La mayor ventaja de cantar en la ducha es que sonamos como auténticas estrellas del rock… incluso parece que sabemos lo que hacemos

Según un estudio publicado en la revista Frontiers of Neuroscience, cantar ayuda a bajar los niveles de cortisol, que es la hormona responsable del estrés; y se generan endorfinas, lo que ayuda a levantar el ánimo. El vapor de agua y el aire caliente de la ducha hidratan las cuerdas vocales, fortalecen los músculos intercostales y activan los abdominales y la circulación sanguínea. Mientras cantamos, el ritmo cardíaco se normaliza y nos relajamos. Al fin y al cabo, cantar es algo así como un ejercicio de respiración. Pero, la mayor ventaja de cantar en la ducha es -sin lugar a dudas- que sonamos como auténticas estrellas del rock.

Baño en el Hotel del Faro, en Galicia…Ideal para cantar a todo pulmón.

¿Por qué sonamos mejor en la ducha?

El secreto está en la construcción. La mayoría de las duchas -además de ser bastante pequeñas- están fabricadas con azulejos lisos de cerámica, que casi no absorben el sonido y que hacen que las ondas de sonido reboten muy rápidamente; haciendo que haya más ondas sonoras llegando a nuestro oído y -por lo tanto- haciendo que escuchemos nuestra voz con más potencia y volumen de lo normal.

Pero, además de aumentar la intensidad de nuestra voz, todas estas ondas de sonido rebotando al unísono en las paredes de la ducha, también generan un efecto conocido como reverberación; que es un eco tan rápido que en vez de hacerte oír la misma palabra dos veces, da la sensación de que los sonidos se alargan un poco y se estabilicen las notas más temblorosas. Lo que embellece enormemente la voz, porque al decodificarlo, al cerebro le causa la sensación de que afinamos.

Otra consecuencia del escaso tamaño de la ducha, es que hay ciertas notas -sobre todo las notas graves bajas- que se amplifican y dan un tono más grave. Por ese motivo, los resultados de cantar en la ducha son mucho más agradecidos con la voz de los varones.

¿Por qué sonamos peor en el karaoke?

Si sonásemos tan bien en el Karaoke como en la ducha, conseguiríamos arrancar los aplausos del público… seguro. Tristemente, esto no es así. Para la gran mayoría de los mortales, cantar en el karaoke es una experiencia divertida… pero ridícula. Y a diferencia de lo que la gente suele pensar, no es consecuencia únicamente de que no tengamos ningún talento y ningún entrenamiento vocal. En realidad, el micrófono de los karaokes tiende a resaltar los defectos sonoros de la voz.

Tal y como explica el realizador sonoro y compositor, Gerardo Alderete, en una entrevista para el periódico argentino La Gaceta, “Nuestra cara y tórax tienen resonadores especiales que se complementan con la emisión de la voz que sale de nuestras cuerdas vocales; es decir, la caja torácica y la cara son esenciales para el sonido. Un micrófono sólo capta una parte de esa resonancia y sin la reverberancia del recinto, por lo tanto nos escuchamos muy distinto y no nos reconocemos al hablar”, explicaba Alderete. Por estos motivos, es necesario estar entrenados para cantar con un micrófono.

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