El cansancio emocional surge cuando no sentimos la capacidad suficiente para afrontar el día a día a nivel psicológico. Las experiencias y percepciones personales, así como por el contexto social, económico y legislativo, están produciendo una sensación de agotamiento que muchos expertos definen como «fatiga pandémica».

Esta sobrecarga de las emociones suele producirse cuando hay cambios vitales importantes, problemas sin resolver o situaciones en las que nos vemos abrumados. La situación actual, en la que es difícil ver metas y finales, es un caldo de cultivo para un bajo estado de ánimo continuado.

Muchas personas lo sufren y padecen. Más preocupante resulta en los casos de aquellos que tienen a su cargo hijos pequeños o, incluso, personas mayores como abuelos o suegros a los que atender por no poder valerse por sí mismos. En cualquiera de los casos, los expertos ofrecen una serie de consejos para mejorar la situación y poder hacerla frente.

Pero, lo primero de todo es saber cómo detectar el agotamiento emocional. Desde esta organización apuntan que hay que percatarse de ciertas señales como son la falta de energía, irritabilidad, falta de motivación o dificultad para concentrarse. Esto tiene consecuencias como los problemas de sueño, trastornos de hambre, etc. Para descartar dudas, es aconsejable hacerse una análisis  de sangre para descartar otras posibles alteraciones en nuestro cuerpo.

Con objeto de combatir el cansancio mental recomiendan:

Practica técnicas de relajación

Busca momentos en los que puedas relajarte. Es importante visibilizar tus problemas, pero intenta no dedicar más de 15 minutos a quejas. En cambio, dedica 30 minutos para tensar y destensar músculos y mezclar ejercicios de respiración y de imaginación. Existen varias técnicas para reducir la activación fisiológica:

Técnica de relajación muscular progresiva.

Técnica de cambio de foco o de la imaginación.

Técnica de relajación mediante la respiración.

El entrenamiento en relajación.

Muévete y marca tus límites y responsabilidades

La actividad física es fundamental para salir del aislamiento. Aunque es muy recomendable, no es imprescindible practicar un deporte si no lo has hecho desde hace tiempo. Tan solo basta con salir a caminar. Observar el espacio que te rodea y valorar las cosas que observas (los árboles, el cielo, los animales…). A través de la psicología positiva podrás ampliar el campo visual y generar un pensamiento más flexible y creativo.

Además del ejercicio, la alimentación equilibrada y la rutina de sueño nos ayudarán a mantener el estilo de vida saludable. A la hora de planificar tu alimentación, piensa en términos semanales y no en términos diarios; no intentes hacerlo perfecto, establece metas realistas y si no puedes realizar cinco comidas diarias, realiza al menos tres, intentando quitar ingredientes al plato, pero comiendo de todo. Estas son algunas recomendaciones de la Sociedad para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.

Practica la dieta informativa y haz una lista de prioridades

Las noticias sensacionalistas y el exceso de información a través de todos los canales que, en algunos casos, llegan a ser fake news, no ayudan a desconectar. No solo te pasa a ti. Cada vez más gente empieza a estar harta de las noticias negativas. Y también tiene un nombre: infoxicación.

Por eso, es importante que selecciones muy bien las fuentes en las que te informas (medios de comunicación) y los canales (Twitter, WhatsApp…). Intenta reducir aquellas noticias que te afecten más. De la misma manera, para temas personales o laborales, huye de la rumorología, las informaciones no contrastadas y sé sincero con los demás si no te interesa que te hablen de algún tema. Incluye la comunicación (qué comunicas, cómo comunicas) y cómo quieres que se comuniquen contigo en tu lista de prioridades.

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