Luego del rezo del Ángelus desde su balcón en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco les recordó a los asistentes y a los millares de seguidores en el mundo que pidió la intercesión de la Virgen María para que termine la guerra en Ucrania.

“El próximo jueves celebraremos la solemnidad de la Inmaculada. A su intercesión confiamos nuestra oración por la paz, especialmente por el atormentado pueblo ucraniano”

Al final de los saludos que siguen a la oración del Ángelus, el Papa recordó la solemnidad de la Inmaculada Concepción que la Iglesia celebra el 8 de diciembre. “A María, Reina de la Paz, pide que interceda para que termine la guerra en Ucrania.

Mientras tanto, los combates continúan en el país. En el Donbass resulta un ataque masivo por parte de los rusos, algunas infraestructuras civiles en las regiones de Kharkiv, Kramatorsk y Donetsk  han sido también afectadas, según informan los medios ucranianos. En Kiev hay un apagón de emergencia, las temperaturas han bajado a menos de cinco grados.

Asomado desde la ventana del Palacio Apostólico, ante una plaza animada por la presencia de fieles de todo el mundo, el Papa se dirigió a los peregrinos polacos.

“Deseo agradecer a quienes apoyan la Jornada de Oración y recaudación de fondos para la Iglesia en Europa del Este”.

La iniciativa suele coincidir con el segundo domingo de Adviento y fue establecida por los obispos polacos en 1989. Este año está especialmente dedicado a Ucrania. En una carta dirigida a la Conferencia Episcopal de Polonia, los obispos del país del Este expresan su gratitud «por el amor fraternal demostrado durante más de 30 años a la Iglesia ucraniana» y por los numerosos gestos de solidaridad desde el comienzo de la guerra. Gestos, escriben, que son expresión de una fe viva. Los obispos ucranianos afirman que están en el umbral de una catástrofe humanitaria también por la falta de electricidad y que se vive con ansiedad, miedo y preocupación por la llegada del invierno. «Hoy en día», se lee en la carta, «la guerra no es sólo en el frente, donde hay combates que provocan muertos y heridos entre los soldados y los civiles, sino que también es la parálisis de la vida cotidiana».

En sus saludos, el Papa Francisco se dirigió  también a los peregrinos españoles de Madrid, Salamanca, Bolaños de Calatrava y La Solana, a los miembros de la Acción Católica de Aversa que habían acudido a la plaza de San Pedro con monseñor Angelo Spinillo, así como a los fieles de Palermo, Sutrio y Saronno, a los niños de confirmación de Pattada -diócesis de Ozieri- y a los de la parroquia de Sant’Enrico de Roma. Al final, como de costumbre, el Papa pidió que rezaran por él.

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