En los años 60, comenzar una empresa en Barrancabermeja, un municipio santandereano ubicado en el Magdalena Medio era toda una odisea. Poner en perspectiva el escenario: un “pueblo” que había crecido demasiado rápido y la población era 90 % hombres que habían llegado buscando la riqueza del “oro negro”… y todo lo que generaba alrededor, incluyendo los proyectos con la Empresa Colombiana de Petróleos que hizo la reversión de la Concesión Mares de la Tropical Oil Company en agosto de 1951.

Carlos Humberto Ochoa Gómez oriundo de Zapatoca llegó muy joven con “pantalones cortos” como él decía cuándo contaba sus comienzos y conoció a Cándida Rueda Plata de la provincia de Guanentá, con quien contrajo matrimonio en agosto de 1952. Pretender abrir un negocio decente para recibir familias y huéspedes que quisieran descansar dentro de un ambiente limpio y cómodo, un restaurante en la Terraza que ofreciera la mejor comida de la ciudad floreciente con servicio de calidad era una utopía. Aun así abrieron el San Carlos en 1967 y los comienzos del Hotel fueron bien difíciles y varias veces pensaron en que no lo iban a lograr, pero la constancia que tuvieron era producto de un trabajo en equipo y una convicción inquebrantable.

La tierra donde nació la “Pollera Colorá”, considerada la cumbia más emblemática del país y para algunos, especialmente los colombianos residentes en el exterior, oficialmente un himno propio del país, con versos alegóricos escritos por Wilson Choperena sobre la música del clarinetista Juan Bautista Madera en el bar Hawái a unas cuadras del muelle principal sobre el “Río Grande de la Magdalena”, como lo llamó el conquistador González Jiménez de Quesada quien fundó el municipio. Esta canción grabada inicialmente en Radio Pipatón una emisora local, se presentó y se convirtió en un éxito en las Fiestas Nacional del Petróleo a comienzos de los años 60. Desde entonces,  La Pollera Colorá y las Fiestas del Petróleo marcaron una época de carnaval y mucha alegría en toda la ciudad y de celebraciones en el Club Infantas, el Club Miramar y el Club San Silvestre al borde de la ciénaga como también el Club de Mares y el Club Internacional en el corregimiento de El Centro.

La ciudad del “Oro Negro” era la urbe más grande en el territorio del Magdalena Medio y el foco de comercio de la región donde se tenía mucha relación comercial con los departamentos de Antioquia, Bolívar, Cesar, Magdalena y Atlántico. El puerto petrolero era famoso y aunque no era la capital del departamento de Santander. Dista 114 Km de Bucaramanga hacia el este y más de 500 km de Bogotá, la capital de Colombia. Muchísimas compañías extranjeras y nacionales, del departamento de Santander, una relación directa con Medellín y otros municipios de Antioquia y de la costa Atlántica,  abrieron sus negocios y formaron sus familias en este puerto sobre el rio.

Don Carlos y Cándida fueron unos visionarios que creyeron ciegamente en la necesidad de que el San Carlos era el hotel que debía tener una ciudad vital y con mucho futuro como lo era La Tora, su nombre indígena para los Yariguíes, aborígenes que habitaban en la parte occidental del departamento de Santander.

Seguía siendo la época de oro de la navegación sobre el río Magdalena, con sus puertos y los muelles principal y del Caño Cardales. Era el eje central que atravesaba el país. Desde el interior del país venían visitantes y mercancía cerca a Bogotá desde Honda, La Dorada y Puerto Salgar, Puerto Berrío entre muchos. Movía y unía todas las regiones a medida que corría 635 kilómetros hasta Barranquilla pasando por Puerto Wilches, Gamarra, el Banco, Magangué y muchos otros municipios y caseríos.

La época de la ampliación de la Unidad de Balance, para la sede de la refinería de petróleo más grande del país y de la capital de la Provincia de Yariguíes, fue un boom que permitió a la región crecer en todos los aspectos y puso a prueba la infraestructura del municipio. Desde siempre, la fluviabilidad del Río Magdalena ha permitido la comunicación y la forma de llevar progreso a diferentes zonas del borde ribereño y sigue siendo la columna vertebral de la región.

Doña Cándida con su energía, su visión clara de la hotelería, orientada cien por ciento al servicio al asiduo visitante y su restaurante donde se vislumbra el río y las luces imponentes de la refinería se convirtió en un ícono de la ciudad pujante. Al San Carlos han llegado orquestas como Lucho Bermúdez, Los Melódicos, Fruco y sus Tesos, El Binomio de Oro. Estrellas como Noel Petro, Alfredo Gutiérrez, Wilfrido Vargas, Iván Villazón, Silvestre Dangong, Peter Manjarres, Diomedes Díaz, Jorgito Celedón, Totó La Momposina, entre incontables artistas de la farándula como Pacheco, El Gordo Benjumea, Chepe Fortuna, Ana Karina Soto e ídolos que estaban seguros que en el San Carlos tendrían la privacidad y la tranquilidad que necesitaban antes y después del evento al que venían a presentarse a clubes sociales para los empleados que trabajaban en la refinería del petróleo y a los sitios públicos.

Fueron recibidos candidatos a presidente de la república como Misael Pastrana Borrero, Alfonso López Michelsen, Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur, Virgilio Barco, Luis Carlos Galán, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano, Horacio Serpa, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez y muchos más políticos de todos los grupos.

La población se enloquecía con la llegada de sus ídolos deportivos como Willington Ortiz, Alexis García, Alberto Gamero, como los equipos como Santa fe, Millonarios, Junior, entre otros, que jugaban al rayo del sol a más de 40 grados centígrados como también la Vuelta a Colombia con ciclistas como Cochise Rodríguez, Alfonso Flórez, Lucho Herrera, entre otros.

A Doña Cándida no le gusta que le hagan homenajes y le han otorgado muchas menciones de diferentes entidades como el Club de Leones como socia fundadora del Club Monarca donde gestaron el asilo para ancianos San Rafael como también otras menciones de manos de alcaldes y gobernadores, en el 2010 recibió las llaves de la ciudad de Barrancabermeja.

Los genes no se niegan, se heredan, la constancia y la perseverancia de su abuela están presentes en su nieto JC González, actor y compositor colombiano residente en Los Ángeles, California. Juan Camilo (JC) la visitó después de su grado de secundaria en Houston, Texas y le dijo públicamente “Abuela, te amo” algo que a las matronas santandereanas no es permitido: expresar sus sentimientos. JC tiene la misma energía de su abuela y esa convicción de que trabajando en lo que cree llegará a alcanzar sus metas y los sueños dependen de trabajar con pasión para lograrlos.

Posteriormente don Carlos falleció producto de una larga enfermedad; a los 3 días doña Cándida ya estaba trabajando y luchando por lo que los dos habían creado, eso muestra su templanza. En la actualidad, doña Cándida ya está próxima a los 90 años y sigue al frente del cañón junto con sus hijos y después de más de 50 años de funcionamiento ininterrumpido el San Carlos sigue siendo el hotel con los valores con los que fue creado por sus fundadores. Es un patrimonio de la ciudad petrolera de Colombia y así será por muchos años más….

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