Por Claudio Ochoa

Con el anuncio del ministro del ramo, Wilson Ruiz Orejuela, de un primer desembolso por US $ 100 millones destinados, ojalá, a la digitalización en forma de nuestra justicia y un tibio avance en el elemento humano, es renovada una vieja aspiración, que por seguir desatendida continúa aportando a la impunidad, atropello y corruptela en el país.

Qué feliz estaría el abogado Bernardo Morales Casas con esta buena nueva, pero desafortunadamente falleció en 2015. Finalizando la década de los años setenta, siendo juez 27 Civil Municipal de Bogotá, Bernardo Morales elaboró un “software”, y apoyado en un pequeño televisor que le sirvió de pantalla, acabó de un golpe con el mantecoso libro “Diario” que en cada juzgado llevaba la relación de casos entrados y salidos del despacho, tradicionalmente consultado de manera persistente por los litigantes, allá en un viejo edificio en la carrera 13 con calle 15.

El abogado Bernardo Morales Casas

Morales Casas, quien vivió por y para bien de la judicatura, también incluyó en su creación una síntesis de cada providencia, haciendo así más ágiles y menos engorrosos los procesos. La Cámara de Comercio de Bogotá comenzó a apoyar su iniciativa, suministrándole equipamiento electrónico y algún apoyo humano, lo cual le permitió esquematizar, tener formatos con datos comunes a todos los casos, agilizando así la redacción de las providencias. Este sistema lo implantó también por donde quiera ejerció su actividad, ya como juez Segundo Civil del Circuito de Facatativá, ya como juez 23 Civil del Circuito de Bogotá e inclusive como magistrado en la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá. En ello contó con el apoyo del Consejo Superior de la Judicatura (en su buena época), para aplicar la sistematización en más y más juzgados, y tener al jurista como su asesor en la materia.

Con la aprobación, la semana anterior, de la reforma a la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, renueva la esperanza en su transformación digital, que por fin ojalá sea ORGANIZADA, ORDENADA, PULCRA y que de una vez y para siempre tome forma el expediente digital planteado por el juez Bernardo Morales Casas, ya hace casi 40 años y ahora impulsado por el ministro Wilson Ruiz Orejuela y el Congreso Nacional.

En este aspecto de la Justicia nos encontramos décadas atrás frente a muchísimos países industrializados y tercermundistas, situación empeorada con la pandemia, que retrasó aún más el cumplimiento de metas y agravó la congestión judicial. Millones de dólares invertidos en esto de sistematización que hasta ahora no han dado los frutos necesarios. Incluido el apoyo brindado a la digitalización con la expedición de la Ley 1437 de 2011, por la cual se expidió el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo.

El ministro de la Justicia y el Derecho.

Justo es establecer en dónde ha estado la falla: si no ha sido suficiente el dinero aplicado a la debida sistematización, si los equipos no han sido los adecuados, si ha faltado una acertada capacitación en favor de quienes coordinan la puesta en marcha de estos sistemas, si ha estado ausente  una macro coordinación aplicada a toda la rama judicial, si la falla ha estado en magistrados, jueces y demás funcionarios, si tiene qué ver con el desbordado incremento en el delito y particularmente la corrupción dentro del poder judicial, o si todos estos factores tienen qué ver en diversidad de grados.

Coincidimos con el juez Bernardo Morales Casas, cuando visualizó tempranamente los beneficios de la sistematización en la Justicia. Este apoyo era y es una garantía de agilización, que permite seguridad a las partes y confianza en los jueces; en muchos casos lleva a que en lo económico avancen los negocios; evita desperdicio de tiempo y de dinero; aleja en parte los vencimientos de términos; contribuye a que en las cárceles no permanezcan personas sin ser debida y prontamente juzgadas; lleva también a que merme la impunidad y que, por ende, con este mal ejemplo crezca la propensión al delito; contribuye a una mejor capacitación en la rama judicial y otros beneficios, y mucho más.

Que por fin confiemos en la mejora sobre nuestra Justicia, que avance desde los altísimos tribunales, hasta con los nuevos jueces itinerantes. Ojalá al ministro Ruiz Orejuela le alcance el tiempo para avanzar en este sueño, pues capacidades y buena voluntad le sobran. Que la Rama Judicial le de todo el apoyo, especialmente en mayor número de jueces, mejorando su eficiencia, eficacia y pulcritud. En fin, que el país tome en serio lo visualizado por el juez Morales Casas, hace ya unos 40 años.

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