nique, El turco perro, Sal y agua, La Bomba, La brujita, El ají picante, Caracoles de Colores, Un poquito de cariño, Alicia la flaca, Guaracha en España, El Perro de Juana, Yiyo, Piano y Timba, Remolinos, Loco, loco corazón, Cumbia Bogotana y La cachiporra.

Si bien Barranquilla le ha hecho algunos reconocimientos, Sonolux le grabó hace unos 20 años algunos éxitos, lo cierto es que Colombia le debe un gran homenaje nacional. Ojalá los canales nacionales mostraran su talento y recuperaran algo de la sintonía que han perdido.

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